Diplomacia

España pierde peso en Europa mientras Polonia y Finlandia avanzan posiciones

De aspirar a liderar en Bruselas a quedar fuera de las decisiones clave, Sánchez ya no está en la primera línea del núcleo duro europeo

Pedro Sánchez
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez
KiloyCuarto

Al principio, todos querían la foto con Pedro Sánchez. En Bruselas se le escuchaba, formaba parte activa de los corrillos y, en los cálculos de poder, se le incluía. Su nombre llegó incluso a sonar para algún alto cargo europeo.

Sin embargo, las reuniones celebradas este miércoles lo han dejado claro: España ya no está en la primera línea del núcleo duro europeo, superada ahora por países con menos población pero con más influencia, como Polonia y Finlandia.

El nuevo mapa de poder comunitario se ha dibujado entre París y Berlín. En la capital francesa, Emmanuel Macron reunió a Antonio Costa -antiguo aliado de Sánchez y hoy presidente del Consejo Europeo- y al núcleo franco-alemán, en una videollamada decisiva sobre la estrategia común ante la crisis de seguridad.

En la alemana, Volodimir Zelenski viajó para verse con Friedrich Merz, organizador de un encuentro con varios líderes europeos. España, mientras tanto, observó desde la segunda fila.

Polonia adelanta por la derecha

El avance polaco no es nuevo, pero ahora se consagra. Con una diplomacia agresiva, respaldada por su creciente peso militar y una sintonía con Berlín y Washington que contrasta con el perfil más retórico de Madrid, Varsovia ha pasado de socio emergente a actor imprescindible. El gesto de Zelenski de desplazarse hasta Berlín para reforzar su vínculo con Merz -y no con Sánchez- es un síntoma que no pasa inadvertido en las cancillerías europeas.

Zelensky y Friedrich Merz (atrás-der.) asisten a una reunión en línea con otros líderes europeos (en pantalla) para discutir la guerra en curso en Ucrania.
EFE

Finlandia, discreta pero firme, también ha escalado posiciones. Su entrada en la OTAN -hace menos de dos años- y su alineamiento con la estrategia de seguridad del norte de Europa le han permitido estar en las mesas donde se decide, incluso cuando esas mesas no tienen a los “grandes del sur”. España, pese a su tamaño y población, no aparece en ese núcleo reducido.

Pero la inercia se ha roto. La guerra en Ucrania y el reequilibrio del poder hacia el Este han modificado las prioridades. Sánchez ha perdido aliados -Costa, ahora desde la presidencia del Consejo, se mueve más cerca de Macron que de Madrid- y no ha logrado fijar una agenda que contrarreste el empuje polaco y finlandés.

Una fotografía distinta

La fotografía de hoy en Bruselas es muy distinta a la de hace apenas un lustro. España ha pasado de ser invitada habitual a las reuniones clave a recibir el resumen por videoconferencia.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha participado en la reunión virtual de líderes de la Coalición de Voluntarios para la seguridad de Ucrania

El sur, salvo Italia por su vínculo con la OTAN, y la moderación de los políticas de extrema derecha de Meloni, ha hecho que España comience a pesar menos en la nueva coreografía europea. Ni el presidente del Gobierno ni ningún otro miembro del Ejecutivo ha estado presente ni en la reunión organizada por Alemania ni en la firma de acuerdo de la UE sobre Ucrania.

Macron y Antonio Costa conversan después de una reunión en línea con otros líderes europeos
EFE

Sí han estado presente en la tercera -y última reunión-, la mesa virtual a la que han asistido miembros de la llamada Coalición de Voluntarios para resumir las conclusiones de las dos reuniones anteriores y fijar la prioridad europea en “momentos tan críticos como el actual”.

Sánchez, que en 2019 presumía de estar “en el corazón de Europa”, ha visto cómo ese espacio se estrecha. El liderazgo que le otorgaban sus alianzas mediterráneas y su sintonía con António Costa o Emmanuel Macron se ha ido desdibujando, dejando a Madrid en un terreno intermedio: demasiado grande para ser ignorada pero demasiado poco influyente para fijar rumbo.