La renovación de las presidencias de la sala segunda y tercera del Tribunal Supremo llevaba bloqueada desde octubre de 2024. Se esperaba que la presidenta del Poder Judicial, Isabel Perelló, llevara al pleno del Consejo del próximo miércoles otra votación para ver si la situación se desencallaba. Si no llegaban a consenso, tendrían que volver a la casilla de salida.
Pero antes de que esto haya ocurrido, todo ha saltado por los aires. La magistrada progresista Ana Ferrer se apartó este jueves de la convocatoria para presidir la Sala Segunda del Tribunal Supremo allanando el camino a que en el pleno del próximo 23 de julio salga elegido al conservador Andrés Martínez Arrieta.
En la misiva remitida al Consejo General del Poder Judicial, lamentó haber tenido que tomar la decisión por la “incapacidad” para llegar a “consensos necesarios a favor de uno de los dos candidatos en liza”.
“Más allá de hacer valer la presencia de la mujer optando a un puesto hasta el momento solo ocupado por varones, mi principal impulso ha sido contribuir a mejorar el funcionamiento de la Sala aprovechando mi experiencia”, razonó, pese a hacerse a un lado. Y recordó su trayectoria: “Me avalan más de 10 años como Magistrada de la Sala y más de 40 en la judicatura, además del respaldo sin objeciones de la Sala de Gobierno de este Tribunal”.
Además, quiso dejar clara su crítica al bloqueo en el seno del Consejo entre bloques progresista y conservador: “Los vetos ideológicos han prevalecido sobre los criterios de mérito, capacidad y presencia equilibrada de hombres y mujeres en las instituciones públicas”, censuró.
En los próximos días, también se espera que se aparte oficialmente Pilar Teso de la convocatoria a la presidencia de la Sala Tercera, allanando el camino a otro magistrado del denominado bloque conservador, Pablo Lucas.
Decisiones que han caído como un jarro de agua fría en el bloque progresista que apoyaban la candidatura de Ferrer y Teso: “Es aberrante que por motivos ideológicos se impida su nombramiento”. En cuanto a la presidencia de la Sala Segunda, opinan en este sector que “los conservadores no querían a Ferrer porque decían que estaba muy significada, que era de la cuerda de Cándido Conde Pumpido pero era la mejor candidata con el mejor proyecto”. Culpan, además, a la presidenta y hablan de rivalidad con las candidatas: “Perelló ha impedido que salieran dos magistradas progresistas por celos”, sentencian a Artículo14.
Los denominados progresistas señalan que los conservadores no tenían ninguna prisa por renovar las plazas vacantes porque las presidencias en funciones las ocupan, precisamente, sus candidatos: Arrieta y Lucas. Asimismo, desde el bloque progresista se quejan de que Arrieta en apenas dos años se jubila y volverá a quedar la plaza de la sala segunda vacante. Pero las fuentes consultadas se resignan y reconocen que el miércoles no se podrán oponer a votar a los dos únicos candidatos porque no “tienen nada en contra de ellos, solo que preferían a sus candidatas”.
La Sala Segunda de lo Penal del Tribunal Supremo a la que optaba Ferrer es clave porque en ella se juzgan a los cargos del Estado aforados y, por tanto, se resuelven los grandes casos de corrupción como el del fiscal general, Álvaro García Ortiz, o el del exministro José Luis Ábalos. Cosa parecida ocurre con sala Tercera de lo Contencioso Administrativo a la que optaba Teso, con gran relevancia política porque dirime los asuntos que afectan a decisiones del Gobierno. Ahora, todo apunta a que el próximo miércoles acaben ocupándola ambas dos magistrados conservadores.