Si estás ya harto de oír hablar de inteligencia artificial, prepárate para tenerla hasta en la sopa. Muchos aún no entenderán la magnitud de lo que se nos viene encima. Hoy se habla sobre todo de sus peligros, de un potencial autogobierno de las máquinas, de pérdidas de puestos de trabajo y hasta de un posible fin del planeta. Pero ante de todos esos potenciales escenarios dantescos, la Inteligencia Artificial nos va a acostumbrar a noticias semanales y con sorprendentes inventos.
Mientras la gran mayoría aún intenta captar que es “eso” de la IA y otros entendieron ya que se trata de una nueva herramienta que sirve para todo, seguimos anonadados en cómo responde, resume, traduce y hasta nos puede servir de amante o de psicólogo.
La noticia que os traigo esta semana puede haber pasado desapercibida en muchos foros, pero podría ser de las que, dentro de unos años, hará historia en los archivos. Resulta que Sam Altman, alma mater de ChatGPT (la plataforma más usada en este tipo de tecnología) estaría por comprar la startup de Jony Ive, icónico diseñador de Apple. Jony, considerablemente mayor y experimentado que Sam, es uno de los creadores más influyentes. Diseñó en su día, unos “aparatos” que marcaron industrias y generaciones hasta nuestra época. Recordaremos cómo, creando los iPods, iPads y posteriores iPhones, llevó los sueños de Steve Jobs a la realidad.
Estamos hablando de que la empresa más importante de Inteligencia Artificial podría estar trabajando, y en la sombra, en algunos prototipos que podrían cambiar nuestra forma de trabajar, de desplazarnos, de relacionarnos y, en definitiva, intervenir en toda nuestra vida cotidiana.
De cerrarse, este matrimonio entre la más poderosa entelequia cibernética con el más puro diseño funcional podríamos estar frente a “un antes y un después” en la forma en la que integraremos la inteligencia artificial en nuestro día a día.
Si bien ChatGPT monopoliza las conversaciones sobre esta nueva forma de inteligencia que cambiará el mundo, en el trasfondo es también una batalla comercial abierta entre Estados Unidos y China a la que estamos asistiendo.
Jony Ive, padre del iPod y diseñador de nuestro futuro
Jonathan Ive, londinense de nacimiento, no necesita carta de presentación en el entorno tecnológico. Fue el cerebro creativo detrás de los disruptivos iMac, MacBook, iPod, iPhone y esos Apple Watch que llevamos todo el día en mano. Su trazo colorido, fluido, minimalista, a veces transparente y humano, marcó un giro sin precedente en nuestra relación con los dispositivos. Tras la muerte de Steve Jobs, su gran descubridor y baluarte, salió de Apple en el 2019. Decidió embarcarse en nuevos proyectos profesionales. Creó LoveFrom. En el 2024, fundó también io, un emprendimiento que mezcla inteligencia artificial y diseño. En esa empresa, su joven amigo empresario Sam Altman, participó como destacado socio. Jony, londinense de nacimiento, había ya colaborado con las mayores empresas en el mundo (Airbnb, Ferrari, etc.) y su nombre sonaba con fuerza en todo ese ecosistema.
Según la mayoría de los medios especializados, Sam Altman y Jony Ive irían trabajando ya de la mano, en el lanzamiento de un vanguardista dispositivo mezclando IA de última generación con un diseño experiencial y de máxima integración.
Si hace un par de décadas, pasamos de los anticuados teléfonos de casa al Wireless (sin cable) y al screenless (sin pantallas), podríamos ir pronto hacia la era del definitivo touchless, o el “internet que no se toca” como lo llamo yo. Tiene todo el sentido pensar que veremos una mezcla de grandes éxitos anteriores, como el smartphone o el reloj inteligente acoplándose y ayudándonos en todos nuestros menesteres. Imagina unos auriculares con los que podrías conversar y recibir asistencia en todo tipo de decisiones. Aún no ha habido ningún tipo de filtraciones, pero los rumores son tan intensos como las expectativas y especulaciones.
La posible adquisición de la startup de Ive (por más de 6.000 millones de dólares) podría suponer una alianza estratégica entre el software de IA más avanzado del mundo, con unos de los estudios de diseño más premiado en ese ámbito. No olvidemos que los iPod, iPad, Iphones etc, fueron más que unos sencillos inventos, gadgets o móviles, han significado profundos cambios en la forma en la cual disfrutamos de útiles funciones a través de una facilísima experiencia. Si Steve Jobs levantara cabeza.

Una nueva guerra tecnológica
Más allá de lo que podría significar esta alianza y las nuevas herramientas que nos depara, estamos asistiendo a una verdadera carrera en el mundo de la IA. Si hace unos años todo el foco bursátil y tecnológico giraba en torno a captar nuevos adeptos a los móviles o captar la audiencia en redes sociales, hoy el debate lo rige la Inteligencia Artificial Generativa y los nuevos modelos de lenguajes. Y aunque OpenAi (ChatGPT) esté en boca de todos y lleve la delantera en uso global, la competencia internacional no descansa.
Mientras Google y su Gemini (mejor pronunciarlo GeminAI) promete integrar la IA en todos sus servicios: Gmail, Android (y, sobre todo, su buscador, que corre serio riesgo competitivo), Meta (Facebook) apuesta por posicionarse como la inteligencia más “abierta y democrática” (ya integrada en tu WhatsApp sin que te hayas dado cuenta), Microsoft (Copilot) integra toda la información de tu computadora o Apple y Amazon trabajan en la sombra, China no se queda dormida.
Hemos hablado recientemente aquí de la lucha entre los dos imperios por liderar estos mercados tan estratégicos como mediáticos. Alibaba (y su Quwen 2.5) o DeepSeek no pierden el ritmo de la carrera. Son empresas impulsadas por su propio mercado interno gigantesco como puede ocurrir en el terreno del automóvil eléctrico. Esas empresas asiáticas se benefician ciertamente de las políticas estatales, sociales y económicas. El gobierno de Pekín apuesta fuerte por la soberanía, más aún en la era de Trump y sus aranceles.
Cierto es que, aunque liderando claramente el mercado, la mente de ChatGPT no puede quedarse parada ni un segundo. Debe seguir innovando en lo que más se valora entre nosotros clientes, que es la experiencia de usuario, y como toda novedad en nuestras vidas debe cómodamente irse integrando.
Ese potencial y misterioso dispositivo que podrían estar diseñando Altman y Ive en sus laboratorios, podría ser más que un utensilio, más que una nueva herramienta de estilo y moda. Sería una extensión natural de nuestras decisiones, emociones y rutinas. Una amiga que esté siempre cerca, que aprenda de tus debilidades y tus fuerzas, de tus gustos, paladar y tendencias. Un “algo” o “alguien” que entienda nuestras palabras en un contexto, según nuestro tono, ritmo cardiaco o estado de ánimo.
Estamos en un ritmo tan acelerado de innovación que lo que podía parecer ayer insensato para nuestros abuelos, lo llevas todo el día en la oreja o en la muñeca colgando. Todas esas “cosas” que se han transformado, si darnos cuenta, en un nuevo hábito, nuestro actual modo de vida.