Fue una noche histórica la del martes en el estadio Metropolitano. La selección española femenina ganó algo más que la Nations League en el partido de vuelta de la final, entre otras cosas porque estas mujeres, las que estaban en el Mundial de Australia, las que renunciaron a él por coherencia con sus reclamaciones y las que llegaron después y recogieron los frutos de la lucha de sus compañeras, se han ganado la credibilidad partido a partido, gol a gol y final a final.
El partido dejo muchas imágenes y muchos momentos para recordar, golazos extraordinarios como el de Vicky López o el último de Claudia Pina, puro talento para el presente y futuro el de ambas, pero uno con una carga especialmente emotiva por lo que significaba para la protagonista. La selección le debía un regreso como este a Jenni Hermoso, una celebración con el foco puesto exclusivamente en el éxito deportivo, una victoria en su ciudad una grada entregada a la futbolista de Tigres que sintió el aliento del estadio en cuanto saltó a calentar en la banda y que celebró su entrada al campo en el minuto 79. “Es uno de los mejores momentos de mi vida” reveló la jugadora, emocionadísima al final.
Si Jenni tiene aún recorrido o no en la selección, se verá. Lo que no se merecía la futbolista con la mejor trayectoria en la historia de la selección española femenina era ser revictimizada por el equipo nacional, terminar una trayectoria de ese nivel siendo víctima primero de Rubiales y después de algo así como un castigo por haber osado llevar hasta el final su denuncia.
Por eso, la alegría de Jenni la noche del martes fue liberadora, sobre todo para ella, pero seguro, también para quienes hoy dirigen a esta selección desde el banquillo y desde los despachos de la RFEF, Sonia Bermúdez y Reyes Bellver. Su gestión ha devuelto la sensatez y ha cerrado viejas y dolorosas heridas, además de reincorporar a jugadoras que han vuelto a demostrar que pueden dar muchísimo a este equipo como Mapi León, felizmente recuperada para el equipo nacional tras su renuncia en tiempos oscuros y que por fin pudo levantar un título con España.
Mapi jugó su último partido con la selección entonces de Jorge Vilda el 20 de julio de 2022, cayendo en la final de la Euro frente a Inglaterra. Fue la única jugadora de las 15 que se plantaron ante aquella federación de Rubiales que no había vuelto hasta el pasado octubre, en el debut de Sonia Bermúdez. El palmarés de Mapi no tiene la Copa del Mundo, ni la Nations anterior ni la Eurocopa. Pero este triunfo en Madrid, con un nuevo record de asistencia de público a un partido femenino y siendo pieza fundamental en mantener a cero la portería de Cata Coll, después de casi tres años de renuncia, le ha sabido a gloria a la central maña.
“Jugar, luchar y ganar” era el hastag que eligió la RFEF en sus redes sociales para acompañar la final de la selección. Seguro que la intención en el uso de los tres verbos era estrictamente deportiva, pero en el caso de estas mujeres, esa lucha y esa victoria traspasan lo estrictamente deportivo, porque muchas de ellas tuvieron que jugar durante mucho tiempo y con mucho esfuerzo también fuera del césped. ¿Quién no recuerda lo de las 15 “caprichosas” que se “negaban a jugar con la selección” ? Al final, resulta que algo pasaba ahí dentro, ¿no?
Por eso este éxito con las que estuvieron antes, las que han vuelto y las que han llegado después, sin cuentas pendientes ni rencores pasados, tiene un sabor tan especial . Degustar lo que cuesta tanto lograr, sabe mejor. ¡Felicidades!



