El Gobierno asume que aún faltan “muchos meses” hasta que “termine de aclararse” si logran reconducir su relación con Junts per Catalunya, socio imprescindible para sacar adelante medidas en el Congreso de los Diputados. Si no hay giros de guion, el partido de Carles Puigdemont volverá a unir sus votos a los del PP y Vox este jueves para tumbar, por segunda vez, la senda de déficit.
La primera piedra del edificio presupuestario, idéntica a la que ya naufragó en noviembre, caerá de nuevo. Desde ese momento, el Ejecutivo tendrá vía libre para aprobar en Consejo de Ministros y después presentar las nuevas cuentas públicas. La posibilidad existirá, pero saben que eso no supone que se abra la “ventana de oportunidad” con Junts.
No se prevé este desembarco hasta avanzado el primer trimestre de 2026. Incumplida por segundo año la obligación constitucional de presentar los Presupuestos en la Cámara Baja antes del 1 de octubre, la previsión es cuidar los tiempor. Pulsar el botón cuando se disipe la niebla y puedan atisbar las intenciones de Junts.
Fuentes del Ejecutivo reconocen que estas condiciones no se darán hasta que la Justicia se pronuncie sobre la aplicación de la ley de amnistía al expresident de la Generalitat. “Está desesperado por volver”, aseguran.
Interpretan que en su partido “no van a tomar ninguna decisión hasta que él no vuelva”. “No van a dar ninguna señal hasta que vuelva él, pulse [la situación] y tomen decisiones”, aseveran. “Son muy difíciles”, se resignan.
La semana pasada, el propio Pedro Sánchez concedió dos entrevistas a medios catalanes para reconocer sus propios “incumplimientos” sobre sus pactos con Junts. También anunció dos reales decretos ley con medidas menores, previamente comprometidas. Uno de ellos ya está en el Boletín Oficial del Estado, y el Congreso votará su convalidación en el pleno que arranca este martes, el último del año.
En este giro discursivo, fuentes del Gobierno reconocen ahora que Junts ha perdido “mucha fuerza”, y diagnostican que esta situación es fruto de que “lo han hecho muy mal” a la ahora de marcar posiciones políticas. “Ellos piensan que es porque [Puigdemont] está fuera”, apuntan.
Todas las encuestas auguran una fuerte caída a Junts, aunque en el Ejecutivo argumentan que el problema que deben afrontar va mucho más allá, hasta el núcleo. “La burguesía catalana está con [Salvador] Illa. Es su fuga más importante”, sintetizan.
A las puertas de una nueva derrota a manos de los siete diputados de Junts, insisten en que aún cuentan con ases en la manga, con medidas que, por su contenido, pueden servir para que “entren” en el redil de la mayoría. La distancia, pese a los gestos de Sánchez, sigue siendo enorme. Y el varapalo del jueves parece inevitable.
Feijóo echa el freno: una moción de censura sin apoyos sería “hacer el ridículo”
A pesar de esta situación de parálisis entre el Gobierno y sus socios, el PP echa el freno y no moverá el tablero. De hecho, ahora rebaja la posibilidad de presentar una moción de censura. Fue el propio partido quien dio alas a esta iniciativa en las últimas semanas, después de que José Luis Ábalos y Koldo García entraran en prisión provisional, pero ahora vuelve a pedir calma.
Alberto Núñez Feijóo retoma su posición inicial, esperar a que sean los socios del Ejecutivo los que descuelguen el teléfono si quieren tumbar al Gobierno. El líder de la oposición, en los corrillos del Congreso, alejó totalmente este escenario. Sólo volverá a contemplarlo si puede registrar una iniciativa “sólida”; plantear una moción sin los votos, a su juicio, sería “hacer el ridículo”.
Esta decisión llega después de que Junts haya dejado claro, y en público, que no sumaría sus votos a los populares para tumbar al Gobierno. Un batacazo que el líder del PP ha tratado de minimizar al defender que los empresarios catalanes, a los que pidió veladamente que convencieran a Junts para que aportase sus votos a la futurible moción, les “encantó” la propuesta.
Ahora, los populares niegan contactos con Junts en estas jornadas. Feijóo vuelve a mostrarse muy crítico con ellos y con el papel que han jugado desde la última investidura de Sánchez. “Junts ha sido un kleenex toda la legislatura”, enfatizó. Tampoco cree que hayan sabido rentabilizar electoralmente sus posiciones en Cataluña. “¿Qué tiene? Nervios y una ruptura con su electorado. Ha hecho un negocio ruinoso”, sentenció.


