Opinión

El presidente del humo y el gobierno antitabaco

Actualizado: h
FacebookXLinkedInWhatsApp

Hay una regla de oro en el manual de estrategia sanchista: si sabes que vienen conversaciones desfavorables, te anticipas y sacas a pasear cualquiera de las armas que tengas a mano. Las cortinas de humo han sido una constante en sus siete años al frente del país. Si en algo destaca el presidente del Gobierno, además de en su descomunal capacidad de resistencia, es en el enorme talento que posee para la cocina de aprovechamiento. Con los ingredientes que tiene a su alcance, es capaz de armar sus propias realidades envolventes para tratar de controlar la agenda y así contrarrestar el tsunami de escándalos que continúa golpeando los cimientos de su asediado Gobierno.

Lo cierto es que la situación es tan límite que no puede sacar pecho ni de su política interior, perfumada con el aroma putrefacto de la corrupción, ni de su política exterior, en claro retroceso de imagen después de la pérdida de influencia en la UE y la OTAN y tras las demoledoras portadas que le han dedicado importantes medios internacionales como The Times o The Guardian, por poner algunos ejemplos. No obstante, Sánchez ha vuelto a identificar el conflicto entre Israel y Palestina como una oportunidad para desviar el foco de sus miserias y tratar de vigorizar y seducir a esas bases de la antigua izquierda a la izquierda que está dispuesta a perdonar todos los desmanes que florecieron y siguen floreciendo por un par de brindis al sol.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
La Moncloa

Sí, frenen, estamos totalmente de acuerdo en que lo que está haciendo el sanguinario Netanyahu no tiene un pase y que un país con dignidad debe dar una respuesta a la altura. Pero no, el discurso del lunes de Sánchez, en el que principalmente se dedicó a colgarse medallas, no es esa alocución revolucionaria que muchos creen que es. Es solo postureo, una masterclass de pellizcos de monja mientras simula que está echándole un pulso él solito al universo. Lo cierto es que, si de verdad Sánchez quisiera hacerle frente a lo que ya califica como genocidio, rompería relaciones con Israel. Sin embargo, nuestro William Wallace de Aliexpress no lo hace, porque sabe que no puede. Repito, me parece una postura legítima, pero es que no me lo creo, porque el fondo es tan falso como oportunista, un rafagazo de progresismo pop para intentar dopar una opinión pública que pasa el rato en tuiter debatiendo sobre la protesta en la Vuelta a España y las aventuras de la intrépida tripulación de la Flotilla de Greta y Colau.

De hecho, Yolanda Díaz vino a recriminarle a Sánchez que no había sido lo suficientemente contundente. Que Yolanda Díaz te recrimine contundencia y te tache de blandito y postureta debe ser algo así como que Luis de la Fuente te toque el brazo y te diga que le pases rutina de bíceps. Están aquí ambos partidos del Gobierno pegándose, viendo a ver quién es capaz de capitalizar mejor el sufrimiento del pueblo palestino mientras que el PP se debate entre Guardiolas, con discursos que deben ser suscritos por cualquier persona con un ápice de humanidad, y Almeidas, empeñados en ponerle peros a la barbarie y en jugar al mismo juego miserable de las Siras Regos de turno que no son capaces de condenar con todas las letras el terrorismo de Hamás.

Las ministras Sira Rego y Yolanda Díaz
Efe

La sensación es que el Ejecutivo está chapoteando en el embolado bélico tratando de ver quién agarra más fuerte la bandera de la reivindicación, pero mientras esto pasa, la realidad sigue su curso. Yolanda y su proyecto estrella de la reducción de la jornada laboral se han dado de bruces con una de las grandes mentiras del gobierno del progreso. Disfrutó mucho Miriam Nogueras, testaferra de los siete de Puigdemont, comunicándole a la vicepresidenta que votarían en contra de su panacea.

Por otro lado, en el universo del número uno, han vuelto de golpe a la palestra todos aquellos personajes que saltaron desde las fosas sépticas del socialismo al estrellato mediático por la vía del surrealismo. El mismo lunes compareció la inigualable Leire Díaz en el Senado, que dejó otra joya audiovisual para la historia en dos simples respuestas. “¿Es usted periodista de investigación?” Sí. “¿Ha publicado alguna investigación?” No. Sencillamente insuperable. También, y esto es reseñable, ya ha empezado a reconocer reuniones, en al menos tres ocasiones, con Santos Cerdán, el hombre que hace pocos meses era la mano derecha del presidente y que, hoy en día, sigue durmiendo en Soto del Real. No sé, creo que con lo que hay encima de la mesa es sencillo deducir quién pudo encargarle los trabajos que hacía a la superagente Leire. Qué grandes procesos de selección los de las cloacas del PSOE.

También hemos tenido noticias y novedades de la mano derecha primigenia, Don José Luis Ábalos, que ha tenido a bien salir a defenderse de las declaraciones de Carolina Perles, su exmujer, que viene con fuerza a reclamar un papel protagonista en este reparto de la infamia. Esta señora, empujada por lo que parece una mezcla entre despecho y unas enormes ansias de parné y protagonismo, ha repartido entre The Objective y Mediaset testimonios que, de confirmarse, vendrían a terminar de verificar lo que desde un principio vienen apuntando todas las investigaciones.

Carolina Perles - Sociedad
Un momento de Carolina Perles en la entrevista de Telecinco.
Mediaset

Perles, además de poner a caer de un burro a su exmarido y acusarle de maltrato, ha hablado sobre aquella célebre noche de autos en Barajas en la que Delcy despachó con José Luis Ábalos. Cuenta que su marido estuvo durante aquellas horas en contacto con dos personas. Una era Fernando Grande-Marlaska y la otra Pedro Sánchez. Así las cosas, también cuenta que las conductas de su antiguo esposo y Koldo eran conocidas por muchos miembros del antiguo Ejecutivo. Entre los que nombra, por ejemplo, a Iván Redondo o a Carmen Calvo y Adriana Lastra, que habrían alzado la voz por sus convicciones feministas, y fueron igualmente fulminadas en la misma remodelación que el ex ministro de Transportes.

Para seguir con la tromba, El Español ha publicado una entrevista en exclusiva con Paco de Narváez, que cuenta que Begoña Gómez le pagó por unos anuncios en una revista sobre la Sauna Adán, negocio de su padre, en el que asegura Suárez que ella realizaba labores de gestión y donde, además, dice que se ofrecían servicios de prostitución.

Hay quienes intentan defender que todo esto es mero salseo, puro tomate de pareja que están aireando sus trapos sucios en público, que no es de recibo que se esté removiendo esto. Miren, esto sería casquería sin interés si Begoña Gómez no fuera la mujer del presidente del Gobierno. Además, todo eso pasó al terreno del interés general el día que el mismísimo Pedro Sánchez se colocó delante de las mujeres de su partido para echar pestes sobre Ábalos y Koldo y asegurar que iba a acabar con la prostitución y con todos los que la consumían. Creo que esas mismas mujeres a las que se encomendó tienen derecho a saber si ese mismo salvador del feminismo abolicionista del trabajo sexual se ha estado lucrando de él.

Y sí, por si era poco, para rematar, ayer se confirmó que el juez ha abierto juicio contra el Fiscal General del Estado, al que le ha impuesto una fianza de 150.000 lombardinacos. Todavía no le han pedido la dimisión. Sánchez intenta anticiparse, marcar la conversación, pero se le va de las manos con tantos escándalos. Hacen falta muchas cortinas de humo para tapar todas las vergüenzas que acorralan a este Gobierno. Sin duda la ley antitabaco, que aprobó ayer su tramitación el Consejo de ministros, capitalizará parte de la conversación, pero no creo que sea suficiente. Además, no sé si es el mejor momento para que se quiten del tabaco. Vienen curvas.