Hay un tipo de soledad que no tiene que ver con la ausencia de personas. Esta se manifiesta como un vacío incluso en compañía, y puede suceder incluso como soledad en pareja. Es una realidad silenciosa que afecta a muchas personas en todo el mundo, y que puede llegar a ser aún más dolorosa que la soledad física.
Este fenómeno debe ser una señal para poner en marcha una comunicación que pueda reconstruir la relación, en caso de que quieras poner fin a ese sentimiento de soledad pero no creas que el problema sea ni tu pareja, ni vuestro vínculo en sí mismo.
Por qué sientes soledad en pareja

El surgir de este pesar se va dando a raíz de pequeñas ausencias, aún estando en una relación. Estas alimentan unos factores psicológicos que tienen que ver con las emociones en pareja, principalmente.
La psicóloga Elena Vila identifica la “presencia ausente”, la calidad emocional en la intimidad y el uso del silencio.
El primer factor está relacionado con la rutina basada en tareas comunes más allá del mantenimiento de la conexión sentimental, así como con la ausencia digital en el contacto por el móvil. Es decir, que parece que se está juntos o juntas por estar, como un acompañamiento más que una relación sentimental.
La calidad emocional puede verse afectada por los juicios o el desinterés. Sin el apoyo o el interés necesarios para mantener una buena relación con la otra persona, esta puede volverse como una mera compañía más.
El último elemento es el silencio. No el silencio seguro y tranquilo, sino aquel que se usa para evitar discusiones y conflictos. Lejos de traer la paz, el silencio como muro emocional genera una distancia que puede afectar a las necesidades de las dos partes.
Ejercicios de comunicación para reconectar el vínculo

Salir de la situación de soledad en pareja no es sencillo. Lo más importante es acudir a terapia en pareja, o que al menos reciba atención psicológica la parte que padece este pesar.
Junto a esto, una comunicación efectiva puede romper este ciclo solitario y devolver la buena sintonía entre las dos personas. Para ello, existen varios ejercicios que pueden resultar de gran utilidad.
Uno de ellos es dedicar 15 minutos al día, sin pantallas y otras direcciones, a hablar sobre los sentimientos de cada uno. Nada de hablar de tareas domésticas o trabajo, simplemente conversar sobre cada uno y sus emociones.
Otra acción práctica pasa por dejar los reproches y ponerse a uno/a mismo/a como sujeto. En vez de acusar o decir “tú”, cámbialo por un “yo”. Explica cómo te sientes cuando sucede algo, y qué es lo que necesitas o te gustaría en ese caso.
Por último, seguir el método inventado por los psicólogos John y Julie Gottman también puede resultar altamente efectivo. Se suele realizar con un terapista, pero se puede probar una versión casera no especializada.
Este ejercicio consiste en hacer unas preguntas al otro, las cuales debe responder con total sinceridad. Es un acto de redescubrimiento, mediante el cual es posible entender mutuamente y de manera actualizada las necesidades y otros aspectos.


