Cada 11 de septiembre, Cataluña vive una de sus fechas más señaladas: la Diada Nacional, conocida popularmente como la Diada. Se trata de la jornada en la que los catalanes recuerdan la caída de Barcelona en 1714, durante la Guerra de Sucesión española, un acontecimiento que supuso la pérdida de las instituciones propias del territorio y el inicio de una nueva etapa bajo la monarquía borbónica de Felipe V.
El origen histórico de la Diada
El 11 de septiembre de 1714, tras más de un año de asedio, la ciudad de Barcelona se rindió ante las tropas de Felipe V. La derrota significó el fin de las libertades e instituciones de la antigua Corona de Aragón, que fueron abolidas mediante los Decretos de Nueva Planta en 1716. Con ellos, Cataluña quedó integrada en el modelo centralista borbónico, perdiendo sus fueros y autogobierno.
La memoria de aquella resistencia marcó profundamente a la sociedad catalana, hasta el punto de convertirse en un símbolo de lucha por la libertad y la identidad propia.
De un acto de duelo a una fiesta nacional
La primera conmemoración documentada de la Diada tuvo lugar en 1886, cuando un grupo de jóvenes nacionalistas organizó un funeral en recuerdo de los caídos en 1714. Poco después, en 1888, se inauguró en Barcelona el monumento a Rafael Casanova, quien fue Conseller en Cap de la ciudad durante el asedio y que, desde entonces, se convirtió en figura central de las ofrendas florales que todavía hoy se realizan cada 11 de septiembre.
En 1980, con el restablecimiento de la Generalitat tras la dictadura franquista, la Diada fue reconocida oficialmente como Fiesta Nacional de Cataluña. Desde entonces, ha pasado de ser un acto de memoria histórica a una jornada que combina tradición, política y celebración popular.
Cómo se celebra la Diada en la actualidad
Cada año, las instituciones catalanas, partidos políticos, entidades culturales y sociales organizan múltiples actividades por todo el territorio. Entre los actos más tradicionales destacan:
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Ofrendas florales en los monumentos de Rafael Casanova y Josep Moragues.
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Conciertos y actividades culturales en espacios emblemáticos como el paseo de Lluís Companys, junto al Arc de Triomf.
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Manifestaciones y actos reivindicativos, que desde 2012 suelen estar ligados al movimiento independentista.

En Barcelona, pero también en otras ciudades y pueblos, la Diada combina el carácter solemne de recuerdo histórico con un ambiente festivo en el que se celebran ferias, conciertos y actividades para todos los públicos.
Una jornada de reivindicación
En las últimas décadas, la Diada ha adquirido un fuerte carácter político. Desde 2012, las manifestaciones independentistas han reunido a cientos de miles de personas en las calles de Barcelona y otras localidades. En 2013, por ejemplo, se organizó la “Via Catalana”, una cadena humana de más de 400 kilómetros, que unió la frontera con Francia con el límite sur de Cataluña, como símbolo de unidad en la reclamación de independencia. Más allá de su vertiente política, la Diada es también una jornada de identidad cultural, en la que se reivindican las libertades perdidas en 1714 y se proyecta la voluntad de autogobierno en el presente.