“Yo no conozco a otro mortal que realmente pueda mantenerse al ritmo de Donald Trump”, reconoce Susie Wiles entre risas al New York Post. La jefa de gabinete de La Casa Blanca, a sus 68 años, es la encargada de mantener funcionando la maquinaria del gobierno más disruptivo en décadas. Su visión del cargo es clara: “Me di un consejo cuando comencé este trabajo: soy la jefa de gabinete, no la jefa de Donald Trump“.
Wiles no es una figura pública frecuente, pero en su conversación con Miranda Devine en el pódcast Pod Force One, dejó entrever el carácter firme que ha llevado a Trump a confiar en ella plenamente. No se considera la protagonista, pero su impacto en la administración es evidente.

“Trump es predecible, accesible, comprometido”
Según cuenta en la cadena norteamericana, su papel consiste tanto en gestionar lo cotidiano como en mantener al presidente alejado del “ruido” innecesario. “Trump es predecible, accesible, comprometido. Mi trabajo es filtrar lo que no necesita para que piense con claridad”, explicó. Cuando algo lo irrita, su respuesta no es reactiva sino pragmática: “Nunca lo he visto enfadado sin razón. Lo que quiere de mí es que arregle lo que lo hizo enfadar”.
Su relación con Trump comenzó en 2015, en una reunión en la Trump Tower durante las primarias republicanas. En aquel entonces, Wiles era una estratega política de Florida, con campañas exitosas en su historial. “Yo había sido una republicana tradicional toda mi vida y pensaba que eso ya no funcionaba para la gente. Necesitábamos un disruptor”, recuerda. Tras conversar con Trump, quedó sorprendida por su conexión con la clase media. “Me di cuenta de que sí entendía lo que estaba pasando. Y entonces la decisión de unirme a su equipo fue fácil“.

“Él toma una decisión y la ejecutamos”
El día a día en la Casa Blanca bajo su liderazgo está lejos del caos que algunos podrían imaginar. Aunque admite que el presidente prefiere tener “tantas opiniones como sea posible” antes de tomar una decisión, asegura que el equipo logra encauzar esa energía hacia resultados concretos. “A cierto punto hay que cerrar el círculo, él toma una decisión y la ejecutamos.”, afirmó.
Durante la conversación, Wiles habló también sobre conciliación laboral y maternidad. Madre y ahora abuela, interrumpió su carrera por más de una década para criar a sus hijas. “Reinsertarse no es fácil, pero tenía una habilidad específica, eso lo hizo más fácil para mi”, dijo. Esa experiencia la sensibilizó con las madres jóvenes de su equipo: “No puedes dar lo mejor de ti en el trabajo si estás preocupada por tus hijos, por la guardería o por si la niñera está enferma algún día. Yo lo viví y lo entiendo.“.

“No respetaba lo que hacía”
Hija del comentarista deportivo y deportista Pat Summerall, Wiles creció en un hogar donde la meritocracia era ley. “Mi padre nunca habría pensado en darle a mis hermanos una oportunidad que no me diera a mí”, relató. Su infancia, llena de deportes y disciplina, moldeó su carácter. Años más tarde, ayudó a su padre a superar el alcoholismo escribiéndole una carta cuando ingresó a rehabilitación. “A veces no quería compartir su apellido porque no respetaba lo que hacía”, le confesó en aquel texto. Summerall no volvió a beber.
Former New York Giants placekicker, decorated sports broadcaster, and Trump pal Pat Summerall was lifted out of alcoholism with some tough love from his daughter, Susie Wiles, she revealed to @mirandadevine on “Pod Force One.” Subscribe here: https://t.co/WEw3Xn4z79 pic.twitter.com/8Lgz7AZWrh
— New York Post (@nypost) July 9, 2025
“Pensé que estaba muerto”
Al recordar el intento de asesinato que sufrió Trump en Butler, Pensilvania, Wiles no duda: “Pensé que estaba muerto”. Para ella, aquel momento marcó un cambio espiritual. “Creo que él sabe que fue salvado por una razón”, dijo. Y eso, cree, lo hace aún más comprometido con sus convicciones religiosas.
Sobre su filosofía de vida, Wiles fue concreta: trabajar duro y saber que el tiempo coloca a cada uno donde debe estar. “Si esto me hubiera pasado a los 30, no estaría aquí”, reflexionó. Ahora, a la cabeza de un gobierno que avanza a paso acelerado, parece haber llegado justo a tiempo.