Algunos pensarán que lo mejor que le puede pasar al Gobierno es que este año se acabe. El problema es que tiene pinta de que el 2026 puede ser todavía peor porque no se vislumbra para ellos un horizonte esperanzador, sino todo lo contrario y, si ven una luz al final del túnel, probablemente sea la de un tren que viene en dirección contraria. Las uvas serán pues el punto y seguido de la decena de casos que siguen instruyendo los tribunales y que afectan al Ejecutivo, al PSOE y al entorno del propio Sánchez: Ábalos, Cerdán, Koldo, hidrocarburos, fontanera, Begoña Gómez, David Sánchez, Plus Ultra… y lo que pueda venir, porque el problema de los casos de corrupción es que suelen estar interconectados y tirando de un hilo se pueden encontrar más chanchullos.

Lo que ha quedado claro este 2025 es que lo de la mentira y el fango corrían a cargo del Gobierno, no de la prensa que desvelaba las artimañas de varios sinvergüenzas que han querido enriquecerse a costa de todos enarbolando la bandera del socialismo. Y, qué no decir de los intentos de Sánchez, Montero, Alegría y otros muchos, de tapar los casos de acoso sexual que han surgido en sus distintas organizaciones e incluso en Moncloa.
En el 2026, tampoco habrá presupuestos, por los que hay ya son muy buenos, dicen, aunque hayan sido aprobados por otras Cortes, y el Gobierno seguirá sin mayoría parlamentaria que le dé cierta estabilidad, pero seguirá, seguirá porque sólo permaneciendo en Moncloa se pueden controlar los resortes del poder y tener cierta información sobre los casos que permanecen abiertos, que para eso se han apresurado a cambiar al jefe de la UCO (aunque sea ascendiéndole, eso sí). Lo de la colaboración con la justicia suena a broma porque, si algo, han hecho desde Moncloa y desde Ferraz, es obstaculizar la labor de los magistrados, o intentar hacerlo.

Electoralmente y, según las encuestas, a Sánchez le espera también un panorama bastante negro en las citas con las urnas que tendrán lugar en Aragón, Castilla y León y Andalucía. El PSOE ya no aspira a ganar en ninguna de estas plazas, pero a Sánchez le vale con que Vox siga creciendo, le impida revalidar a Juanma Moreno su mayoría y se lo ponga difícil al PP en estas tres plazas intentando condicionar sus políticas para que luego él pueda presentarse a las generales de nuevo como el muro contra la ultraderecha. El problema es que, según los sondeos, este discurso ya ha dejado de calar en buena parte de los españoles. A Sánchez ya solo le da un voto de confianza el CIS, pero prueba de que no se fía de Tezanos es que no convoca elecciones. Cuando lo haga, el líder socialista tampoco aspirará a ganar, por supuesto, sólo a sumar, para intentar permanecer en Moncloa. La pregunta es, hasta qué punto estará dispuesto a ceder para seguir haciéndolo.
A pesar de todo, a Sánchez nada le turba, nada le espanta y esta semana pasada ha sido capaz de hacer un Tiktok enseñándonos la Moncloa y de publicar en Spotify su lista de canciones favoritas bajo el nombre de “Monstruo” subrayando, sin ningún pudor que “el 2025 ha sido un gran año, también en la música”. En cierto modo, estoy de acuerdo: todo es monstruoso.



