Irán

Las revolución femenina (en moto) para desafiar a las autoridades de Irán

Pese a las leyes que les impiden obtener licencias, cada vez más mujeres conducen motocicletas en Irán

Iraníes
Fotograma de un documental de Iran Wire que muestra a las mujeres en moto
Iran Wire

En las calles congestionadas de Teherán, la extraña escena de mujeres al volante de motocicletas comienza a repetirse. Lo que fue una transgresión o incluso delito, hoy comienzo a ser un gesto cotidiano que refleja un pequeño cambio social en Irán.

Durante años, las autoridades iraníes han desalentado que las mujeres conduzcan motocicletas. El propio reglamento de tránsito, escrito en farsi, especifica que las licencias solo pueden otorgarse a “mardan”, es decir, a hombres. Esa elección de palabras, aunque en apariencia técnica, ha servido de base para excluir a las mujeres de forma sistemática.

Irán
Las iraníes desafían al régimen al conducir motos
Iran Wire

El jefe de la policía de tránsito de Teherán, Abulfazl Mousavipoor, llegó a declarar para la agencia ISNA que “este asunto no es una infracción, sino un delito, y mis colegas se ocuparán de estas personas, ya que ninguna de ellas tiene licencia de conducir y no podemos actuar en contra de la ley”.

A la prohibición legal se suma un componente cultural. Desde la Revolución Islámica de 1979, el país ha impuesto una interpretación estricta de las normas religiosas chiíes. Para algunos clérigos y políticos conservadores, una mujer sobre una moto representa una imagen inaceptable. “Mantener una cobertura adecuada para las mujeres mientras conducen una motocicleta es muy importante”, dijo el legislador Mohammad Seraj. “Una mujer no puede mantener la modestia esperada porque ambas manos están ocupadas con el manillar y está expuesta al viento”.

Libertad

Pese a esas resistencias, el movimiento crece. Las mujeres han comenzado a reclamar su espacio, impulsadas tanto por razones prácticas como por el deseo de autonomía. En una ciudad donde circulan más de ocho millones de vehículos por día, moverse en moto permite ahorrar tiempo y dinero, evitando los altos cargos de congestión que se aplican a los automóviles.

Sin embargo, su decisión y la de muchas otras mujeres tiene un eco que va más allá del transporte. En los medios reformistas se habla de un gesto de emancipación. El periódico Shargh escribió recientemente: “Es hora de superar los muros invisibles del juicio cultural y las reglas burocráticas. Para las mujeres, conducir una motocicleta no es solo una forma de transporte, sino un símbolo de elección, independencia y presencia igualitaria en la sociedad”.

El movimiento se amplifica a través de las redes sociales, donde las motociclistas comparten fotos y consejos. Una de las figuras más visibles es Noora Naraghi, campeona iraní de motocross, quien publica videos de sus recorridos por la ciudad e invita a otras mujeres a subirse a su moto.

Un vacío legal en revisión

El creciente número de motociclistas ha obligado a las autoridades a reconsiderar las normas. Einollah Jahani, exsubdirector de la policía de tránsito, señaló recientemente a la agencia de noticias ISNA que ninguna ley prohíbe expresamente otorgar licencias a mujeres. “Esto no debería interpretarse como una prohibición, sino como una laguna legal”, explicó.

Esa “laguna” tiene consecuencias concretas. Las mujeres que conducen sin licencia oficial quedan fuera de la cobertura de seguros en caso de accidentes. Kazem Delkhosh, funcionario del gobierno, anunció que se ha presentado un proyecto de ley para enmendar la legislación. Según afirmó, “esta brecha legal es peligrosa no solo para las mujeres, sino para todos los ciudadanos”.

 

En un país donde las mujeres han enfrentado décadas de restricciones, desde el uso obligatorio del velo hasta limitaciones para viajar o trabajar, cada moto conducida por una mujer se convierte en un gran avance.

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