Es bueno que entre Cayetana de Alba, tan barroca, tan flamenca, tan bohemia, tan aristócrata, tan desprejuiciada…, y Sofía Palazuelo con su elegancia contenida, exista la figura institucional y reservada de Carlos Fitz-James Stuart, actual duque de Alba. Que él sea el sucesor amortigua la transición de un estilo femenino a otro radicalmente distinto evitando un contraste extremo y dando tiempo a que Sofía aporte su propio aire a la Casa de Alba como futura duquesa.
Cayetana Fitz-James Stuart, XVIII duquesa de Alba durante más de seis décadas, es una leyenda imposible de replicar, pero seguramente tampoco será esa la intención de la nuera del duque de Alba, una mujer mucho más sobria, pero igualmente magnética, que se mueve de acuerdo con los códigos de la modernidad.
Carlos Fitz James Stuart sirve de un puente intergeneracional, deteniendo, sin ser consciente de ello, ese tipo de duelos estilísticos tan del gusto de todos. En un futuro, Sofía será duquesa de Alba consorte y su esposo, Fernando Fitz-James Stuart, ahora duque de Huéscar, heredará el título. Desde el pragmatismo, la Casa de Alba necesita un administrador de su vasto patrimonio: palacios, colecciones de arte, archivos… Es otra forma de encarnar el linaje, con menos exposición, aunque la curiosidad popular sea parecida.
Una aristócrata indomable
España veía a Cayetana como parte de nuestro patrimonio emocional. Era un icono que, sin perder su condición de aristócrata, sabía disfrutar de los placeres más populares. Su indomable personalidad hacía de ella irreverencia en estado puro. Con su autoridad y desenfado, poseía la habilidad de fascinar. Sofía Palazuelo está escribiendo su propia historia y no tendrá que medirse con el recuerdo de su antecesora. Se regirá según sus propios códigos.
Ni siquiera en estilo podrían compararse. Frente a la vestimenta rompedora de Cayetana de Alba, unas veces de inspiración hippy y otras dando un aire flamenco y goyesco a sus prendas, Sofía, reconocida como una de las mujeres mejor vestidas, muestra un gusto práctico, sofisticado y moderno. Apuesta claramente por el diseño español y prefiere cortes sencillos y tonos neutros o naturales. En cualquier caso, sus respectivos armarios son una prolongación de sus personalidades.
Lo que no puede impedir es la expectación mediática. Por glamur, relevancia social, estilo o vida personal, todo en ella despierta interés, aunque ni los duques de Huéscar ni los condes de Osorno, sus cuñados, frecuenten los salones sociales donde los Alba han sido protagonistas indiscutibles. Esta calculada ausencia es la nueva marca de identidad de la Casa de Alba.
Presencia en Instagram
En julio de 2025, la duquesa de Huéscar abrió su perfil personal, hasta entonces reservado para su círculo más cercano. Por primera vez, mostró una modesta parcela de su vida más íntima, aunque sin alterar demasiado su línea de prudencia. El perfil abierto significa una nueva estrategia de visibilidad aprovechando la era digital. Se expone en su justa medida y controlando ella el relato. Por su dimensión simbólica, el gesto acorta en cierto modo la distancia con Cayetana de Alba y, al mismo tiempo, moderniza la aristocracia que representa.
En su cuenta proyecta una imagen de serenidad, armonía, elegancia y seguridad en sí misma, equilibrando sofisticación y sencillez. El contenido está cuidadosamente seleccionado. Como futura duquesa de Alba, da a conocer el legado familiar a las nuevas generaciones a través de algunos eventos familiares, proyectos culturales y empresariales y los valores patrimoniales.
La futura duquesa de Alba, por derecho propio, es Rosario Fitz-James Stuart Palazuelo, su hija mayor. Será la XXI duquesa de Alba, la cuarta mujer. Fue bautizada el 30 de mayo de 2021 en Sevilla, el escenario vital de su bisabuela, la ciudad que le hizo feliz y donde echó raíces rodeada de arte, cultura y tradición. También escogió ser enterrada allí, en la iglesia del Cristo de los Gitanos. La elección de Sevilla por parte de los duques de Huéscar conecta afectivamente a la pequeña Rosario con su antecesora, cuyo primer nombre era también Rosario, y marca un nuevo futuro a partir de este símbolo de arraigo.
Sin duda, la impronta de Cayetana marca la línea a las futuras duquesas de Alba. Cada gesto de Sofía es una expresión de esa continuidad de prestigio del linaje y del fuerte sentido de pertenencia que instauró Cayetana en la Casa de Alba, pero con su visión y su propia identidad.
Sofía Palazuelo está en la fase final de su tercer embarazo. El nacimiento se espera en octubre de 2025, coincidiendo con un otoño familiar especialmente significativo, con la boda de Cayetano Martínez de Irujo y Bárbara Mirjan, prevista para el 4 de octubre de 2025, también en Sevilla, en la Iglesia de los Gitanos.