A través de fuentes autorizadas del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo mostró su respeto por los acuerdos a los que puedan llegar empresas privadas, en relación a la OPA hostil del BBVA al Banco Sabadell. Para el jefe de la oposición, la clave pasa por esperar la opinión de los organismos competentes. Esto es, el análisis del Banco de España y de la Comisión Nacional del Mercado de Valores sobre el impacto de la posible fusión.
De esta forma, Feijóo echó el freno a las críticas que el jueves se escucharon por parte de Carlos Mazón y Alejandro Fernández, sus líderes regionales en la Comunidad Valenciana y Cataluña. El presidente Mazón fue especialmente contundente en su rechazo a la OPA: “No tiene ningún sentido, no aporta absolutamente nada nuevo y forma parte, ya no solamente de un fondo contra el que ya nos hemos manifestado, sino de unas formas absolutamente soberbias e intolerables”, afirmó en declaraciones a los periodistas. Aseguró que el plan del BBVA va en contra de “la Comunidad Valenciana y los consumidores”.
Fernández, el candidato del PP a las elecciones en Cataluña de este domingo, se pronunció en términos parecidos, haciendo un diagnóstico similar al de los principales actores políticos de esta comunidad. “Me preocupa enormemente”, dijo, “que afecte negativamente a las pymes catalanas y a la libre competencia”.
Ante estas quejas, Génova dio orden de frenar. Al menos, así se desprende de sus fuentes oficiales. “Lo importante es asegurar que el resultado de una operación comercial no perjudica los intereses generales de los puestos de trabajo, así como los derechos de los clientes y usuarios de las entidades”, razonaron desde el PP, no sin entender “la preocupación que puede suscitar cualquier operación que no se ajuste a esta forma de proceder entre administraciones, instituciones, pymes y ahorradores”.
En Cataluña, en la última jornada de campaña, Isabel Díaz Ayuso no asumió el discurso de Fernández, el candidato popular. Más bien, al contrario. “No me voy a inmiscuir en las decisiones de las empresas privadas ni tampoco de los bancos”, zanjó, apelando a los “mecanismos de control que operan en estas circunstancias”. Y cargó contra el Gobierno central: “Sánchez utiliza la política de manera insensata para sus intereses en este tramo final de campaña” y “se inmiscuye en estas decisiones de los bancos básicamente para contentar a su malogrado candidato Illa y hacerle el caldo a los nacionalistas”.
La presidenta de la Comunidad fue un paso más allá en su respeto a la operación del BBVA. “No se puede jugar ni entrometerse en la banca ni en la empresa solamente para que al Gobierno se le dé unas horas más de respiro”, aseveró, advirtiendo de que las críticas a la operación pueden dañar a la imagen exterior de España. “El Gobierno funciona con un exprópiese cada vez que le interesa electoralmente”, remató.