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Por qué cada vez más mujeres eligen salir con hombres más jóvenes

Cada vez son más las mujeres que desmontan prejuicios y demuestran que, detrás del "¿por qué sales con alguien menor?", hay libertad, deseo y nuevas formas de entender el amor

Laura tiene 34 años y juró que no volvería a salir con músicos. Pero a los seis meses conoció a Dani, nueve años menor que ella, con guitarra al brazo, tatuajes discretos y un Excel mental para organizar vacaciones baratas. “Pensé que tendría 30 y algo… cuando me dijo que era del 2000 casi se me cae el doble”, se ríe. “Hablábamos de los mismos temas. No sentí estar con un niño, sentí estar con alguien en mi misma frecuencia”.

La imagen empieza a normalizarse: cada vez hay más mujeres millennials, de 30 y pico, con chicos de veintipocos, la famosa Gen Z. Pero es curioso, porque durante décadas, o siglos, el guion fue justo al revés. En las parejas heterosexuales, lo “normal” es que ellos sean mayores. A escala mundial, los hombres son de media unos cuatro años mayores que sus parejas, y en Europa la diferencia ronda los dos o tres años. Que ella sea la mayor era la excepción, y muchas veces venía con la etiqueta “yogurín” y con comentarios del tipo “¿no es demasiado pequeño para ti?”. Pero algo está cambiando en silencio… y en las apps también.

El contexto ayuda a entender por qué estas parejas ya no chocan tanto. Las millennials han llegado a los 30 y 40 con más estudios y más independencia económica que generaciones anteriores; en muchos países, las mujeres jóvenes superan a los hombres en nivel educativo. Eso significa que ya no necesitan “subir de liga” mediante un hombre mayor con más dinero o estatus.

Ana, en la cuarentena, lleva un tiempo saliendo con hombres mucho más jóvenes, una elección que vive con naturalidad y que vincula a su propia historia emocional. Tras una adolescencia y juventud marcadas por la dificultad para disfrutar, siente que estos vínculos le devuelven una parte de ligereza y desenfado que no pudo experimentar entonces. Su separación fue un punto de inflexión: pensó que no volvería a ligar a los 40, pero descubrir que atraía a chicos más jóvenes y “más guapos que nunca” reforzó su autoestima y su sensación de potencial. Ella percibe que, más allá de la edad, a ellos les interesa su madurez, su claridad emocional y la estabilidad que transmite, aunque reconoce que algunos también buscan una cierta contención afectiva: “un abrazo un poco materno, sin que sea chungo”.

 

De estas relaciones dice haber aprendido una nueva manera de vincularse: respeto propio, límites claros y responsabilidad afectiva, valores que muchos de estos jóvenes, según afirma, tienen muy integrados. A su alrededor, las reacciones han sido diversas: sus amigas lo celebran, su familia lo desaprueba y compañeros de trabajo de su misma edad, especialmente los hombres, sienten cierta envidia. Ante el reproche de que estas historias “no conducirán a algo duradero”, Ana responde con firmeza: para ella, el valor de una relación no depende de que aspire a ser para siempre, sino de lo que aporta en el presente y de cómo la enriquece mientras existe.

Al mismo tiempo, los zetas han crecido con otro chip. Muchos estudios y encuestas sobre Gen Z los retratan como una generación harta de juegos y silencios raros, que valora la honestidad emocional y decir lo que siente sin marear. Para muchos de estos chicos, mostrar vulnerabilidad no es ser débil, y hablar de salud mental no es raro. Eso, para una millennial que viene de relaciones con hombres poco expresivos, puede sonar a oasis.

Elsa Pataky (49) y Chris Hemsworth (42) son el ejemplo clásico de “ella mayor que él” dentro del star system

“Lo que más me flipa de él no es la edad, es que se comunica”, confiesa Irene, 35 años, que sale con Adrián, 24. “Si está mal, me lo dice. Si algo le molesta, lo hablamos. No hace ghosting pasivo dentro de la relación, que es lo que he vivido con otros de mi edad. Igual no tiene tanta experiencia, pero tiene voluntad de aprender. Y eso vale oro”.

Las apps han sido el gran acelerador de este fenómeno. Bumble, Tinder y compañía llevan tiempo detectando que cada vez más gente amplía el rango de edad: muchos dicen que la edad ya no es un factor definitorio, y una mayoría de mujeres afirma estar ahora más abierta a salir con alguien más joven. Es decir: una chica de 33 que pone el filtro en “25–40” está perfectamente en la ola.

Cameron Diaz (53) y su marido Benji Madden (46)

Los estudios empiezan a mirar con lupa qué pasa dentro de estas parejas. Algunas investigaciones sobre relaciones con brechas de edad muestran algo llamativo: cuando hay diferencia de edad, las personas que están con alguien más joven suelen reportar mayor satisfacción sexual que quienes están con alguien mayor. Y apuntan a que, a medida que las mujeres se hacen mayores, se vuelven más abiertas a contactar con hombres más jóvenes en plataformas de citas.

Clara se ríe cuando escucha lo de la satisfacción: “Yo solo sé que, con 38, tengo mejor sexo que con 28. Antes estaba llena de inseguridades, de complacencias, de ‘no voy a pedir esto porque qué va a pensar’. Ahora tengo otra relación con mi cuerpo. Y él no viene con el guion de ‘así se hace siempre’, viene con curiosidad. Es una combinación bastante peligrosa… para bien”.

Por supuesto, estas historias también tienen letra pequeña. No todo es TikTok, terapia y orgasmos múltiples. En las relaciones con mucha diferencia de edad -15, 20 años o más- los estudios encuentran más problemas de satisfacción a largo plazo: los ciclos vitales se desincronizan, aparecen temas de salud, energía, redes sociales distintas.

Sienna Miller, con 43, está esperando su segundo hijo junto a su novio, el actor y productor Oli Green, de 28 años

Aun así, el juicio social sigue ahí, aunque suavizado. “En la cena de Navidad mi tío me dijo: ‘¿Y el chavalín?”, cuenta Ana. La reacción, curiosamente, suele ser distinta según quién mire: muchas mujeres lo ven con curiosidad o directamente con envidia bienintencionada; algunos hombres de su quinta lo toman casi como una amenaza al reparto tradicional de poder.

Elsa Pataky y Chris Hemsworth son el ejemplo clásico de “ella mayor que él” dentro del star system: ella, nacida en 1976, es unos siete años mayor que el actor australiano, algo que nunca ha sido un problema y que muchas veces se usa justo como ejemplo de pareja sólida con ligera diferencia de edad.

Siguiendo en el mundo de los famosos, Sienna Miller mantiene desde 2022 una relación con el actor y modelo Oli Green, unos 15 años menor, y está esperando su segundo hijo junto a él; su historia se ha leído muchas veces como ejemplo de mujer que rehace su vida con alguien más joven sin esconderse. Heidi Klum y Tom Kaulitz, con 17 años de diferencia, muestran en cada alfombra roja hasta qué punto se va normalizando que sea ella la mayor. En el polo más extremo, Cher y Alexander “A.E.” Edwards, con unos 40 años de diferencia, encarnan la versión más radical de este patrón. Entre unas y otras, estas cuatro parejas mediáticas dibujan un paisaje donde la combinación “ella mayor, él menor” empieza a verse menos como rareza y más como una opción posible.

Miley Cyrus y su prometido Maxx Morando se llevan seis años

Durante siglos, el libreto decía: él mayor, ella menor; él provee, ella cuida; él decide, ella acompaña. Que ahora veamos más parejas donde ella nació en los 80 o 90 y él en los 2000 no es solo una anécdota romántica; es un síntoma de que el guion está cambiando. Ellas ya no buscan a un padre ni a un salvavidas; buscan a un compañero. Y si ese compañero resulta que tiene ocho años menos, pero sabe quererse y querer bien, la pregunta que muchas se hacen ya no es “¿qué va a decir la gente?”, sino “¿me hace bien?”.

Y con esa respuesta, el resto, incluido el año de nacimiento, empieza a importar bastante menos.

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