Ana Rosa Quintana: “Moncloa ha convertido al fiscal general en otra Leire para armar un relato”

La periodista analiza las novedades en torno a Álvaro García Ortiz: "El mismo García Ortiz podría desdoblarse para ejercer de acusador y acusado"

Vea el editorial de Ana Rosa Quintana de este martes, 10 de junio en Artículo14.

Buenos días. Pedro Sánchez quería pasar a la historia y está pasando a los anales. El fiscal general que depende de él ha sido procesado por primera vez en democracia. El Supremo señala que actuó a instancias de Presidencia del Gobierno en las filtraciones de García Ortiz. Moncloa necesita una reforma integral por las filtraciones, y no será por falta de fontaneros. Convirtieron al fiscal general del Estado en otra Leire para armar un relato. Si García Ortiz no dimite la situación que afronta es digna de La que se avecina. En este vodevil, el fiscal general se sentará en el banquillo dando órdenes a un fiscal que ejercerá la acusación sobre su jefe. El mismo García Ortiz podría desdoblarse para ejercer de acusador y acusado, de manera que se interrogue a sí mismo desde el estrado, luego se quite la toga, baje al banquillo y se responda.

En otra escena digna de Arsénico por compasión, un fiscal procesado va a tener que apartar a su subordinada, la fiscal imputada Pilar Rodríguez, que hablaba de echar más cianuro en la nota contra la pareja de Ayuso. Mientras, el Ministro de Justicia ataca al Supremo con la misma vehemencia que el resto de ministros en una puesta en escena de la opinión sincronizada indignada. Hasta Óscar Puente parece haberse cogido la baja para conciliar en Twitter. Puente ha resumido en una frase la línea de ataque: “Los jueces ejercen la oposición real”. En 1985 Guerra dijo que habían matado a Montesquieu, y décadas después sientan en el banquillo de los acusados a la separación de poderes. El único que no dice nada es el presidente, que lleva 42 días sin responder a la prensa. Un presidente que criticaba al Rajoy del plasma y que se ha ido a Niza a sumergirse en silencio en la Cumbre de los Océanos, porque “por la boca, muere el pez”.