La verdadera amenaza de la IA no es el apocalipsis, es la desigualdad

La inquietante reflexión de la investigadora Sasha Luccioni acerca de la desigualdad, la verdadera amenaza de la IA

La verdadera amenaza de la IA
La verdadera amenaza de la IA
GETTY Images

El vertiginoso crecimiento de la IA y sus fines poco (o nada) éticos se han convertido ya en un quebradero de cabeza para el mundo. La investigadora especializada Sasha Luccioni, con más de una década de experiencia, advierte que el peligro no es una rebelión de las máquinas. La verdadera amenaza de la IA reside en los impactos sociales y ambientales que ya estamos viviendo.

¿Por qué es la desigualdad la verdadera amenaza de la IA?

Durante su TED Talk en 2024, Luccioni desmonta el mito del “apocalipsis de la IA para plantear un enemigo mucho más real y cercano: la forma en la que se está utilizando esta tecnología a día de hoy. No hace falta mirar hacia un futuro lejano. Ya estamos viendo cómo modelos de inteligencia artificial mal entrenados están generando desinformación, creando imágenes falsas de personas públicas, amplificando sesgos y, en algunos casos, incluso manipulando a usuarios muy vulnerables. Sasha cuenta cómo un chatbot llegó a sugerir a una persona quitarse la vida. No es ninguna exageración.

Otro de los grandes problemas que expone es el impacto ambiental. Entrenar modelos de IA como los que usamos para generar texto, imágenes y vídeos puede llegar a consumir más energía que la que una familia utiliza en años, asegura. Todo eso, simplemente para crear una foto con el estilo de los Simpson o para ayudarnos con una receta. Por supuesto, le podemos dar usos más útiles. Pero… ¿Vale la pena realmente a este precio?

Por si fuera poco, está el temido (y muy real) efecto en el empleo. No extraña saber que muchas tareas están siendo automatizadas, y eso podría generar una brecha económica aún mayor entre quienes pueden adaptarse a la llamada economía digital y quienes se están quedando fuera, según señala la doctora. La IA no está destruyendo empleos a machetazos, pero les está afectando e incluso modificando lentamente. Los artistas bien saben acerca de esto, por desgracia.

Aún estamos a tiempo de hacer algo al respecto de esta tecnología

La doctora Luccioni propone que actuemos contra el uso indebido de la inteligencia artificial. Primero, dice, hay que regular los datos con los que se entrenan estos modelos. No todo vale. Ni se debe apropiar de las creaciones de las personas, sean del ámbito que sean, ni se le debe alimentar de cualquier cosa porque sí. “Si alimentas una IA con basura, te va a devolver basura“, llega a decir. Y eso se traduce en decisiones injustas, discriminación y más desigualdad.

Segundo, es necesario que las empresas tecnológicas sean transparentes. ¿Qué hace realmente su IA? ¿Qué datos usa? ¿Cómo impacta al planeta? No podemos seguir confiando ciegamente en que actúen bien sin más. Al fin y al cabo, a menudo les proporcionamos muchos datos sensibles nuestros. Ya sea que nos han roto el corazón, que nos duele el gemelo y no sabemos cómo calmarlo, o que nos han despedido del trabajo y necesitamos ayuda. No sabemos a ciencia cierta qué pasa con esos datos, ni cómo se almacenan, ni qué impacto medioambiental tiene gestionarlos y almacenarlos.

La verdadera amenaza de la IA no es el apocalipsis, es la desigualdad
Una imagen conceptual que simboliza las relaciones de amor y la inteligencia artificial
Shutterstock

Y tercero, pero no menos importante: que las grandes tecnológicas asuman su parte de responsabilidad. Porque si ganan millones de dólares con esta tecnología, lo justo es que también carguen con sus consecuencias sociales y ecológicas.

En resumen, la inteligencia artificial no es “Terminator” ni el terrible robot de las películas de ciencia ficción. Pero si no la guiamos con ética, responsabilidad y sentido común, va a seguir amplificando los problemas que ya tenemos: desigualdad, injusticia y una huella ecológica que no para de crecer.

La buena noticia es que todavía estamos a tiempo de hacerlo bien. Pero hay que moverse rápido, antes de que la brecha se convierta en abismo, según Sasha.