Durante años, Marina d’Or fue sinónimo de sol, ocio y vacaciones familiares. Su inconfundible eslogan “Marina d’Or, ciudad de vacaciones, ¿dígame?” se convirtió en parte de la cultura popular española, una frase repetida hasta la saciedad en anuncios televisivos que prometían una escapada idílica al Mediterráneo.
Sin embargo, lo que un día fue uno de los complejos turísticos más ambiciosos del país, hoy languidece entre el recuerdo y la decadencia, esperando una segunda vida bajo un nuevo nombre.
Un proyecto ambicioso que tocó techo
Ubicado en Oropesa del Mar (Castellón), Marina d’Or nació en los años 90 y alcanzó su apogeo en los primeros años del siglo XXI. Con más de 12.000 apartamentos, cinco hoteles, parques temáticos, balnearios, zonas comerciales, restaurantes, una pista de esquí artificial e incluso una playa con arena del Caribe, el recinto se convirtió en uno de los destinos favoritos de las clases medias españolas.
El proyecto fue impulsado por el empresario Jesús Ger, quien soñaba con levantar una ciudad del ocio junto al mar. Y durante un tiempo, lo consiguió. Cada verano, miles de familias se desplazaban hasta la costa castellonense para disfrutar de sus vacaciones sin tener que preocuparse por nada. Todo estaba allí: alojamiento, entretenimiento, restauración y playa.
La caída de un gigante turístico
Pero la burbuja no tardó en pincharse. La crisis inmobiliaria de 2008 y los múltiples problemas administrativos —especialmente la falta de licencias y estudios de impacto ambiental— pusieron en jaque la viabilidad del complejo. En 2014, Marina d’Or entró en suspensión de pagos, y cuatro años después, buena parte de sus activos fueron vendidos a un fondo de inversión.

En 2023, la empresa cerró definitivamente tras años de declive, dejando tras de sí calles vacías, edificios deteriorados y una sensación de abandono. Lo que en su día fue símbolo de crecimiento y turismo familiar, se convirtió en una postal descolorida del pasado. Hoy, las figuras decorativas lucen sucias, las fachadas de los hoteles están cerradas y muchas tiendas permanecen clausuradas.
El nuevo intento: de Marina d’Or a Magic World
Lejos de resignarse al olvido, el complejo está siendo reconstruido bajo una nueva identidad. En 2023, el Grupo Fuertes, en alianza con la cadena Magic Costa Blanca, compró el recinto con la intención de darle una nueva vida. El proyecto ha sido rebautizado como Magic World, un espacio de ocio renovado que aspira a recuperar el brillo perdido.
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Algunas zonas ya han sido remodeladas y abiertas al público con una oferta más moderna y sostenible. Sin embargo, buena parte del terreno aún permanece cerrado, abandonado y sin reformas visibles. Pasear hoy por Marina d’Or —o lo que queda de ella— es una experiencia cargada de nostalgia, con un contraste evidente entre los espacios nuevos y los que aún esperan ser rescatados.
El recuerdo de una época
Para muchos españoles, Marina d’Or no es solo un complejo turístico. Es parte de su infancia, de sus veranos y de sus recuerdos en familia. Su auge coincidió con los años de bonanza económica en España, cuando viajar dentro del país era una opción cómoda, asequible y divertida.
Hoy, su historia es un reflejo de cómo los grandes sueños urbanísticos pueden desvanecerse con la misma rapidez con la que surgieron. Pero también de cómo los espacios pueden reinventarse si hay inversión, visión y un compromiso con las nuevas formas de turismo.
Magic World tiene ahora la responsabilidad de demostrar que una segunda vida es posible, sin repetir los errores del pasado y apostando por un modelo turístico más sostenible, adaptado a los nuevos tiempos.