La alcaldesa de Ripoll (Girona), Sílvia Orriols, ha firmado un bando con el que prohíbe que las mujeres se bañen en la piscina municipal con burkini (el traje que usan algunas mujeres musulmanas para cubrir la integridad de su cuerpo con el propósito de respetar sus valores religiosos).
Orriols, líder del partido ultra Aliança Catalana, que se caracteriza por su feroz discurso contra la inmigración que delinque y no se adapta a la cultura catalana, ha justificado esta medida “por razones de seguridad”, ha considerado que es necesario este veto porque “la situación ya se pasa de la raya” y ha emplazado al resto de ayuntamientos catalanes a seguir su ejemplo.
La cuestión del burkini ya ha sido objeto de debate público en otras ocasiones en Cataluña. Hace dos veranos, el departamento de Igualdad y Feminismos de la Generalitat, entonces en manos de ERC, dirigió una carta a todos los ayuntamientos subrayando que debía permitirse “el vestido de baño integral” así como la práctica del topless (mediante la cual las mujeres prescinden de la parte superior del bikini).
En esta carta, la Generalitat subrayaba que ninguna ordenanza municipal podía contradecir la Ley 19/2020, sobre igualdad de trato y no discriminación, la cual ampara el uso de burkini al proteger “situaciones que pueden ser susceptibles de discriminación entre las cuales hay el sexo o género y las convicciones religiosas”.
La prohibición en Francia
En países como Francia está muy extendido desde hace varios años el veto del burkini en espacios públicos al considerar que es una práctica contraria a la laicidad y a los valores seculares de su nación. Sin embargo, esta prohibición no estuvo exenta de un pulso judicial, puesto que la ciudad de Grenoble protagonizó un pulso con el Gobierno francés al considerar que este veto era contrario al principio de neutralidad de los poderes públicos. El asunto llegó al Consejo de Estado, que acabó dando la razón al Gobierno francés y ratificando la prohibición del burkini.
Bélgica siguió la estela de Francia y también impone restricciones al vestido de baño integral. Por el contrario, uno de los países más abiertos al burkini es Gran Bretaña, donde no hay ninguna prohibición y las nadadoras musulmanas pueden usarlos, por ejemplo, en las competiciones locales.