Tyler Robinson, acusado de matar a Charlie Kirk, envió a su compañero de piso una serie de mensajes y dejó una nota que, según las diligencias, anticipaban el ataque contra el activista conservador. Las conversaciones, que la Policía de Utah incluye en la investigación, forman parte del material que la Fiscalía ha presentado en el caso.
La nota bajo el teclado y la frase que alertó
El 10 de septiembre, día del tiroteo en el campus de Utah Valley University, Robinson mandó un mensaje con la instrucción de mirar bajo su teclado. Allí su pareja encontró una nota con la frase: “Tengo la oportunidad de acabar con Charlie Kirk y voy a aprovecharla”. Esa anotación es, según los investigadores, la primera prueba escrita que vincula la intención de Robinson con la muerte del activista conservador.
Tras el hallazgo, se produjo un intercambio de mensajes en el que, siempre según las pruebas, Robinson reconoció haber sido quien disparó a Charlie Kirk. “Sí, lo siento”, responde el acusado en esas conversaciones cuando su compañero le pregunta directamente por la autoría del ataque que acabó con la vida de Kirk.

Las comunicaciones revelan que Robinson planeó el ataque con días de antelación. Una circunstancia que la Fiscalía considera indicativa de premeditación en el asesinato de Charlie Kirk. En los textos, el acusado asegura que llevaba “poco más de una semana” organizando el ataque dirigido al activista.
El arma y el rastro que inquieta al sospechoso
En los mensajes, Robinson describe cómo tuvo que dejar el rifle en un arbusto tras el ataque. Y muestra preocupación por las huellas y la singularidad del fusil, que, según él, ya había sido difundida por las autoridades. El propio acusado detalla en los textos la preocupación por la mira del arma, su valor y la posibilidad de que las pruebas forenses le relacionen con el arma que mató a Charlie Kirk.
Los mensajes transmiten un tono que va de la frialdad a la ironía. Robinson habla de “grabar balas” y bromea sobre la repercusión mediática. Pero también admite en frío que actuó porque estaba “harto de su odio”, en referencia a Charlie Kirk. Esa mezcla de bromas y confesiones es parte de la narrativa interna que la Fiscalía aporta contra el acusado.

Robinson relata en los textos que no pudo recuperar el rifle porque la zona quedó acordonada. Temía que la policía encontrara huellas o pruebas. La descripción del punto donde dejó el fusil y la queja por no poder recuperarlo son elementos que los investigadores han plasmado en las diligencias contra el presunto autor del homicidio de Charlie Kirk.
El dilema de entregarse y la protección al compañero
En las horas posteriores, el acusado dejó entrever la intención de entregarse y mostró preocupación por la seguridad de su pareja, pidiéndole al mismo tiempo que no hablara con la prensa ni con las autoridades hasta contar con asistencia legal. Esas instrucciones figuran en los mensajes que, según la investigación, conectan de forma directa a Robinson con la muerte de Charlie Kirk.
Con las comunicaciones y la evidencia física recogida, la Fiscalía ha acusado a Tyler Robinson de asesinato agravado en relación con la muerte de Charlie Kirk. También ha anunciado que pedirá la pena máxima. El caso, que ha conmocionado a la comunidad universitaria y al entorno político, se apoya en la suma de confesiones por texto y otros indicios reunidos por la Policía.