Ha comenzado la temporada de frío y con ello pueden venir algunos resfriados y malestares cuyos síntomas se podrían asemejar al resfriado común. No obstante, si los síntomas perduran mucho, podría tratarse de otra cosa completamente distinta.
El moqueo o las narices taponadas no son solamente síntomas de algún virus que ronda en esta época del año, sino que se puede tratar de algún tipo de alergia como a los ácaros de polvo.
Según la alergóloga de Policlínica Gipuzkoa, Eva Lasa, el otoño y el descenso de las temperaturas son un par de razones para que los ácaros proliferen en espacios cerrados. “En esta época del año se dan las condiciones ambientales que los ácaros necesitan: temperatura templada, humedad por encima del 50% y menor ventilación en el interior de las viviendas”, apunta la experta.
Por qué proliferan los ácaros del polvo
Durante el otoño, el cambio de hábitos dentro del hogar favorece la proliferación de estos diminutos organismos. “Al empezar a cerrar las ventanas y ventilar menos, se acumula la humedad en casa, y eso es justo lo que buscan los ácaros. Además, se alimentan de los restos orgánicos, sobre todo de las escamas de la piel humana, abundantes en nuestros hogares”, explica la doctora Lasa.
Síntomas de la alergia a los ácaros
La alergia a los ácaros del polvo suele presentarse con síntomas respiratorios que pueden confundirse con un resfriado común. Los pacientes notan picor de ojos y nariz, estornudos repetidos, congestión nasal y, en algunos casos, tos o dificultad para respirar, detalla la especialista. “A diferencia del resfriado, los síntomas alérgicos no cursan con fiebre ni dolor de garganta, y suelen mantenerse durante semanas”, aclara Lasa.
Además, quienes sufren esta alergia suelen sentirse peor dentro de casa, mientras que las personas con un catarro se sienten igual en cualquier lugar.
La relación entre los ácaros y las alergias
La alergóloga hace énfasis sobre la estrecha conexión entre la alergia a los ácaros y el asma. “El 40% de los pacientes con síntomas nasales pueden desarrollar asma con el tiempo, y la mayoría de los asmáticos alérgicos tienen también rinitis”, indica. “Hablamos de una vía única nariz-bronquios que debemos cuidar de forma conjunta para prevenir complicaciones”, añade.
El tratamiento contra la alergia
Según la doctora Lasa, el tratamiento de la alergia a los ácaros tiene tres pilares fundamentales: las medidas de evitación, el tratamiento farmacológico y la inmunoterapia. “Utilizamos antihistamínicos, corticoides nasales o inhalados o broncodilatadores según el caso”, explica.
Sin embargo, destaca un tratamiento que va más allá de los síntomas: la inmunoterapia. “Es el único tratamiento capaz de modificar la enfermedad, porque enseña al sistema inmunitario a no reaccionar frente a algo tan común como el polvo. Su efecto no solo se mantiene mientras se aplica, sino que perdura en el tiempo”, asevera.
Cómo reducir la población de ácaros
Para minimizar la presencia de ácaros en el hogar, la Dra. Lasa recomienda mantener la humedad por debajo del 50%, usando deshumidificadores si es necesario. También aconseja “retirar alfombras, peluches y cortinas y aquellos textiles, donde se acumulan las escamas de la piel, y utilizar fundas antiácaros en colchones y almohadas, ya que hasta el 80% de los ácaros del hogar se concentran ahí”. Además, sugiere lavar la ropa de cama a más de 60º C, aspirar con filtros HEPA y limpiar el polvo con paños húmedos.
La importancia de acudir al alergólogo
Pero ante toda duda, la doctora Lasa subraya la importancia de ir a un alergólogo. “Si sospechas que puedes tener alergia al polvo o a los ácaros, acude al alergólogo. Con una prueba cutánea sencilla y fiable podemos saberlo en 15 minutos”, insiste.
Detectarlo a tiempo es esencial, ya que existen tratamientos muy efectivos. “Me da pena cuando vienen pacientes que creen que tener la nariz taponada o moquear constantemente es normal. No lo es. Afecta a la calidad del sueño, al rendimiento y al estado de ánimo. Hay tratamientos muy efectivos que logran ponerle solución”, concluye la experta.