A veces, fastidia un poco que nos digan que no a algo, o que nos dejen en visto. No obstante, para algunas personas, su sensibilidad al rechazo les hace encajarlos como golpes devastadores.
No es falta de carácter, sino un tipo de reacción psicológica que exacerba sentimientos como la tristeza, la decepción o la vergüenza hacia extremos peligrosos. Y esta reacción recibe el nombre de Disforia Sensible al Rechazo (DSR).
Qué es exactamente la sensibilidad al rechazo, y qué vínculo tiene con el TDAH

El doctor William Dodson describió en los noventa esa respuesta emocional extrema ante el rechazo o la crítica, incluso aunque sea una percepción imaginaria. Va más allá de una baja autoestima convencional, y de un bajón emocional.
Este psiquiatra decidió acuñar el término como Disforia Sensible al Rechazo (DSR) para este fenómeno. Se trata de un dolor emocional que puede durar horas o incluso días, llegando a causar un malestar físico en quienes la padecen. Como un “ardor emocional” incontrolable en el pecho.
Si bien no es un diagnóstico independiente, hay expertos que ven una correlación de esta reacción con el TDAH. El propio doctor Dodson halló que un gran porcentaje de adultos con este trastorno, experimentaban una sensibilidad fuerte a ser rechazados y rechazadas.
Principalmente, esto es debido a los problemas que atraviesan estos individuos en su autorregulación emocional. Con esta dificultad, se hace muy difícil lidiar con con la intensidad del centro emocional del cerebro, el sistema límbico.
No obstante, también afecta a personas sin TDAH. Especialmente, si han tenido una oleada de comentarios negativos durante su infancia. Y, desgraciadamente, los niños y niñas con TDAH suelen recibir muchísimos más mensajes o gestos negativos.
Cómo se manifiesta la DSR y cómo lidiar con la

Este tipo de disforia tiene rasgos muy distintivos.
Por ejemplo, tener una reacción compleja ante la mínima crítica, la complacencia extrema a los demás (o ser people pleaser), sufrir ataques de ira repentina o evitar interacciones de manera preventiva para evitar juicios.
Este tipo de reacciones hacen que la sensibilidad al rechazo dañe las relaciones con los demás, incluso las más saludables. En el trabajo, querer ser inmune a la crítica provoca un gran agotamiento. En la amistad o el amor, se convive con una tensión constante por no querer sufrir daños o dañar al otro.
Para poder lidiar con esta disforia, los psicólogos y psicólogas suelen realizar una terapia cognitivo-conductual. El profesional de la salud mental puede ayudar a entender mejor estas reacciones y a manejarlas antes de que se conviertan en crisis emocionales.
También se puede regular la respuesta emocional con medicamentos, aunque todo depende de cada caso. Y siempre bajo prescripción médica, nunca por
Lo más importante es tener presente que la sensibilidad al rechazo no es “culpa” de quien la padece. Es una reacción del sistema nervioso, que con tiempo y ayuda profesional se puede gestionar mejor y llegar a conseguir la negativa como algo que se puede manejar.


