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El viaje que no termina: la historia real de una pareja que lleva 16 años en ruta

¿Y si no volvieras nunca de tus vacaciones? Elena Toscano y Pablo Troncoso partieron en busca de aventuras y encontraron una nueva forma de existir. Dieciséis años después, el viaje sigue, con el mundo como escenario y una mochila como equipaje esencial. Su historia es la prueba de que vivir viajando no solo es posible, sino transformador.

En un mundo donde las prisas, las hipotecas y las rutinas marcan el paso, hay quienes se atreven a vivir de otra forma. Elena Toscano y Pablo Troncoso son dos de esos valientes. En enero de 2009 partieron con la idea de dar la vuelta al mundo durante un año. Dieciséis años después, su viaje continúa. “Se nos fue de las manos y desde entonces vivimos en la carretera”, bromea Elena Toscano. Hoy, son referentes del nomadismo moderno y estarán compartiendo su experiencia el próximo 24 de mayo en las Jornadas IATI de los Grandes Viajes en Madrid.

Tras más de tres lustros de vida itinerante por los cinco continentes, Elena tiene clara su definición de hogar: “El hogar es donde está el otro. Solemos decir cuando nos abrazamos: ‘esto es casa'”. Para esta pareja, “hacer hogar” no depende de paredes o muebles, sino del vínculo entre ellos. “Nos basta con poner nuestras cuatro cosas en su sitio para sentirnos en casa”, nos cuenta. “Hemos aprendido a desprendernos de mucho y solo necesitar estar juntos para estar bien. También somos muy de “hacer hogar” de cualquier sitio. En cuanto nos instalamos y ponemos nuestras cuatro cosas en su sitio, ya lo sentimos casa”.

Su historia no comenzó con una decisión radical, sino con una pasión compartida por viajar: “Desde 1999 empezamos juntos, con un voluntariado en la selva ecuatoriana. En 2009 nos lanzamos a dar la vuelta al mundo… y hasta hoy”.

El tiempo para ellos ha sido un compañero cambiante. “Al principio era todo libertad. Luego hubo momentos de aburrimiento, otros terribles… Hemos vivido todo tipo de fases. Ahora intentamos disfrutar del día a día sin pensar mucho en qué pasará la semana que viene. En ese sentido, somos afortunados”.

Viajar ligero es parte de su filosofía. Su estilo de vida minimalista se refleja incluso en su vestuario. “Nos gusta el calor, así que vivimos en chanclas, camisetas y pantalones cortos. Podemos estar meses con cuatro camisetas y dos pantalones”. También se desprenden de todo lo innecesario: “Vamos añadiendo cosas que hagan los viajes más cómodos, como las almohadas hinchables o una cuerdecita para tender la ropa. Y, por supuesto, ebooks”.

Lo que más les ha sorprendido del mundo no siempre es lo obvio. “Los entierros en el aire del Tíbet nos impactaron mucho. Allí ofrecen el cuerpo a los buitres, lo que representa irte igual que viniste: sin nada”. Aunque las rutinas no son fáciles de mantener en movimiento constante, hay una que nunca falta: “Los audios a nuestros amigos. Eso sí que es rutina sagrada”.

Como pareja, la experiencia ha sido un fortalecedor. “Nos ha unido mucho. Reírnos juntos es fundamental. Conocemos parejas que rompieron en viajes largos, pero para nosotros ha sido un pegamento”.

La tecnología también ha transformado su manera de viajar. “Al principio ni entendíamos WhatsApp. Ahora no podemos vivir sin él. Se ha perdido parte de la aventura, pero nos sentimos más cerca de los nuestros”.

Volver a casa tras tanto tiempo también tiene sus contrastes. “Ya no encajas en el hueco que dejaste atrás. Pero aprendes a abrir otros nuevos cada vez que vuelves”. ¿Qué ha cambiado en ella desde aquel enero de 2009? “Me he quitado muchas etiquetas. Descubrí que no soy indecisa por naturaleza, sino según la situación. Eso me empoderó mucho”. Después de tanto camino, el parar ya se contempla: “Estamos en España lanzando un proyecto turístico en Sanlúcar de Barrameda. Queremos combinar meses de viaje con meses en casa. También nos interesa el intercambio de casas como forma sostenible de seguir explorando”.

Su consejo para quienes sueñan con lanzarse a esta vida: “Te cambia la vida. Poca gente vuelve a la anterior tal cual. Si estás dispuesto a asumir eso, adelante. Lo haríamos una y mil veces”. Y en el corazón de la aventura, un mantra que la acompaña siempre: “Esto también pasará”. Una frase sencilla que le sirve para anclarse tanto en lo bueno como en lo malo.

Su proyecto más reciente es un podcast llamado La aventura de Pablo y Elena, disponible en Spotify e Ivoox, donde cuentan historias tan reales como inspiradoras. Y si alguien quiere escucharlos en directo, el 24 de mayo estarán en el Espacio Rastro Madrid, compartiendo no solo kilómetros, sino una forma de entender la vida.