“No acabaré mi carrera como corrupto cuando soy inocente”. José Luis Ábalos llevó a su partido al límite cuando pronunció estas palabras en la sala de prensa del Congreso de los Diputados, el 27 de febrero de 2024. Le habían pedido que entregara su acta por su responsabilidad política al encumbrar a Koldo García, su exasesor en el Ministerio de Transportes.
García ya estaba señalado por la Fiscalía Anticorrupción por lucrarse, presuntamente, con comisiones ilegales fruto de la venta de mascarillas durante la pandemia. El exnúmero tres del PSOE rechazó irse.
Más de año y medio después de refugiarse en el grupo mixto, y contra varios pronósticos, Ábalos sigue siendo parlamentario pese a estar imputado (en noviembre hará un año). El PSOE le abrió la puerta de salida y el exnúmero tres socialista decidió aferrarse al escaño. Fuentes del grupo mixto reconocen que ya limitaron el margen de actuación del diputado, al que básicamente permiten presentar preguntas escritas al Gobierno.
De hecho, la web del Congreso sólo recoge una pregunta registrada por el diputado en todo 2025, en septiembre de este año, que versa sobre la “intromisión del grupo parlamentario popular en el Congreso en un proceso de promoción interna de la Policía Nacional”.
No ha tomado la palabra en un solo pleno desde diciembre de 2023, cuando protagonizó sus dos únicas intervenciones en el hemiciclo en lo que va de legislatura -sobre la ley de amnistía pactada entre Pedro Sánchez y Carles Puigdemont, aprobada meses después.
En 2024 planteó un total de 15 preguntas, una cuando aún formaba parte del grupo parlamentario socialista (compartida con otros parlamentarios). Otras cuatro se centraron en su propia situación procesal o en la auditoría elaborada por el Ministerio que hoy lidera Óscar Puente y que le afecta; y 10 versaron sobre diversas cuestiones. Entre ellas, la DANA que asoló la Comunidad Valenciana el 29 de octubre de 2024.
Ábalos, al que Ferraz abrió un expediente disciplinario que no cerraría hasta 16 meses después, optando por su expulsión del partido, percibe un salario bruto de 5.581 euros. Aquí se incluye el salario base de algo más de 3.000 euros; casi 2.000 euros por ser de fuera de Madrid (Comunidad Valenciana), y un segundo suplemento por formar parte de la comisión de Peticiones por valor de 1.200 euros.
En su entorno defienden que suele participar en la actividad de la comisión, salvo cuando le coincide con una cita “ineludible”. En Peticiones, de hecho, tiene las mismas limitaciones planteadas por el resto de fuerzas del mixto. Se trata de un órgano de trabajo parlamentario que recibe y examina las solicitudes varias que se remiten al Congreso, para derivarlas a las instituciones a las que competa tramitarlas.
“Mantiene el escaño porque necesita el dinero”
Hay fuentes del mixto que afirman que el diputado no se deja ver por sus compañeros de grupo (Podemos, Coalición Canaria, Compromís, BNG). Y otras voces en el PSOE que aseguran que ya no lo tienen en cuenta a la hora de calcular los potenciales apoyos para una votación. “Viene cuando le parece”, apunta un dirigente. Pese a ello, siguen teniendo contacto para conocer si asistirá a las votaciones.
Los socialistas, que son los primeros interesados en su renuncia, insisten en que Ábalos se mantiene en la Cámara Baja porque requiere de esa inyección económica, la “única” a la que puede aspirar hoy por hoy.
Cuando volvió a comparecer como imputado ante el juez Leopoldo Puente, del Tribunal Supremo, se especuló con su posible ingreso en prisión provisional, pero el juez descartó este escenario. Habría supuesto su suspensión directa como diputado, con la retirada del derecho a voto y del salario que percibe, como avanzaron fuentes parlamentarias.
El exnúmero tres socialista, sin embargo, ha optado por aferrarse a su escaño. Una eventual renuncia permitiría que corriese la lista y que el PSOE volviese a contar con 121 diputados. Además de quitarle parte del foco mediático a Ábalos.
Su situación es totalmente anómala. Los otros 8 diputados del grupo son portavoces o forman parte de varias comisiones distintas, pero él únicamente está inscrito en la comisión de Peticiones. Si algo tienen en común todos los interlocutores consultados es que está siendo una etapa “difícil” para el exministro.