Es el momento, Pablo. Para esto llevas tanto tiempo en la sombra, en retaguardia, divirtiéndote mientras creabas toda esa estructura de poder. Tu medio de comunicación para resistir, tu excéntrica taberna para llamar la atención, para ocupar tu tiempo mientras imaginabas cómo sería tu venganza. Sabías que ahora no podrías prometer asaltar ningún cielo, que, llegado el momento, tocaría hacer una emboscada en el averno, en el barrizal de esa izquierda Frankenstein que ayudasteis a levantar. Y es ahora, bien lo sabes, la tienes botando, el tablero donde querías, la pelota en la línea de gol, esperando a que la empujes.
España se ha convertido en una serie chusca, en un La Que se Avecina evolucionado, que haría gracia si no fuera porque lo surreal, lo criminal y lo ridículo comanda nuestro presente. Todo ha degenerado desde que te marchaste tú, faro moral de la izquierda rebelde e intelectual, la gourmet, la vanguardista, de libro y totebag, de polo trendy y sarcillito en la oreja. Se quedaron atrás los tiempos de House of Cards, del Ala Oeste, de Juego de Tronos, de Borgen, The Wire y Baron Noir. Pero yo sé que vienes de vuelta con tus análisis sesudos, con tus épicas marxistas, con tu visión espacial y tu olfato. Porque sí, eres de los que mejor analiza las situaciones. Un gran estratega cuando tienes poco capital y foco encima, cuando no es el ego que te mató el que te dirige. Trabajas mejor en la escasez, en la sorpresa, yendo de tapado.
Y sé que llevas tiempo soñando con este contexto, aguardando a que las piezas se encajasen para dar la orden desde la esquina, que es el momento de dejar caer a este gobierno. Como todos los buenos, has sabido vivir el corto plazo pensando en el largo, has invocado el horizonte que ahora se presenta ante ti. Te has recompuesto, has ordenado tus cuarteles de invierno y has completado la primera parte de tu venganza. Ahora lo sabemos, Errejón solo era el aperitivo. Dijeron que tu juguete morado se moría, que el rosa cursi lo había dejado sin respiración, pero resististe. Hiciste tus cálculos, marcaste la postura e impusiste la paciencia.
Tenías claro que había un hueco, que Sánchez les chuparía el alma a sus socios, dejándolos morir a su merced. Por eso optaste por desmarcarte, por estar sin estar, por adoptar la postura de mosca cojonera. Yolanda cayó en el poder embaucador de Pedro. Ahora no solo ese espacio a la izquierda del PSOE está listo, sino que el propio presidente ha aceptado tus tesis: cloacas, lawfare y demás jerga que tú introdujiste con ínfulas de visionario académico.
Solo necesitabas esperar al momento idóneo, para dar la señal, para hacer valer esos cuatro diputados de los que todos se cachondeaban. Ha llegado. Está el clima propicio. Te asalta la nostalgia. Ha estallado la más flagrante y obscena corrupción: mordidas, prostitutas, empresarios, ministros ladrones, audios vergonzosos, traiciones. Está todo listo para tu épica. Ya lo dijo tu admirado Omar: «Vosotros tenéis el maletín, yo tengo la escopeta». El juego es el juego.
Hay quien cree que el 15-M se fraguó con el PP, pero fue en los estertores de Zapatero. Y sí, ya se os escucha hablar de la Puerta del Sol, de refundar valores, de levantar la bandera contra el sistema, aunque sabes que te dirán —y con razón— que estuvisteis en el Gobierno y no hicisteis nada. No tienes claro si podrás capitalizar el descontento, pero sí sabes que alguien lo hará. Y hay que intentarlo. Es la oportunidad de oro. O puerta grande o puerta de la enfermería.
Es arriesgado, muchos no te ven capaz, y dicen que vas de farol. Creen que te frenarán con el argumento de que es preferible la corrupción socialista a que gobierne la turboultraderecha. Tú te ríes. Inventaste ese juego. Lo que no saben es que ya estás en otra pantalla, invocando a Anguita y su célebre tesis: “mejor votar a un ultraderechista honrado que a un progresista chorizo”. Sánchez está amortizado. Sumar está en tierra de nadie. IU no reacciona.
Ahora viene la segunda parte de tu venganza. La culminación de tu obra. Estás nervioso, conocedor de que esto necesita precisión quirúrgica y pedagogía. Pero te ves capaz. Ferviente devoto del quien no arriesga no gana. Estás dudando si esperar al siguiente informe. Pero cuando llegue el momento, chas, pondrás los cuatro votos en una moción de censura. Y lo harás por la supervivencia de la izquierda. Quieres en tu pared la cabeza de Sánchez y Yolanda. Quieres acampar en el erial quemado por el sanchismo. Sabes que no habrá mejor momento para tu resurrección que un gobierno de derechas al que atacar cada día. El PSOE moribundo, y tú, cumpliendo el sueño de haber sobrevivido a todos.
Vamos, Pablo, a por la emboscada en el averno.
PD: Pablo, tú y yo sabemos que todo es un negocio. Y que en este te va el que Podemos lidere la oposición.