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Más cuernos que turrón: por qué las infidelidades son habituales en las cenas de empresa

La Navidad no trae consigo solo villancicos, sino infidelidades. Estos son los motivos y las señales de que algo puede pasar en la cena navideña del trabajo

Love Actually (Richard Curtis, 2003)

Se acercan las Navidades y con ellas, los turrones, la familia, los villancicos y… Las cenas de empresa. Mientras que para algunos estas quedadas son compromisos angustiosos y para otros, una noche de festejo y liberación, los estudios realizados por la aplicación Ashley Madison indican que el 19,4% de los españoles acude a su cena de empresa con la intención de ligar. Es más: acorde a los datos de la app, el 22% de los españoles ha sido sido infiel a su pareja en alguna de estas cenas de empresa navideñas.

Lara Ferreiro, autora de Ni un capullo más: El método definitivo para quererte y encontrar a tu pareja perfecta, señala que los motivos por los que estos encuentros propician las infidelidades son, entre otros, la desinhibición por alcohol, el ambiente festivo y la percepción de “excepción”, el cambio de rol del yo profesional al yo social, la atracción acumulada durante el año, la intimidad emocional silenciosa, la sensación de anonimato moral, el refuerzo del ego y necesidad de validación, la normalización cultural de las infidelidades en este contexto y la insatisfacción emocional previa. Lo sabemos: no son pocas las razones… 

Cómo evitar inseguridades

Y por ello, no es fácil, teniendo en mente esta información, saber que la pareja va a acudir a la cena de empresa sin que las inseguridades nos asalten. Ferrero indica que evitar la desconfianza no depende de controlar lo que la pareja haga en la cena, sino de gestionar lo que ocurre cuando aparece el miedo. “La inseguridad suele surgir porque la mente empieza a rellenar vacíos con hipótesis catastróficas, y ese proceso puede resultar devastador si no se regula. Una estrategia es hablar desde la emoción y no desde la acusación: expresar “me genera ansiedad no saber qué pasará” es totalmente distinto a “seguro que harás algo”. Cuando compartes cómo te sientes sin culpar, tu pareja puede ofrecerte comprensión y señales de seguridad, en lugar de ponerse a la defensiva”, explica. “Otra parte esencial es establecer acuerdos previos, no como control, sino como pacto afectivo: por ejemplo, que te avise cuando llegue a casa o que te cuente cómo ha ido la noche, si eso te calma. Estos acuerdos funcionan porque refuerzan la conexión entre ambos antes de que se active la fantasía negativa”, dice la psicóloga.

Escena de la película ‘Love Actually’

Señala que también es muy útil trabajar la seguridad interna, que no depende de dónde vaya la pareja, sino de la confianza que cada uno tiene en su propio valor, pues la mayoría de los celos nace de un miedo profundo a “no ser suficiente”, más que del miedo real a la traición. “Por eso, cultivar tu autoestima, reforzar tus vínculos fuera de la pareja y conectar con tus propios recursos emocionales te ayuda a no vivir la cena como una amenaza directa. A nivel cognitivo, conviene identificar los pensamientos distorsionados que aparecen (“si hay alcohol, pasará algo”, “si hay gente atractiva, soy reemplazable”) y cuestionarlos conscientemente. Las relaciones sanas no se sostienen vigilando, sino confiando, y la confianza se construye en el día a día, no en una sola noche”, dice. 

Es también oportuno aprovechar la ocasión para desarrollar tolerancia a la incertidumbre, una habilidad emocional clave. “No podemos controlar todo, y aprender a sentir inquietud sin que la mente se dispare es una herramienta que fortalece muchísimo la salud emocional. Si te notas muy ansioso, técnicas como respiración profunda, actividades que te distraigan, escribir tus pensamientos o apoyarte en alguien de confianza pueden ayudarte a regular el malestar. Recuerda también que una cena de empresa no determina la fidelidad de una relación; si tu vínculo es sólido, una noche no lo destruye”, asegura.

En Reddit no son pocos los hilos en los que diferentes internautas hablan de las infidelidades de sus parejas en este tipo de cenas. “Hay fotos en las que él aparece al fondo besando a una mujer. En algunas de ellas, aparece la mano de ella dentro de sus pantalones. Me siento humillada porque todo el mundo lo sabe y me aterra que nuestra hija de 17 años los vea. Mi esposo quiere ir a terapia y seguir juntos, pero no creo que pueda hacerlo. Mi peor miedo es que mi hija se entere”, escribe una mujer.

Señales de alerta

Lara Ferreiro hace una advertencia: en realidad,  la mayoría de infidelidades no empiezan en una sola noche; suelen ser el resultado de una tensión emocional que ha ido creciendo de forma silenciosa. Sin embargo, quiere aclarar que ningún signo, por sí solo, es prueba de nada. “Lo que sí puedes observar son cambios sostenidos que indican distancia emocional o conflicto interno, más que un acto puntual. Uno de los signos más frecuentes es un cambio notable en la comunicación: la persona deja de contarte su día, responde con menos interés o se muestra impaciente cuando antes era atento. Estos cambios no suelen aparecer de golpe, sino de manera gradual, como si la conexión fuese apagándose poco a poco”, dice la experta en relaciones de pareja. 

“Otro indicio importante es la privacidad repentina, especialmente con el móvil. No se trata de revisar dispositivos (eso es tóxico y destructivo) sino de notar cambios de actitud: poner el móvil boca abajo, llevarlo siempre encima, mostrar nerviosismo al recibir mensajes o esconder conversaciones sin motivo aparente. Desde la psicología sabemos que las personas que viven una doble tensión emocional suelen mostrar comportamientos de protección de su vida paralela, no tanto por maldad, sino por ansiedad y miedo a ser descubiertas”, señala. Luego están las señales en el plano emocional: menor contacto físico, reducción de muestras de cariño o sensación de que la persona está “en otro lugar” mentalmente. “Cuando existe tensión acumulada con alguien externo, suele bajar la disponibilidad emocional dentro de la pareja. A veces sucede lo contrario: un aumento repentino de afecto o de deseo sexual, que puede responder a culpa o a necesidad de compensar la desconexión interna. Es una paradoja psicológica bastante frecuente documentada en estudios sobre infidelidad”, asegura.

Si la pareja evita conversaciones profundas, intenta no abordar asuntos relacionados con el trabajo, no menciona a ciertos compañeros o incluso evita establecer contacto visual en momentos clave, Ferrero dice que es importante activar las alarmas. “La evitación no indica culpa necesariamente, pero sí un conflicto interno no resuelto. El estrés emocional también puede traducirse en irritabilidad, cambios de humor repentinos o sensibilidad exagerada ante temas que antes no eran un problema. Por otro lado, cuando hay tensión acumulada con alguien del entorno laboral, suele aparecer un patrón de idealización del ambiente de trabajo: hablar de una persona en exceso, defenderla de forma desproporcionada o mostrar una emoción inusual al mencionar o escuchar su nombre. No es la mención lo que importa, sino la carga emocional que hay detrás”, explica.

Dicho todo esto, hago un apunte personal: como autónoma, no tengo cenas de empresa, pero sí cuernos de sobra. Y he de añadir que un elevado porcentaje de ellos han sido con gente del trabajo de mis ex parejas, por lo que aunque sea por evitar sustos, estas Navidades doy las gracias por mi soltería. Pero a los Reyes Magos les pido una pareja para el año que viene y a poder ser, una que sea fiel. 

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