Cuando llega el frío y cerramos ventanas, el aire de casa se seca muchísimo. La Royal Horticultural Society avisa de que la calefacción baja la humedad ambiental y hace la vida especialmente difícil a helechos, calatheas, marantas y orquídeas, que aman el aire húmedo. Al mismo tiempo, en invierno hay menos luz y las plantas crecen más despacio. Universidades y servicios de extensión coinciden en un diagnóstico incómodo: muchas plantas no se mueren de sed, sino de riegos de más en raíces que casi no se mueven.
El primer truco de supervivencia no tiene misterio: separar plantas y radiadores. Las guías serias lo dicen sin rodeos: plantas pegadas a fuentes de calor acaban con hojas chamuscadas y bordes secos. Basta con alejarlas unos cuantos palmos, evitar que les dé el chorro directo de aire caliente y reservar para las zonas más tranquilas (sin tanto subidón y bajón de temperatura) las especies más delicadas. Cocinas luminosas o baños con ventana suelen tener un plus de humedad que a muchas les sienta de maravilla.
El segundo truco es jugar a “hacer bosques”. En vez de tener macetas sueltas por toda la casa, agruparlas en una estantería o una mesa crea un pequeño microclima: todas transpiran y comparten algo de humedad. La RHS recomienda además poner las plantas tropicales sobre bandejas con guijarros y un poco de agua, sin que el fondo del tiesto quede sumergido. El resultado es un mini humedal local que suaviza el aire reseco del salón.
@plantitiscronica Los primeros minutos de agua que salen de nuestras tuberías pueden estar demasiado fría para muchas de nuestras plantas tropicales. Fuera hace muchísimo frio para ellas y el agua que sale también lo puede estar y esto puede estresarlas y debilitarlas poco a poco 🥶 Para regar este invierno espera a que el agua se ponga a temperatura ambiente o incluso intenta templarla un poco para no notarla tan fría! No hacen falta termómetros ni mucho menos! Pero con no notarla frío invernal al meter el dedo es suficiente! Tus plantas y sus raíces lo agradecerán! #winter #plants
Luego llega el cambio de chip con el riego. En invierno, el calendario deja de mandar. La Universidad de Minnesota lo resume así: no riegues “porque toca”, riega cuando la planta lo pida de verdad. Traducido a idioma de andar por casa: mete el dedo en la tierra; si los primeros centímetros están secos, riega a fondo y deja escurrir bien. Si no, espera, aunque la calefacción esté a tope. Además, casi todos los servicios de extensión coinciden en lo mismo: en invierno, fertilizante mínimo o directamente cero. Con poca luz las plantas están medio en pausa, y abonar fuerte es como pedirles que corran una maratón en pleno resfriado.
La luz es el último ingrediente. En verano escondemos las plantas del sol directo; en invierno es justo al revés. Las recomendaciones de expertos son moverlas fuera de los rincones oscuros y acercarlas a las ventanas más luminosas, limpiar el polvo de las hojas y aprovechar cada rayo que entra. A veces basta con cambiar una maceta de una repisa baja a un alféizar para que deje de ir cuesta abajo.
Si tu casa es especialmente seca y calentita, puedes jugar también la carta de las “plantas todoterreno”. No todos los pisos están hechos para tener un mini Amazonas, y no pasa nada: parte del manual de supervivencia consiste en elegir plantas que encajen con tu clima doméstico real, no con el de las fotos de Pinterest.
En resumen: alejar de radiadores, juntar, darles un poco de humedad extra, regar solo cuando toque de verdad, casi nada de abono y algo más de luz. No es ciencia espacial, es aprender a vivir con la calefacción… sin dejarse por el camino a la mitad de la selva del salón.


