La trágica historia de Jade Damarell, una joven paracaidista británica de 32 años, ha conmocionado a la comunidad internacional. Meses después de su fallecimiento en un salto desde más de 4.500 metros de altura en Shotton Colliery, condado de Durham, la investigación forense ha confirmado lo que muchos temían. No fue un accidente, sino un suicidio premeditado.
Según la policía local, Jade Damarell desactivó manualmente el sistema de emergencia de su paracaídas, impidiendo cualquier opción de apertura. El informe forense descarta por completo un fallo técnico y asegura que la deportista extrema tomó la decisión de acabar con su vida en pleno vuelo. Esta conclusión ha puesto fin a semanas de especulación sobre lo que pudo ocurrir aquel 27 de abril.
La noticia ha causado un gran impacto entre la comunidad de paracaidistas en Reino Unido, donde Jade Damarell era muy conocida por su trayectoria y su pasión por los deportes de riesgo. Su muerte ha sido descrita como “inexplicable” por algunos compañeros, que aseguran que nada en su comportamiento previo al salto hacía sospechar un desenlace tan trágico.
La ruptura sentimental, clave en la tragedia
Horas antes de su último salto, Jade Damarell había roto su relación con su pareja, Ben Goodfellow, también paracaidista experimentado. En su teléfono móvil quedaron registrados mensajes de despedida y datos personales que confirman su intención de quitarse la vida. Estos indicios reforzaron la teoría de los investigadores de que la decisión estaba premeditada.
El centro Sky-High Skydiving, donde entrenaba habitualmente, declaró que no detectaron ningún comportamiento extraño por parte de Jade Damarell antes del salto. La joven había realizado más de 80 lanzamientos solo en lo que iba de año y, según testigos, parecía disfrutar con intensidad de la actividad.

La figura de Jade Damarell estaba muy vinculada al mundo del paracaidismo y los deportes extremos. Amigos cercanos aseguraron que era “parte de la comunidad” y que se encontraba entre las más activas del grupo. De hecho, apenas dos días antes de su muerte había realizado once saltos en un mismo fin de semana.
Esa pasión por el riesgo convirtió a Jade Damarell en un referente dentro del paracaidismo británico. Su historia, sin embargo, terminó en tragedia, dejando un vacío enorme entre quienes compartieron con ella esta afición y despertando un debate sobre la presión psicológica que también afecta a los deportistas de alto rendimiento.
El homenaje de su madre y la reacción de la familia
Tras la confirmación del suicidio, la madre de Jade Damarell le rindió un emotivo homenaje realizando un salto tándem en su memoria. La familia también impulsó una campaña solidaria en favor de Make-A-Wish, una organización benéfica que cumple los deseos de niños y adolescentes con enfermedades graves.
Con esta iniciativa, los allegados de Jade Damarell han querido transformar el dolor en un gesto positivo, ayudando a quienes atraviesan situaciones difíciles. La campaña se viralizó en redes sociales y logró recaudar fondos que servirán para apoyar a menores en situaciones vulnerables.