El asesinato del activista conservador Charlie Kirk, ocurrido el pasado 10 de septiembre en la Universidad del Valle de Utah, no solo conmocionó a Estados Unidos. También se convirtió en un nuevo frente de manipulación informativa. Según un análisis de NewsGuard, medios estatales y cuentas vinculadas a Rusia, China e Irán han difundido miles de mensajes con teorías de conspiración y acusaciones sin pruebas, con el fin de alimentar la división interna y dañar la imagen internacional de Estados Unidos.
En apenas una semana, del 10 al 17 de septiembre, los medios oficiales de esos tres países mencionaron a Kirk unas 6.200 veces. El tono común fue presentar el crimen como parte de un complot, aunque cada nación adaptó la narrativa a sus intereses políticos y geopolíticos.
El gobernador de Utah, Spencer Cox, ya había advertido de esta situación el 12 de septiembre, apenas dos días después del tiroteo. En una conferencia de prensa declaró: “Lo que estamos viendo es que nuestros adversarios quieren violencia. Tenemos bots de Rusia, China, de todo el mundo, que intentan sembrar desinformación y alentar la violencia”.

Desacreditar a EE.UU.
Aunque las versiones difundidas difieren entre sí e incluso se contradicen, todas persiguen un mismo fin: desacreditar a Estados Unidos y amplificar su imagen como un país en crisis política y moral.
Rusia buscó vincular el asesinato con Ucrania. El canal RT y otros medios oficiales repitieron especulaciones sin pruebas sobre supuestas señales entre asistentes al evento para coordinar al atacante. Aleksandr Dugin, ideólogo ultranacionalista cercano al Kremlin, escribió que “las órdenes fueron dadas por los mismos centros que enviaron al tirador para destruir a Charlie Kirk frente a todos”. Además, comparó la muerte del activista con la de su hija Darya Dugina, quien murió en un atentado en 2022 que Moscú atribuyó a Ucrania.
Irán, por su parte, acusó directamente a Israel. La agencia IRNA y medios próximos a la Guardia Revolucionaria plantearon que el asesinato habría sido una operación del Mossad para desviar la atención internacional sobre la situación en Gaza. El diplomático Hassan Safarkhani llegó a afirmar que Israel, “probablemente en colaboración con la CIA”, buscaba silenciar a un defensor de las libertades en Estados Unidos. No obstante, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu desmintió tajantemente esas versiones al calificarlas de “locas”.
China se inclinó por remarcar las divisiones internas estadounidenses. A través de cuentas en la red social X, se difundieron falsedades sobre el sospechoso del crimen, Tyler Robinson. Una de ellas aseguraba que había donado 224 dólares a la campaña de Donald Trump en 2020. En realidad, esa contribución corresponde a otra persona con el mismo nombre, de acuerdo con los registros oficiales.
“Prepertúan tropos antisemitas”
El asesinato de Kirk, que según los fiscales fue cometido por Robinson actuando solo y motivado por ideología y agravios personales, ya había desatado rumores y especulaciones dentro del propio Estados Unidos. La irrupción de actores extranjeros amplificó ese ruido, conectando las conspiraciones locales con sus narrativas.
El caso se suma a una larga lista de episodios recientes en los que campañas de desinformación extranjeras han explotado crisis estadounidenses, desde protestas sociales hasta intentos de asesinato político. Rusia, China e Irán suelen aprovechar estas oportunidades para presentarse como observadores críticos de una democracia en declive, aun cuando sus propias versiones sean contradictorias o carezcan de evidencia.
La Liga Antidifamación (ADL) advirtió que las teorías que acusan a Israel de estar detrás del asesinato “perpetúan tropos antisemitas de siglos sobre un supuesto poder desmedido de los judíos”, narrativas que históricamente han alimentado la persecución y la violencia.
Lo ocurrido tras el asesinato de Charlie Kirk ilustra cómo la desinformación internacional se acopla a la polarización estadounidense. Los intentos de Rusia de culpar a Ucrania, las acusaciones de Irán contra Israel y las burlas de China sobre la división social en Estados Unidos son piezas distintas de una misma estrategia: minar la confianza pública y erosionar la credibilidad del país en el exterior. Como señaló NewsGuard en su informe, la explotación del asesinato de Kirk no es un hecho aislado, sino parte de un patrón sistemático que se activa cada vez que ocurre un acontecimiento de alto impacto en Estados Unidos.