Opinión

Pantomima Full

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Oficialmente hemos completado la transición de nuestra actualidad informativa a sketch de Pantomima Full, a episodio de The Office o a escena chusquera de La Que Se Avecina. Reparto torrentiano con personajes que superan cualquier caricatura, tramas estrambóticas dignas de guionistas dementes, y ni un respiro, un gag detrás de otro. Solo nos faltan las risas enlatadas que tapen el bochorno y el llanto de impotencia que esconden las carcajadas. De tanto cultivar el surrealismo hemos convertido en un circo todo lo que rodea al servicio público. En un circo sin pan, donde nos crecen los enanos al amparo de este ridículo sin cuartel.

Es como si Sánchez tras sus dos incursiones en la literatura autobiográfica se hubiera decidido pasar al cine para dirigir la secuela de la España de Jesús Gil y Ruiz Mateos. Sin duda acertó con este casting que hoy le cerca su futuro. Ya no está en controlar el relato, hace tiempo que dio esa batalla por perdida. Ahora está en manejar con habilidad el insulto, o la ironía, que será el eufemismo que utilizarán ellos para presentarnos esta continua colleja en la dignidad de los españoles.

Tierra firme se llamaba la segunda entrega de sus memorias. Hay que tener cuajo para llevar las arenas movedizas por la cintura y elegir ese título. Tierra firme decidió bautizarlas el hombre que nos habló poco después, con su mujer ya investigada, de fango, de pseudomedios, de bulos, de muros entre españoles y de… agárrense… regeneración democrática. Es una contradicción constante la que mueve la inercia de este Gobierno que ha llegado a un callejón sin salida. Ya no se pueden calificar las argucias de mentiras, de cambios de opinión o cualquier otra bagatela. Es una forma de actuar, de ejercer la desvergüenza desde el acorralamiento.

A Sánchez el único poder real que le queda es el de elegir cuando poner las urnas. Pero todo huele tanto a descomposición, todo apunta tanto a derrumbamiento inminente, que el resistir parece que solo significa alargar una agonía que hará todo más dañino. El tiempo ya no juega a favor, sino en contra. Corre el minutero y bajan las posibilidades, la aritmética se esfuma. De ahí que estos días se esté intensificando el esperpento, de ahí que los shows cada vez sean más toscos e improvisados. Hay un momento en todas las caídas de los grandes regímenes en el que todo salta por los aires y es imposible tapar todos los agujeros que se habían conseguido contener. Ya no hay un clavo suelto, hay una ferretería entera preparada para apuntalar la tumba de este Ejecutivo zombie, de esta rosa que antes de pudrirse está tratando de contratacar con espinas venenosas.

Ya no hay vuelta atrás en el sainete, estamos en el punto de no retorno. El PSOE está gestionando los escándalos de la peor manera que se pueden gestionar estas crisis que van más allá de lo comunicativo: tratando como imbéciles a la opinión pública. No pueden hacer torniquetes porque las heridas se multiplican. Toda esta estrategia de tratar por tontos a los ciudadanos llegó a su culmen la semana pasada con el episodio de la fontanera a la que quisieron hacer pasar por periodista. Con grabaciones encima de la mesa, con amenazas a guardias civiles y a fiscales. Con un ramillete de fotos que demostraban que Leire Díez no era esa militante random que nos querían hacer creer. Tampoco una intrépida gacetillera (sin medio de comunicación que le avale) en busca de información para un libro. Porque no, ninguno de los que nos dedicamos a esto estaríamos sentados en esa mesa ni tampoco iríamos ofreciendo mandar a fiscales a Dubai ni insistiendo en que hay que acabar con miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Es todo un insulto a la inteligencia, más si añadimos que tras conocerse todo esto no fueron capaces ni siquiera de echarla del partido, como sí hicieron con José Luis Ábalos cuando era número 2 de la organización. ¿Un tanto curiosa esa doble vara de medir, no? ¿Qué sabe Leire que merezca tanta delicadeza para no largarla de la misma manera que al exministro? Solo acertaron a abrirle un expediente informativo que acabó el pasado lunes con ella desfilando sobre una alfombra roja en Ferraz para intentar despachar el escándalo con una baja voluntaria. Pero lo más álgido del sonrojo llegó ayer con un episodio que es el clímax del vodevil. La escena de Aldama irrumpiendo en la rueda de prensa de esta señora, en un hotel que no sabemos aún quién ha pagado, al grito de «dónde está esta sinvergüenza» y amenazándola a ella, a Santos Cerdán y al Presidente del Gobierno entra en los anales del disparate patrio.

Hablan los satélites noqueados de Ferraz, la célebre opinión sincronizada (hoy ya descoordinada) de vergüenza, atacan al expresidente del Zamora y tratan de poner el foco a la desesperada en las formas chulescas del nexo corruptor de la trama. Pero claro, están perdidos. Todos estos monstruítos han crecido al calor de la España del sanchismo. Todos estos guirigáis son fruto del despiporre de estos últimos siete años. No pueden explicar por qué esta fauna que hoy sale a flote pululaba alrededor del PSOE. Son hijos de este Gobierno que decía que venía a regenerar la democracia. Qué hacían por allí Peréz Dolset, Leire Díaz, Koldo, Ábalos y toda esa tropa. Qué hacía Begoña Gómez despachando con Víctor de Aldama. Son incapaces de dar unas explicaciones que nos llevan debiendo desde aquel abril en el que nos enteramos de las implicaciones de la mujer del presidente. Y claro, después de tanto tiempo, tras tantos silencios y tantos intentos de ponernos cortinas de humo en las bruces, lo normal es que tendamos a pensar que no nos dan esas explicaciones ni rinden cuentas porque no las hay, porque no pueden hacerlo.

Andan perdidos, bailando un vals con la mentira, chocándose con las paredes del laberinto de los epitafios. Buena muestra de ello es lo del pasado fin de semana en el que Óscar López, María Jesús Montero y Pilar Alegría, ministros y portavoces de este Gobierno, se lanzaron a propagar el bulo de que el Coronel de la UCO fantaseaba con atentar contra Sánchez a sabiendas de que era falso y de que las mismas cloacas de Ferraz habían recortado esos mensajes de manera torticera. Es todo de una gravedad apabullante. Los propios miembros del Ejecutivo cargando con mentiras contra la Guardia Civil. Han perdido el norte y el sur.

Ayer ya salió Page a disparar con munición pesada, a decir que hay que adelantar elecciones y que no puede ser que ocurra como en aquel fatídico 28 de mayo en el que todos los territorios socialistas se vieron perjudicados por la gestión de Sánchez. Vimos también cómo salía a la palestra una vieja conocida como Susana Díaz a explicar que le duele el PSOE, que no es de recibo lo que se está viviendo. Y también salieron, como agazapadas de los matorrales del oportunismo, Yolanda Díaz e Ione Belarra a pedir que los socialistas den explicaciones. La bola crece y la agonía, de aguantarse, promete más mañanas frenéticas como las de ayer, en las que el bochorno y el surrealismo combatan. En las que el esperpento se lleve por delante cualquier atisbo de gestión. Por cierto, mientras todo esto sucedía ayer, Pepa Bueno era destituida por Oughourlian como directora de El País. El castillo de naipes sigue derrumbándose a marchas forzadas. Solo queda saber cuánto tiempo quieren seguir desangrándose. Y cuánto más va a dejar Sánchez que España sea un vídeo de Pantomima Full. Ni en su cabeza suena ya espectacular…

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