La Flotilla Sumud, conocida también como Flotilla de la Libertad, ha vuelto a zarpar con un objetivo claro: abrir un corredor humanitario hacia Gaza y denunciar la crisis que se vive en la región.
Veinte barcos y más de 500 tripulantes participan en esta expedición internacional, entre ellos activistas de renombre como Greta Thunberg o Ada Colau. Pero el nombre que más atención ha despertado en España es el de Ana Alcalde. Una granadina que se ha convertido en protagonista inesperada de esta misión.
¿Quién es Ana Alcalde?
La historia de Ana Alcalde no es la de una activista cualquiera. Trabajadora social en el Hospital Clínico Universitario San Cecilio de Granada, madre de seis hijos y con una vida marcada por la militancia, se convirtió al islam en 2002, adoptando el nombre de Hanan.
En entrevistas previas, ha relatado cómo su conversión transformó radicalmente su vida personal y laboral, pasando de la integración plena a situaciones de discriminación que le hicieron abrazar un feminismo interseccional.
Su trayectoria académica incluye estudios en la Universidad Complutense de Madrid y un máster en Exclusión Social. Así como postgrados en inmigración y políticas de igualdad. Esa combinación de experiencia vital y formación explica por qué Ana Alcalde es hoy una de las voces más visibles dentro de la Flotilla Sumud.
Ana Alcalde y la Flotilla Sumud: un papel clave
En la expedición, cada participante cumple una función concreta. En el caso de Ana Alcalde, su misión es generar contenido en redes sociales y combatir la desinformación.
Según explicó en declaraciones a 20minutos, los organizadores creen fundamental dar visibilidad a lo que ocurre en el viaje, porque en demasiadas ocasiones los medios ignoran o silencian el trabajo de la Flotilla Sumud.
La española ha relatado además las condiciones precarias a bordo: apenas dos o tres litros de agua al día por persona, ausencia de duchas y aseo improvisado en alta mar.
Un sacrificio que, según ella, vale la pena porque el verdadero objetivo es visibilizar el sufrimiento de Gaza y recordar que, en sus palabras, “miles de niños están muriendo por hambruna severa y ataques constantes”.
De la militancia local al activismo global
Antes de enrolarse en la Flotilla Sumud, Ana Alcalde ya era conocida en círculos sociales y políticos. Durante su juventud en Madrid, participó en movimientos de base y llegó a integrarse en las Juventudes Comunistas.
Su primera manifestación fue precisamente en defensa de Palestina. Un tema que entonces apenas conocía y que, con el tiempo, se convirtió en eje central de su activismo.
En 2023, recibió el Premio Lince en la categoría Antirracista Sin Peros, donde narró cómo ponerse el velo cambió su vida. “Pasé de ser privilegiada a vivir discriminaciones constantes”, confesó en aquel discurso.
Una experiencia que, asegura, la llevó a abrazar con fuerza la lucha contra el racismo y el feminismo interseccional.
Un fenómeno viral en las redes sociales
Más allá de la Flotilla Sumud, Ana Alcalde se ha hecho viral gracias a TikTok. Durante la pandemia, abrió la cuenta @familiabdelkader junto a sus hijos.
Con vídeos sencillos de la vida diaria, alcanzaron gran popularidad y superaron el millón de seguidores. Aunque parte de su familia se retiró de la exposición pública, Ana y uno de sus hijos, Ibra, continuaron generando contenido, este último persiguiendo su sueño de ser cantante.
En la actualidad, Ana Alcalde combina su vida familiar con su activismo digital y ahora con su papel en la Flotilla Sumud, convirtiéndose en una referencia tanto en redes como en los medios.
La popularidad de Ana Alcalde también la ha colocado en el centro de polémicas. Un vídeo en el que aparecía bailando fue utilizado en redes sociales para acusar a los activistas de estar de fiesta en Ibiza.
“Flotilla”:
Por este vídeo de algunas mujeres de la “Flotilla” que están de fiesta. pic.twitter.com/dGUlB3JmGD
— Tendencias España 🇪🇸 (@tendenciasespa) September 6, 2025
Sin embargo, verificadores desmintieron la información: las imágenes eran de la despedida de la flotilla en el puerto de Barcelona el 31 de agosto.
Ella misma ha denunciado que “una ola fascista trata de desacreditarnos” y ha defendido que ese vídeo no era más que un gesto de alegría antes de una travesía peligrosa, grabado para tranquilizar a sus seis hijos. “¿Tengo que llorar para ir a una causa justa? Yo voy llena de esperanza”, respondió a las críticas.