La creciente polémica sobre el aborto se ha cruzado en el camino de regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y el expresidente no está dispuesto a quedarse de brazos cruzados. Este lunes despachó una de sus habituales andanadas en su red social, Truth, (Verdad, en español) pero el destinatario no fue esta vez Joe Biden ni sus odiados liberales, sino los republicanos “duros” contra el aborto, a los que acusa de estar perjudicando sus opciones en la carrera electoral.
Trump dijo que destacados republicanos conocidos por su rechazo total al aborto están “haciendo imposible” que los conservador ganen elecciones en estados claves. La perspectiva es especialmente preocupante dado el escaso margen entre ambos candidatos y el peso del voto femenino en los “estados bisagra”, en los que un puñado de votos puede decidir el nombre del próximo presidente de Estados Unidos.
Este potencial problema ya se manifestó en las elecciones de mitad de mandato de 2022, cuando los demócratas obtuvieron resultados mucho mejores de lo esperado. Un reciente sondeo de la cadena ABC reveló que el aborto había pesado mucho en la decisión de los votantes en aquellos comicios y el polémico expresidente Trump teme que lo haga también en las presidenciales del próximo 4 de noviembre.
Mujeres, las grandes votantes
Las mujeres, la mayoría de los votantes del país, aparecen particularmente sensibilizadas con un tema que las afecta mucho más que a ellos e incluso en estados tradicionalmente conservadores del sur o del Medio Oeste su apoyo a Trump se resiente por la división en torno a este tema.
El del aborto no era un tema prioritario en el debate público estadounidense hasta que en junio de 2022 la Corte Suprema revirtió su doctrina sobre el caso Roe vs Wade que desde 1973 había garantizado el acceso al aborto a nivel federal.
La decisión de la Corte Suprema devolvió el poder de regular el asunto a los estados y desde entonces se ha producido un aluvión de leyes en las legislaturas estatales que han endurecido el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo en amplias zonas de Estados Unidos, impidiéndolo totalmente en algunas.
Aborto inaccesible
En feudos republicanos del sur, como Alabama, Missouri o Mississippi, el aborto es ahora totalmente inaccesible y las mujeres que quieren tener uno deben viajar a otros estados. En otro como Florida la norma se ha endurecido significativamente.
En Alabama se ha llegado al extremo. Allí el Tribunal Supremo del estado estableció en un fallo que el embrión constituye un ser humano desde el primer momento y, por tanto, debe ser protegido por la ley. Esto provocó el cierre de las clínicas de fertilidad que funcionaban en el estado por temor a posibles sanciones penales contra médicos y otros profesionales.
El revuelo fue mayúsculo e incluso entre fieles votantes republicanas. Muchas de ellas vieron truncados sus intentos de ser madres y surgieron voces de descontento que obligaron a Trump a desmarcarse de la decisión de sus jueces.
El exmandatario es consciente de que este es un asunto en el que su rival, el presidente Joe Biden, parece estar más sintonizado con la opinión pública, y no ha dudado en cargar ahora contra pesos pesados del Partido Republicano que siempre lo han apoyado, pero se muestran inamovibles en su rechazo total al aborto.
Choque en el Partido Republicano
Las divergencias con Lindsey Graham, senador republicano de Carolina del Sur, son especialmente llamativas porque la suya es una voz con amplio predicamento entre los sectores más a la derecha de las bases republicanas, precisamente las más movilizadas a favor de Trump, y uno de sus principales aliados en el Congreso.
Trump está tratando de desmarcarse de los antiabortistas más rígidos y ha dicho que, como señaló el Supremo, la regulación debe corresponder a los estados. Graham, que lleva tiempo impulsando una prohibición al aborto más allá de las quince semanas a nivel federal, discrepó “respetuosamente” de la posición de Trump y se ganó uno de los habituales ataques en redes del expresidente. “Me culpo por Lindsey Graham, que ganó en Carolina del Sur solo porque yo lo apoyé”, publicó Trump.
La inusual batalla abierta sobre el tema entre los republicanos más conservadores pone de manifiesto que este es un tema especialmente incómodo para ellos. Los demócratas saben que muchas mujeres están en contra de que se les impida decidir libremente sobre su embarazo y en amplios sectores crece la indignación porque muchas mujeres están teniendo que desplazarse a otros estados para conseguir el aborto que desean.
El estado de Michigan, por ejemplo, se está convirtiendo en un imán para las mujeres de las vecinas Dakota del Norte, Dakota del Sur y Nebraska, donde es mucho más difícil, cuando no imposible hacerlo.
The Arizona Supreme Court ruling allows an 1864 abortion ban to go into effect. There are no exceptions for rape and incest, and it threatens doctors and nurses with prison time.
It does not have to be this way. Congress must restore the protections of Roe. pic.twitter.com/JGdA7RNI2W
— Vice President Kamala Harris (@VP) April 9, 2024
Esta semana, la vicepresidenta Kamala Harris ha respondido directamente a la nueva posición de Trump y ha cuestionado con un vídeo y declaraciones a la prensa la forma como ahora el exmandatario se refiere al aborto. “Ha manifestado lo orgulloso que está de ser responsable” cuando “una de cada tres mujeres en edad reproductiva vive en un estado con prohibiciones sobre el aborto” o incluso “en estados ni siquiera hay excepciones por violación o incesto”.
Está claro que la candidatura de Biden ha detectado el punto débil de Trump y está dispuesto a explotarlo.