La desaparición de Matilde Muñoz Cazorla, una mujer de 72 años originaria de Ferrol y afincada en Mallorca, mantiene en vilo a sus familiares y amigos. Han pasado casi dos meses desde que se la vio por última vez en la isla indonesia de Lombok. Los últimos hallazgos no hacen sino acrecentar la incertidumbre en torno a su paradero.
Una desaparición envuelta en incógnitas
El caso de Matilde Muñoz comenzó a mediados de julio, cuando dejó de responder a los mensajes de su círculo cercano. La jubilada, que solía pasar largas temporadas en Asia, había llegado a Lombok en junio y se alojaba en el hotel Bumi Aditya, en la costa occidental de Senggigi. Aunque tenía reserva hasta el 20 de julio, el establecimiento asegura que fue vista por última vez el día 2.
La alarma se disparó cuando este domingo el diario ABC informó del hallazgo de varias pertenencias de Matilde Muñoz en la zona de basuras del hotel. Ropa, sandalias, productos de aseo, libros y la mochila con la que viajaba. La policía indonesia confirmó que los objetos han sido analizados, pero no han ofrecido más detalles.
La desaparición de Matilde Muñoz fue denunciada inicialmente en España. Su amiga Olga Marín presentó una denuncia el 28 de julio en Sant Feliu de Guíxols, alertando de que desde el 7 de julio los mensajes de WhatsApp no aparecían como recibidos. “Creo que la desaparición no es voluntaria”, señaló en su escrito.
Otra de sus amigas, Marta Ventura, confirmó que el último contacto real con Matilde Muñoz fue a finales de junio. El hotel, sin embargo, trasladó a los allegados que había viajado a Laos. Un dato que genera aún más sospechas. A fin de cuentas, no existen registros oficiales que confirmen esa salida del país.
La versión del hotel y la contradicción de datos
El relato del personal del hotel complica todavía más la investigación. Nurmala Hayati, contable del Bumi Aditya, declaró que el 2 de julio Matilde Muñoz amplió su estancia hasta el día 20 y dijo que “iba a la playa”. Desde entonces, nadie volvió a verla. Días más tarde, aseguró haber recibido un mensaje de WhatsApp en el que la española le decía estar en Laos.
Sin embargo, la agencia que tramitó su visado en Indonesia contradice esa versión. Según Sudiaji Gare, fundador de Aer Visa Lombok, la información de inmigración indica que Matilde Muñoz no ha salido del país y que su permiso de estancia sigue activo hasta noviembre.
La Policía de Lombok Occidental ha ampliado en las últimas semanas la búsqueda de Matilde Muñoz, revisando puertos, aeropuertos y registros de embarcaciones. El comunicado oficial asegura que no existen vuelos ni trayectos marítimos asociados a su nombre en los meses de julio y agosto. Incluso se han colocado carteles con su fotografía en lugares públicos y hoteles de la isla.
Pese a ello, el paradero de Matilde Muñoz sigue siendo un misterio. El último movimiento confirmado por las autoridades indonesias es un vuelo a Yakarta el pasado 5 de marzo. Pero no hay rastro de viajes posteriores.
¿Cuál es la versión de la familia?
Para la familia de Matilde Muñoz, la hipótesis de que la desaparición sea voluntaria está totalmente descartada. En declaraciones recogidas por Telecinco, sostienen que ha sido víctima de un delito y que las autoridades indonesias no están haciendo lo suficiente.
“Estamos seguros de que ha sido víctima de un acto criminal y aquí nadie hace nada”, denuncian. Los familiares señalan que en su habitación se halló un sobre vacío en el que la desaparecida había recibido dos tarjetas de crédito. “Tememos que haya sido un delito económico y que no quieran investigar porque afecta al turismo”, añaden.
Los allegados de Matilde Muñoz critican la falta de diligencia en la investigación. Aseguran que las cámaras de seguridad de una mezquita frente al hotel podrían haber aportado información clave. Pero la policía indonesia sostiene que no registraron nada.
“Creemos que saben que alguien local le ha hecho algo y no van a mover un dedo porque viven del turismo”, explica una amiga de la desaparecida. El sentimiento de impotencia crece en la familia, que sigue sin respuestas concretas casi dos meses después del último rastro.