Manos Limpias vuelve al centro del debate. Y es que, en una rápida sucesión de eventos, el sindicato liderado por el abogado y expolítico Miguel Bernad ha saltado a la opinión pública debido a la denuncia interpuesta contra Begoña Gómez, esposa de Pedro Sánchez. Pero ¿por qué vuelve a resonar el nombre de esta asociación que ha sido calificada como “ultraderechista” por la vicepresidenta primera, María Jesús Montero?
Sin retrotraerse mucho, fue a mediados de la década pasada cuando esta organización saboreó su mayor atención mediática. Personados como acusación particular en el caso Nóos, sentaron a la Infanta Cristina en el banquillo de los acusados, aunque, finalmente, la hermana del rey Felipe VI fue absuelta de haber cometido delito alguno contra la Hacienda Pública.
Además, la Audiencia Provincial de Palma de Mallorca, tribunal encargado del caso, les obligó a pagar las costas que el juicio hubiera supuesto para la componente de la Familia Real. El Tribunal Supremo, que confirmó en última instancia este pago, recalcó que Manos Limpias mostró durante la parte final del proceso de acusación “una ausencia de prudencia y de ponderación y una absoluta y aparentemente deliberada y preconcebida impermeabilidad a cualquier elemento que pudiera favorecer a quien acusaba en solitario”.
También se presentaron en el caso ERE. Si bien en un principio ejercieron como acusación particular contra los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán, finalizaron su participación en este proceso judicial pidiendo la retirada de los cargos de prevaricación que se le imputaban a ambos. Entonces, su letrado en el pleito, Rafael Prieto, declaró que aquellos hechos no pasaban de ser “una sospecha”.
Otro caso que encerró cierta curiosidad fue el relativo al expresidente de la diputación de Ourense José Luis Baltar. En aquel proceso judicial, Manos Limpias ejerció de acusación personal a la vez que el PSOE. Finalmente, el político popular fue condenado en 2014 a nueve años de inhabilitación por prevaricación continuada.
Más recientemente se personaron en el caso niñera, que involucraba a la exministra de Igualdad Irene Montero y a su asesora Teresa Arévalo. Pese a denunciar a Montero por prevaricación y malversación por utilizar a Arévalo como cuidadora de sus hijos, su recorrido jurídico y, por ende, su acusación quedaron en nada.
Caso Ausbanc
En lo que respecta a su secretario general, Bernad, este tampoco ha estado exento de polémicas y atención mediática. Y es que, a mediados de la pasada década, este, junto al presidente de Ausbanc, Luis Pineda, fue investigado, detenido y condenado por la Audiencia Nacional por delitos de extorsión. De hecho, el líder de Manos Limpias llegó a pasar unos meses en la cárcel de Navalcarnero.
Sin embargo, y hace escasas semanas, el Tribunal Supremo absolvió a ambos por “sendos delitos de extorsión” y uno de estafa. Si bien el Alto Tribunal no encontró delito alguno en sus actuaciones, sí señaló sus actuaciones como “censurables” desde un punto de vista ético.
Estas prácticas, que quedaron probadas por el TS, se basaron en efectuar distintas acciones civiles (cláusulas de redondeo o cláusulas suelo), y algunas penales, a través de Ausbanc y de Manos Limpias. Tras ello, y una vez obtenida la sentencia favorable o en el curso del procedimiento, Pineda negociaba con las entidades mercantiles afectadas diversos acuerdos publicitarios o de otro tipo de servicios por parte de Ausbanc a cambio de, entre otras cosas, retirar las acusaciones penales.
Cuando se lograban esos acuerdos de colaboración entre dichas entidades y Ausbanc, Pineda sellaba el compromiso de no iniciar nuevos procedimientos contra ellas y de proyectar de las mismas una imagen amable en sus publicaciones. Sin embargo, frente a las mercantiles que rechazaban los acuerdos ofrecidos continuaba la ejecución de los procedimientos civiles o el ejercicio de las acciones penales.
Curiosamente, una de las que más se habló, pero que la propia Audiencia Nacional no pudo probar su existencia, fue la que supuestamente involucró a Bernad, Pineda y la abogada que ejerció la acusación particular en el caso Nóos, Virginia López Negrete, al imponer su presunta oferta de retirar la acusación a la infanta a cambio de dos o tres millones de euros.
Denuncia contra Begoña Gómez
Este miércoles se conoció que Manos Limpias presentó el pasado 9 de abril una denuncia contra Begoña Gómez por un presunto delito de tráfico de influencias. Una delación que ha sido admitida por el juez Juan Carlos Peinado, titular del juzgado de Instrucción nº41 de Madrid, quien ya ha abierto diligencias.
Más concretamente, en el escrito presentado por Bernad se argumenta que hubo un abuso de su situación personal como esposa del presidente, que Gómez consiguió una “resolución beneficiosa” para los empresarios Carlos Barrabés y Víctor de Aldama, además de existir una “presión moral sobre la decisión de otra persona”.
Delación fundamentada en informaciones de medios
Ahora bien, la denuncia interpuesta presenta la posibilidad de que estos hechos delictivos existan basándose únicamente en tertulias televisivas y ocho publicaciones de diversos medios de comunicación: El Confidencial, The Objective, Voz Populi, Libertad Digital y ES Diario.
La fase inicial del proceso contará con la testificación de cuatro responsables de los diferentes medios citados. Aunque debido a que está bajo secreto de sumario, aún no se conocen los plazos en los que los diferentes testigos declararán. Tampoco se conoce si la propia Gómez testificará.