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DeepSeek y Alibaba: ¿cómo China pone en duda a la supremacía tecnológica americana?

El lanzamiento de DeepSeek R1, una innovadora inteligencia artificial china, rompió los esquemas establecidos de la tecnología. Con un rendimiento que podría superar (y con creces) los avanzadísimos sistemas americanos, esta nueva inteligencia artificial, mucho más barata y eficiente, promete ahorrar en tiempo, gasto energético y procesadores.

Si con la reciente llegada de la nueva administración americana, la actualidad se parecía cada día más a una telenovela, este nuevo actor inesperado llega para tensar aún más las relaciones entre Estados Unidos y China. Tan solo un par de días después, Alibaba, el gran competidor de Amazon en el tema del comercio electrónico, también aportó su granito de arena, anunciando a bombo y platillo su propio sistema de I.A.

Ambas noticias cayeron probablemente como un jarro de agua sobre el nuevo inquilino de la Casa Blanca que anunció, hace nada, una inversión de 500.000 millones de dólares en la mayor infraestructura de inteligencia artificial de la historia. También reabre el debate sobre el proteccionismo y la frágil supremacía tecnológica norteamericana y de cómo podría tambalearse del día a la mañana.

DeepSeek R1 redefine las reglas del juego tecnológico

A pesar de su juventud y de ser formada por un equipo de jovenes, se ha erigido en estos últimos días como el centro de todas las portadas y conversaciones. Este sistema de inteligencia artificial destaca por su capacidad en realizar análisis predictivos a gran escala, actuar a gran velocidad y con una precisión inequívoca, ofrecer gráficos sorprendentes, superando a todos sus actuales competidores.

Durante toda la semana, las redes se han llenado de comentarios de especialistas, comparando el rendimiento de ChatGPT con esta nueva sensación tecnológica. Parece ser que, tras poquitos meses de desarrollo y unas mínimas inversiones, un joven genio llamado Liang Wengfeng y su equipo de programadores habrían logrado sacarles los colores a las mayores corporaciones estadounidenses.

La mismísima empresa Nvidia, fabricante omnipotente de microprocesadores hasta la fecha, veía como caía su valorización en cerca de 600.000 millones de dólares en bolsa, la mayor caída de la bolsa americana de la historia. Además, arrastraba con ella a buena parte de las empresas tecnológicas de referencia.

Todos los gigantes involucrados en proyectos de Inteligencia Artificial tales como Microsoft o Google, registraban unas caídas significativas, atizando el fuego y la creciente preocupación de los inversores por el liderazgo tecnológico americano.

Alibaba: un nuevo golpe a la supremacía americana

Algunos analistas sugieren que DeepSeek podría haber sido una antesala programada, antes de presentar algo mucho más gordo, y de “gran escala”. Lo cierto es que ni un par de días después, Alibaba, el gigante chino del comercio electrónico, presentaba su propia versión de inteligencia artificial avanzada.

Bajo la denominación de Qwen2.5-VL, se incluiría en la familia de los modelos de lenguaje multimodales (LLM) y podría superar, en casi todas las facetas, a la mejor versión ofrecida hasta hoy por OpenAi, dueña de Chat GPT-4. Según información contrastada, Alibaba habría realizado un enorme trabajo en la comprensión de textos en diferentes idiomas, en el reconocimiento de objetos, animales en incluso personas (incluyendo en videos largos) que serían una enorme baza en una plataforma de venta electrónica.

El impacto de DeepSeek y Alibaba podría no limitarse al ámbito de la carrera a la innovación. Estos avances tecnológicos, que pillaron a todo el mundo desprevenido, se anunciaron en un contexto de tensiones entre las dos mayores economías del mundo y con un presidente americano lleno de ambición en este entorno.

Recordemos que, durante el primer mandato de Trump, la “guerra” empezó con la implementación de aranceles, unas fuertes sanciones a Huawei y unas restricciones tecnológicas, sin precedentes. Parece hoy que estas restricciones pasadas y la prohibición a la exportación de chips hacia China, resultaron insuficientes para frenar el desarrollo de la Inteligencia Artificial asiática.

Al contrario, parece que incentivaron al gobierno de Beijing a reforzar su inversión en tecnología propia y a destinar más de 140.000 millones de dólares a esta misma industria. Lejos de afectar a su moral y filosofía empresarial, parece que estas medidas trumpistas promovieron el desarrollo de tecnologías innovadoras, como la de DeepSeek o de Alibaba, y de otras que podrían ver la luz, mañana.

Hacia un nuevo escenario tecnológico

Esta nueva orden mundial podría suponer una serie de enfrentamientos entre las dos naciones en el campo geopolítico y una competencia intensificada. Las empresas estadounidenses deberían redoblar sus esfuerzos para recuperar un liderazgo “perdido de un plumazo”, aumentar sus inversiones en desarrollo, y buscar colaboraciones con aliados estratégicos como India o los países europeos.

Otro escenario probable podría conllevar un incremento en las restricciones actuales entre ambas potencias, la prohibición del uso de herramientas del otro bando y fragmentar aún más el mercado, obligando las empresas desarrolladoras a operar en ecosistemas más locales y cerrados.

Por fin, y es menos probable viendo las autoridades al mando, se podrían alcanzar unos acuerdos de “colaboración pragmática”, limitando ciertas áreas conjuntas y específicas de trabajo, promoviendo una regulación de la IA, buscando un marco estable de desarrollo.

Mao y Trump: distintas épocas, misma guerra

Al final de la segunda guerra mundial, el emblemático presidente chino Mao Zedong denunciaba el imperialismo americano refiriéndose a Estados Unidos como “un tigre de papel”. “Aparentemente poderosa, no hay que temerle a América; es como un tigre de papel, incapaz de aguantar el viento y la lluvia.

Si bien las relaciones entre China y Estados Unidos siempre fueron una “montaña rusa”, no olvidemos que Trump llega hoy con ciertos aires de grandeza. Tiene una ambición desmedida por recuperar su industria del motor frente a Asia, perjudicar de paso a la nuestra, apropiarse del canal de Panamá (tránsito habitual de las mercancías chinas) y chantajear a TikTok con su cierre si no se la queda. Muchos frentes abiertos para un presidente que lleva en el cargo tan solo una semana.

Aunque DeepSeek no fuese finalmente tan brillante como se anuncia (o como la vende la propaganda china) no quita que a los americanos les habrá pintado, durante unos días, la cara. Este hito supone una imponente operación de comunicación y de recuperación de credibilidad tecnológica a gran escala. Alibaba también da un toque de humildad y de atención a la mismísima Amazon.

Más allá del impacto sobre empresas como Nvidia y otras del Nasdaq, estas nuevas herramientas subrayan la importancia de llevar la batuta en la carrera a la innovación tecnológica. Deja una puerta abierta a modelos de computación más baratos y requiriendo chips menos avanzados. La tecnología de códigos abiertos de DeepSeek podría también afectar directamente a modelos de negocios de empresarios americanos. Alibaba, y su irrupción en este ecosistema, dejar a unos cuantos otros bastante intranquilos.

Una cosa queda clara y es que, en esta galopada por el dominio tecnológico, ya no hay un caballo ganador tan claro, como el que hace una semana Donald Trump preveía. Deepseek y Alibaba simbolizan un punto de inflexión, una nueva página en una larga historia competitiva con la nación americana.