G7

Canadá acoge una cumbre del G7 marcada por los efectos de los aranceles y la vuelta de Trump

Mark Carney es el anfitrión de la reunión de las potencias mundiales tras las amenazas de anexión del presidente estadounidense

La imagen del fotógrafo oficial del Gobierno de Alemania con Angela Merkel y Donald Trump encarados en su primer G-7
Gobierno de Alemania

Los encuentros del G7, el grupo de siete potencias económicas más poderosas del mundo, acostumbraban a ser placenteros. Hasta que llegó el magnate republicano a la Casa Blanca. Cuando el terremoto Donald Trump acudió a su primera cumbre del G7, la diplomacia y la política internacional sufrieron un electroshock. Este encuentro, marcado por la vuelta de Trump también apunta a que será tenso. Cuando los ministros de finanzas de los 7 se reunieron a finales de mayo para preparar el encuentro, se evidenció el rechazo generalizado a los aranceles aprobados por Trump, que amenazaron con un seísmo económico global y un incremento de la inflación.

El encuentro cobra interés añadido porque el anfitrión, Canadá, fue víctima de las amenazas de Trump, que consideró al país vecino como el “estado 51” de EE UU e insinuó que podría anexionarse el país. En respuesta a la retórica agresiva de Trump y la imposición de aranceles, muchos canadienses boicotean productos y servicios norteamericanos, y evitan irse de vacaciones al otro lado de la frontera, al que históricamente fue un destino preferencial.

Trump
El presidente de EE UU Donald Trump
KiloyCuarto

La reunión del G7, que se celebra en Kananaskis entre este domingo y el martes, buscará “acuerdos y acciones coordinadas” en tres frentes, según declaró Mark Carney. Para el recién elegido primer ministro de Canadá, sus prioridades son proteger la paz y la seguridad de su país ante interferencias extranjeras; construir “seguridad energética y acelerar la transición digital”; y buscar nuevas alianzas que puedan canalizar la “enorme inversión privada para construir infraestructuras más fuertes, crear trabajos mejor remunerados y abrirnos a mercados dinámicos donde las empresas puedan competir y triunfar”.

Pese a las palabras de Carney, la reunión del G7 estará marcada por la tensión entre el unilateralismo y proteccionismo de Trump frente a los intereses colectivos de los miembros, con un contexto geoestratégico complejo que incluye el futuro de la guerra en Ucrania, la creciente influencia económica de China y las guerras abiertas en el mundo. El principal desafío será evitar que las disputas comerciales afecten la unidad del grupo.

Estados Unidos
El primer ministro de Canadá, Mark Carney, y el presidente Donald Trump , en la Casa Blanca
Efe

Los invitados al G-7

Carney fue criticado a principios de esta semana cuando se anunció que había invitado al primer ministro indio Narendra Modi a la cumbre del G7 apenas unos meses después de que la policía canadiense acusara al gobierno indio de actos de asesinato, extorsión y coerción. Canadá acusó al gobierno indio de asesinar al activista separatista Sikh Hardeep singh Nijjar en territorio canadiense.

La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, también ha sido invitada a la cumbre del G7, pero no está confirmado si asistirá. Surgieron discrepancias entre ambos países, después que afloraran rumores de que Canadá abandonará a México para acabar firmando un nuevo acuerdo comercial bilateral con Estados Unidos.

Sin aranceles en los comunicados

Matthew P. Goodman, analista del Council on Foreign Relations, resaltó que los aranceles impuestos sobre todos los países miembros del G7 ensombrecen el encuentro. “Aunque en los comunicados oficiales se evitará mencionar directamente los aranceles, las discusiones internas girarán en torno a estos, ya que sus efectos sobre el crecimiento económico global son significativos”, apuntó.

Donald Trump, en la Casa Blanca en Washington, Estados Unidos
EFE/ Jim Lo Scalzo / Pool

A nivel de agenda geopolítica, se espera que del encuentro salgan comunicados de apoyo firme a Ucrania -pese a que EE UU retiró la ayuda militar a Kiev-, así como la insistencia en imponer más sanciones económicas sobre Rusia si no se logra un alto al fuego próximamente. Trump mostró su hartazgo con Volodimir Zelenski y Vladimir Putin, tras no lograrse ningún avance en la última reunión de oficiales rusos y ucranianos en Estambul.

También se abordará la grave crisis humanitaria en la Franja de Gaza, el actual conflicto entre Israel e Irán, y otras guerras y crisis olvidadas por la opinión pública occidental, como Sudán, Haití o Congo. Para Goodman, los líderes del G7 insistirán en la urgencia de mantener la región del Indo-Pacífico más “libre, abierta, próspera y segura”. El analista se refiere a los riesgos que afrontan las rutas comercial marítimas -víctimas de los ataques de los hutíes en el Mar Rojo-, o la creciente influencia militar china en la región.

¿Pedirá que vuelva Rusia?

Por otro lado, se especula con que Trump podría pedir el retorno de Rusia a esta privilegiado club, formado en 1975 por las democracias industrializadas más poderosas del mundo: Alemania, EE UU, Canadá, Francia, Italia, Japón y Reino Unido. No obstante, la voluntad de Trump choca con el consenso generalizado entre el resto de países sobre incrementar la presión económica al Kremlin.

Las tradicionales muñecas rusas Matryoshka que representan al presidente ruso Vladimir Putin y al presidente estadounidense Donald Trump
EFE/EPA/MAXIM SHIPENKOV

Desde que asumió el cargo, Trump ha revolucionado el sistema comercial mundial con una oleada de aranceles, anunciados en el “Día de la Liberación”. Impuso un impuesto universal del 10% a casi todos sus socios comerciales, además de aranceles del 25 % a las importaciones de acero, aluminio, automóviles y autopartes.

En abril, elevó los aranceles sobre China a un exorbitante 145%, antes de reducirlos al 30% este mes para permitir que Pekín y Washington negociaran un acuerdo comercial. También impuso aranceles “recíprocos” a docenas de países antes de suspender esos gravámenes durante 90 días para permitir las negociaciones comerciales.

Tras una reunión entre funcionarios estadounidenses y chinos en Ginebra en mayo, que ambas partes celebraron como un supuesto éxito, Pekín y Washington también están comenzando a comunicarse con mayor frecuencia en un esfuerzo por solventar sus disputas comerciales.