Yolanda Díaz no renuncia a la crisis de Gobierno que lleva una semana exigiendo a Pedro Sánchez, pese al portazo del jefe del Ejecutivo. Pero la vicepresidenta mantiene su discreción en público desde hace días, mientras su partido y las otras tres fuerzas de Sumar con representación en el Consejo de Ministros salen de la reunión que habían exigido al PSOE tal y como entraron. Sin un solo compromiso concreto. Sin “ningún avance significativo” según sus palabras.
Las cuatro fuerzas (Izquierda Unida, Más Madrid, los Comunes y Movimiento Sumar) se negaron a comunicar previamente los contenidos concretos a tratar este viernes. Y hasta la hora, el lugar y el nombre de los asistentes a esta cita, que se prolongó apenas hora y media en el Congreso de los Diputados.
La despacharon con un comunicado, sin una sola comparecencia pública. Ni siquiera enviaron una foto o vídeo que ilustrase el encuentro. Tres días antes, la reclamaban en un comunicado público con el logo de los cuatro partidos en su encabezamiento.
La zanjaron, además, criticando la “actitud inmovilista del PSOE”, la “bunkerización” de sus socios. Con la advertencia de que saben dónde está el botón nuclear, el que permitiría detonar la coalición. Sin aclarar en qué condiciones o plazos estarían dispuestos a pulsarlo.
“Tomaremos las medidas que sean necesarias para garantizar que el proyecto de Gobierno que nos ha traído aquí se cumpla. Consideramos que la persistencia en este bloqueo a la legislatura pondría en riesgo el acuerdo de investidura, algo que no deberíamos permitirnos teniendo tantos retos por delante”, reza el texto remitido tras la cita clandestina. El mismo que emplaza a una futura reunión de la comisión de seguimiento de la coalición, de nuevo sin fechar.
“El acuerdo de Gobierno, en jaque”
“Se ha quedado claro que el acuerdo de Gobierno está en jaque”, sostienen fuentes del partido de la vicepresidenta, sin dar más detalles. En el ala socialista del Ejecutivo descartaron que sus socios puedan atreverse a presionar el botón del pánico que les expulsaría de sus Ministerios.
Por más que el debate sobre la ruptura de la coalición empiece a configurarse como el elefante en la habitación para Sumar, que ni siquiera aclara si hay unanimidad en sus filas sobre la permanencia en sus puestos. La frase “hace frío fuera del Gobierno” es invocada con frecuencia en sus filas, según distintos interlocutores.
Por su parte, los socialistas valoraron “positivamente” esta cita. Y puntualizaron que su secretaria de Organización, Rebeca Torró, la utilizó para explicar “detalladamente las medidas adoptadas por el PSOE contra los casos de corrupción y acoso”. Destacando que estas fueron “las dos cuestiones planteadas para solicitar esta reunión”.
Esto es, acotándola a estas materias. Y deslizando que no era el foro adecuado para abordar una remodelación del Ejecutivo. Menos, después de que Sánchez y Díaz ya hubieran conversado en privado el lunes de esta misma semana. Y de que el presidente y distintas voces de La Moncloa hayan descartado este escenario.

Díaz se aferra a un cambio en el Consejo de Ministros que no tendría lugar hasta después de navidad, sin plazos concretos, y parte de los suyos siguen empeñados en que el presidente cederá a sus presiones. De nuevo, sin acotar esta exigencia en el tiempo, y sin anticipar cómo responderán a un nuevo ninguneo por parte del socio mayoritario de la coalición.
En las filas de la vicepresidenta creen que la reunión ha servido “para tener claro el momento en el que estamos”. Y para enfatizar en la necesidad de esbozar nuevas líneas de actuación política concretas. Con la vista puesta en el último o últimos reales decretos ley que debe aprobar el Ejecutivo en el último Consejo de Ministros del año, el próximo martes.
Por lo demás, incluso en Sumar hay dirigentes que dicen no entender la estrategia adoptada en esta ocasión, y más ante la actitud manifestada por sus socios. “Vemos un gesto en que ya no se pida una reforma del Ejecutivo”, aseguraron desde Moncloa, contradiciendo a las fuentes de Sumar. “Tranquilidad, respeto y proyecto en común”, insistieron.
“Hay más puntos en común que discrepancias”, recitó Sánchez el jueves, desde Bruselas. Y esto reiteran desde el Partido Socialista.

“Un paripé y una performance”
Si Díaz sorprendió hace una semana exigiendo una remodelación que sólo compete al presidente, IU situó poco después la petición de esta reunión como posible salida al pulso interno. El lunes, los cuatro partidos ratificaron ambas líneas de actuación.
El martes, el coordinador federal de Izquierda Unida, Antonio Maíllo, rechazó la primera y acusó a la vicepresidenta de no haber consensuado sus pasos. Por su parte, la figura más visible de Sumar nunca ha defendido públicamente la reunión, y sólo ha optado por el cambio en el Gobierno.
Más allá de las versiones oficiales, dirigentes de distintos partidos de este espacio político consideran que esta cita se trató de una “performance” o una “puesta en escena”. Comparten que sus giros discursivos son difíciles de explicar, y asumen que hasta ahora no han logrado una sola victoria con este pulso.
No han obtenido una respuesta clara a su petición de prorrogar la suspensión de los desahucios a personas vulnerables sin alternativa habitacional, que si no hay cambios decaerá el 1 de enero; o a la prórroga de los cientos de miles de contratos de alquiler que vencen en diciembre.
Ni la reunión logra un acercamiento, ni en las filas de Sumar aprecian movimientos de sus socios para intentar parchear la legislatura. De hecho, el real decreto ley que abanderan ante el PSOE desde hace casi dos meses, para prorrogar los contratos de alquiler que vencen en diciembre y evitar subidas masivas de precios, sigue en el limbo.
“Lo del Ministerio de Vivienda es para hacérselo ver”, afirma un dirigente. Nadie se atreve a garantizar que, después del bloqueo y el encontronazo, el PSOE les concederá al menos esta victoria en el próximo Consejo de Ministros. Salieron del Congreso con muchos reproches a sus socios. Y sin aclarar cuáles serán sus próximos movimientos.



