Si alguien ha mirado una app bancaria en las últimas semanas o ha recibido algún email con letras grandes y coloridas, probablemente se habrá cruzado con la promesa. “Hasta un 3% TAE”. “Tipo de bienvenida 3,33%”. “Intereses al 3% los primeros meses. Y, por supuesto, la sensación de que por fin una cuenta corriente puede hacer algo más que guardar el dinero.
Las nuevas ofertas para abrir una cuenta no llegan solas. Vienen envueltas en eslóganes directos, campañas masivas y, en algunos casos, incluso con una cuenta regalo. Con los tipos del Banco Central Europeo (BCE) consolidados en el 2% y una liquidez que fluye con menos fuerza que en años anteriores, los bancos han encontrado en las cuentas remuneradas un arma comercial de corto alcance, pero de largo impacto. Al menos, en los titulares.
El ‘gancho’
En 2025, la vuelta de estos productos ha sido tan clara como su capacidad de atraer atención. El escaparate está lleno en estos momentos de cifras que destacan por sí solas: el 3,33% TAE de bienvenida de Raisin, el 2,02 % TAE sin requisitos de Trade Republic, o los 2,27% TAE con abono diario de Revolut.
Según HelpMyCash, más de una docena de entidades españolas participan en esta carrera por ofrecer “la mejor cuenta del momento”. Y algunas han conseguido decenas de miles de altas en menos de un trimestre. No es casualidad. La rentabilidad llamativa actúa como un imán, aunque en la mayoría de los casos el producto real esté condicionado por límites de saldo, promociones temporales o requisitos de vinculación.
La letra pequeña

Pocas entidades explican desde el inicio que ese “3%” no es lo que parece y que solo se aplica a los primeros 5.000 o 10.000 euros, que entran en la cuenta. Tampoco que suele tratarse de una promoción limitada en el tiempo. Después, la rentabilidad cae de forma sustancial. Una cuenta puede presumir de “hasta un 3%” y, aun así, generar un rendimiento efectivo que ronda el 0,3% anual cuando se calcula sobre el saldo total y se promedian los meses en los que el tipo promocional ya no aplica.
Estas diferencias son decisivas, porque modifican por completo la rentabilidad real que se obtiene. Un ahorrador que deposita 20.000 euros en una cuenta que solo remunera al 3% los primeros 5.000 está recibiendo 150 euros brutos al año por esa parte. El resto no genera intereses. El rendimiento medio se queda en el 0,75% anual.
Ahora bien, si además el tipo promocional solo dura 6 meses, y durante los siguientes 6 meses la cuenta pasa a remunerar al 0,1%, el rendimiento combinado baja aún más. En ese escenario, el interés total sería de unos 90 euros, lo que equivale a una rentabilidad real inferior al 0,45%. Tras impuestos, esa cifra puede quedarse cerca del 0,3% neto.
Acción coyuntural
Antonio Gallardo, portavoz del comparador financiero Banqmi, apunta que el auge de estas cuentas ha sido más bien coyuntural. Las entidades más pequeñas y digitales las han utilizado como palanca comercial, pero no como modelo de rentabilidad sostenible. Funcionan para captar clientes y liquidez, especialmente en un entorno donde la inflación empieza a ceder y los depósitos tradicionales recuperan espacio. Pero una cuenta al 3% sobre un saldo muy limitado no es, en sus palabras, “una alternativa sólida de ahorro a largo plazo”.
Un caso es el Bankinter y su conocida Cuenta Nómina. En 2025, continúa ofreciendo una de las remuneraciones más llamativas del mercado con un 5% TAE el primer año y un 2% el segundo, pero solo sobre un saldo máximo de 10.000 euros. Todo lo que quede por encima de esa cifra no recibe ese tipo privilegiado. Además, exige domiciliar ingresos periódicos, mantener operativa con la tarjeta y cumplir varios requisitos de vinculación. Openbank también ofrece ahora la Cuenta de Ahorro Bienvenida, con un tipo de interés del 3,25% durante tres meses, si se domicilia la nómina. En este caso, el límite se fija en hasta un millón de euros, pero el plazo temporal es de solo un trimestre.
En el extremo opuesto, pero dentro del mismo fenómeno, están las cuentas que renuncian a los grandes titulares y optan por tipos más modestos, pero sin exigencias adicionales. El caso de MyInvestor es uno de los mejores ejemplos. Tras haber ofrecido rentabilidades más elevadas en etapas anteriores, hoy la remuneración de su cuenta se sitúa en torno al 0,75% TAE el primer año, con tipos reducidos posteriormente. Es una oferta transparente y sin vinculación, pero lejos ya de los porcentajes que alimentan los titulares.
Cuentas remuneradas frente a depósitos y fondos monetarios
Mientras tanto, los depósitos a plazo vuelven a ganar terreno. Tras la bajada progresiva de tipos del BCE, varias entidades, especialmente bancos extranjeros que operan en España a través de plataformas como Raisin o Klarna, están ofreciendo depósitos a 6 y 12 meses con rentabilidades que se mueven en el entorno del 2,5% al 3% TAE.
En estos casos, suelen exigir importes mínimos de entre 5.000 y 10.000 euros y no permiten retirar el dinero antes de vencimiento sin penalización, lo que los sitúa en un punto intermedio entre liquidez y rentabilidad. No generan titulares tan llamativos como las cuentas al “3%”, pero aportan la estabilidad que muchos ahorradores valoran.
En cuanto a los fondos monetarios, siguen jugando un papel protagonista en las carteras. Según los últimos datos de Inverco, este tipo de vehículos ha registrado entradas significativas de dinero a lo largo de 2025, impulsados por el interés en productos de bajo riesgo y elevada liquidez. Se trata de fondos que invierten en deuda pública y corporativa de muy corto plazo y cuyas rentabilidades, aunque variables, han sido competitivas en el contexto actual.
A medida que se acerca el primer trimestre de 2026, algunas entidades ya han empezado a reducir los tipos promocionales o acortar la duración de las ofertas. En ese contexto, lo más probable no es un aumento de la rentabilidad, sino un ajuste progresivo en las condiciones. Lo que hoy aparece en el escaparate puede no estar mañana. Y si el BCE confirma la esperada bajada de tipos en primavera, todo el mapa de productos volverá a moverse.


