“Vamos a tomar las calles”. Nerea Infantes, Alejandra de la Torre y Martina Vera forman parte de una nueva hornada de jóvenes vinculados al Partido Popular -las conocidas como Nuevas Generaciones-. Desbordan energía y ganas. Creen que es la hora de protestar, sin complejos. Reivindican “la batalla cultural”. “Una manifestación multitudinaria puede cambiar muchas cosas. El no ya lo tienes. Hay que pelear día a día”, reivindican. Este domingo, estarán en la concentración convocada por Alberto Núñez Feijóo.
Martina tiene 19 años y estudia Medicina en una universidad privada. “Me hubiera encantado ir a la pública, pero no me dio la nota”, dice con naturalidad, en la charla que las tres tienen con Artículo14. Se afilió al PP con solo 15. Alejandra, 22 años, estudiante de Derecho en ICADE, comenta con mucho orgullo “la educación de excelencia” que ofrece su universidad. También afirma que lleva la política en la sangre, aunque su familia preferiría que se alejara. Nerea Infantes, 21, está en la Universidad Autónoma de Madrid cursando Derecho y Ciencias Políticas. Entró en el partido por puro desencanto con la teoría política “poco práctica” que estudiaba en clase: “Yo quería política de verdad”. También cuenta que la imagen que proyectaba la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, fue su empujón definitivo.
Participación en el 8J
Las tres estarán este domingo en la manifestación convocada por el Partido Popular en Madrid. Los motivos son varios: una mezcla de convicción personal, mensaje de partido y hartazgo generalizado. “La población no aguanta más”, repite Martina varias veces. “Semana a semana salen nuevos casos de corrupción y Pedro Sánchez sigue en la Moncloa. Es surrealista, es de película distópica. Creo que ni George Orwell se lo imaginó”. Defiende la movilización por “impulso personal de querer que esto se acabe ya y vivir dignamente”.
Nerea coincide: “Esto ya no va de ideologías. Es una manifestación ciudadana y no va solamente de nosotros, que somos parte del Partido Popular. Los españoles no pueden más. Una democracia que ha funcionado durante cincuenta años está siendo destruida desde dentro”. Alejandra asegura con seriedad que “Pedro Sánchez es un tirano” y que “cualquier otra sociedad ya hubiera salido a la calle”. “El enemigo no es el PP, como parece pensar Vox, es Pedro Sánchez”, remata.
Una de las ideas que más repiten es que la derecha ha dejado de tener complejos. “Esta manifestación va a ser el inicio de un cambio”, dice Martina. Alejandra coincide: “Vamos a dar la batalla cultural. No podemos seguir asumiendo que hay un tablero predispuesto que pone el PSOE. Tenemos que poner el puño en la mesa y el pie en la pared. Hay que ir realmente con los valores que tenemos”.
En el centro de su relato aparece el hecho de ser jóvenes y de derechas, algo que, dicen, sigue despertando recelo en el exterior. “Siempre se ha dicho que somos niños de papá que no saben nada”, critica Alejandra. “Pues no. Somos ciudadanos. Y tenemos derecho a ocupar el espacio público sin que se nos estigmatice”.
Nerea lo resume con admiración sobre su militancia en Nuevas Generaciones: “Somos la organización juvenil más grande de España. Y vamos a dar visibilidad a quienes no se atreven por miedo a ser cancelados”. Ante la participación de ciudadanos jóvenes que no estén en NNGG, Martina defiende la lucha por el futuro. “Somos quienes vamos a controlar el país en el día de mañana, los jóvenes, todos en general”.
Crítica a las políticas del Ejecutivo
La crítica a la izquierda y, en particular, al feminismo institucional aplicado por el Ejecutivo, es otro de los pilares de su discurso. “Yo como mujer hago lo que me da la gana”, dice Martina. “Lo que quiero es libertad, no que nadie me diga cómo ser buena mujer”. Nerea añade: “Ya no ha sido igualar a la mujer con el hombre. Se nos ha convertido en objeto político”. Alejandra completa la idea: “Nos están colectivizando. Las mujeres no somos un colectivo. Somos la mitad de la población”. Nerea añade que para la izquierda nunca hay puntos intermedios en los debates ideológicos (inmigración, colectivo LGTBI o feminismo): “No hay grises, es todo blanco o negro”.
En este contexto, el 8J se convierte en un gesto de resistencia. Y de reapropiación de la lucha política. “La calle siempre ha sido de la izquierda porque la derecha se ha centrado en lo económico”, dice Martina. “Pero ahora la izquierda gobierna como una mafia. Ferraz ya no es una sede política, es la sede de una mafia. Y la derecha no va a soltar la calle”. Nerea refuerza la idea: “Vamos a darles un collejón simbólico. La calle también es nuestra”.
Ante la cuestión de si la manifestación no provocará ningún cambio político, Martina responde: “Es como el que no vota porque piensa que no va a servir de nada. Pero sí sirve. Una manifestación multitudinaria puede cambiar muchas cosas. El no ya lo tienes. Pero hay que pelear día a día”. Alejandra trae en relación el ejemplo de Miguel Ángel Blanco. “Aquella manifestación fue un basta ya. La sociedad no puede más”.
Una lucha reivindicativa constante
Nerea, también afirma las ideas de sus compañeras, pero cree que la batalla es larga. “Hemos hecho otras manifestaciones y ahí seguimos. Es la única forma de lograr que, al menos se acabe convocando una moción de censura y convencer al resto de partidos políticos”.
Reivindican su derecho a disentir, a alzar la voz y a ocupar un espacio en el que, hasta hace poco, no estaban. “Somos el futuro”, dice Nerea. “Y no vamos a callarnos más”.