Esta entrevista se hizo por tramos a través de los tres aeropuertos por los que tuvo que pasar la concertista Gabriela Montero (Caracas, Venezuela, mayo de 1970) para llegar a Oslo, donde fue convocada a participar como artista invitada en la ceremonia de entrega el premio Nobel de la Paz, a su conciudadana, María Corina Machado (Caracas, octubre de 1967).
La célebre pianista se sometió a tan largo trayecto, desde la ciudad estadounidense de Cleveland, donde reside con esposo, sin tener certeza de que la galardonada, quien la seleccionó para estar ahí el 10 de diciembre, podría estar presente en la entrega del galardón.
“Un premio más que merecido” para Machado
-Se trata -dice Montero- de un premio más que merecido para una mujer que ha luchado durante tantos años por nuestro país. Si no puede presentarse, habrá razones de mucho peso. Para mí lo más importante es dar testimonio del cariño, la admiración que tengo por ella y por todos los que han luchado por la democracia en Venezuela en este cuarto de siglo.

Machado y Montero, amigas desde la infancia
La amistad entre las dos exitosas venezolanas viene desde la infancia, cuando ambas iban con la misma profesora de piano, la argentina Lyl Tiempo, bajo cuya guía la líder política debutó a los cinco años interpretando un Minuet de Mozart. Y según, entrevista publicada por el diario Clarín, a esta primera presentación en público siguió, a los seis años, un Vals de Chaikovski; a los siete, una Sonatina de Clementi; y volvió a presentarse a los diez, en 1976, en el teatro caraqueño de Las Palmas.
“Más que sentirme orgullosa de haber tenido como alumna al Premio Nobel de la Paz, estoy orgullosa de haber tenido como alumna a un ser humano con mayúscula, a una persona excepcional. No voy a hablar de ella desde el punto de vista ideológico, sino decir que está del lado de la verdad, por supuesto. Todos la apoyamos en el mundo entero y esperamos que ella logre lo que todos deseamos para Venezuela, un país amado”, dijo la maestra Tiempo, quien estuvo exiliada en Venezuela en los años 70.

Machado “ama la música”
Al preguntarle a Montero si la líder opositora tenía talento para el piano, dice: “Lo que María Corina Machado se propone lo hace bien. No sé si si en algún momento demostró talento como para ser concertista, pero cada quien tiene su destino y mira a dónde la ha llevado el de ella. Y a dónde la va a llevar, eso es incalculable. Lo que sí sé es que ella ama la música. Casualmente, en estos días estuve hablando de ella con Lyl, quien me dijo que María Corina era una niña muy determinada y que siempre venía muy bien preparada para para sus clases. Esa característica de ella, esa constancia y voluntad se manifestaron también en el piano, en sus estudios de música, cuando era una niñita de pre-escolar.
De hecho, la maestra Tiempo declaró a Clarín, que su alumna, ahora devenida política de fama global, era “una persona que cumplía con su desafío. Nunca vino a una clase mal preparada. Nunca. Era siempre cumplidora, siempre desafiándose a lo mejor”.

Ya de adultas, Machado y Montero solo han coincidido a través de comunicaciones privadas. “Ella vino a uno de mis conciertos en Venezuela, pero hace muchos años que no la veo”. De manera que un encuentro físico entre las antiguas compañeras de la escuela de piano no volverá a producirse sino en Oslo. “Y es un momento que he deseado con mucha fuerza. No solo por lo que ella representa en la política, y el símbolo de esperanza y de lucha que constituye, sino también porque compartimos un mismo dolor y una misma misión desde nuestras respectivas trincheras, que son muy distintas; aún así, las dos luchamos por lo mismo”, dice Montero.
El esperado abrazo entre ambas
-Si tengo la oportunidad de darle un abrazo, será un momento grandioso para mí porque, insisto, no sería solo darle afecto a una persona que ha estado muchos años en mi vida, sino a lo que ella encarna, los millones de venezolanos que representa, además, claro, de esa causa en común, ese trauma que tenemos los venezolanos.
Despierta a las 4:00 AM y sin poder dormir en Oslo, pensando, sintiendo, recordando, soñando y con “Mi Querencia” de hilo musical en mi cabeza.
— Gabriela Montero (@monterogabriela) December 9, 2025
Gabriela Montero se cuenta entre las primeras personas anotadas por Machado en la lista de convidados a la gran fecha. De hecho, la llamó poco después de producirse el anuncio. “Gabi, tú tienes que estar ahí, me dijo; y yo le respondí, sin pensarlo, por supuesto que voy a estar. Solo esperé a que el Comité del Premio Nobel hiciera oficial la invitación para comentarlo en mis redes”.
La canción escogida para la ceremonia del Nobel
La propia Machado le sugirió la escogencia de la pieza “Mi querencia”, del compositor y cantante venezolano, ya fallecido, Simón Díaz: “Lucero de la mañana / préstame tu claridad / para alumbrarle los pasos / a mi amante que se va. / Si pasas algún trabajo / lejos de mi soledad / dile al lucero del alba / que te vuelva a regresar…)”. Como se ve, la canción, que conoce todo venezolano, de toda edad y condición, alude a un viaje de idea y a la posibilidad de regresar con el auxilio del lucero del alba.

—Esa solicitud me conmovió muchísimo, porque el camino ha sido largo y duro y, para mí, la posibilidad de representar la voz de Venezuela en esa ceremonia con una canción de Simón Díaz, una improvisación sobre “Mi querencia”… es un momento en el que uno dice, bueno, el bien a veces gana, ¿no?
Quince años en el exilio
Montero no sabe, o no sabía al momento de la entrevista, qué hará con la canción. “Las improvisaciones son totalmente espontáneas, no sé qué va a salir. No la he ensayado, pero sí la he estado oyendo mucho. Se da el caso de que el último disco que grabó Simón Díaz, antes de que el Alzheimer imposibilitara uno más, lo grabó conmigo. Ese disco se llama ‘Cuando las ganas se juntan’ y fue grabado en 2006, el último año que yo estuve en Caracas. Nunca he podido volver. Fue una experiencia muy hermosa y un gran honor. Yo conocía varios de los temas de Simón, pero no formaban parte de mi conciencia musical o de mi repertorio. De manera que algunas de las piezas que grabamos las aprendí con él en el estudio. Él me las silbaba, me las cantaba, y así me las iba aprendiendo, por oído. ‘Mi querencia’ es una de las canciones incluidas en ese disco, pero desde ese entonces yo no la escuchaba. Y, cuando María Corina Machado me pidió que fuese esa pieza la que interpretara, la empecé a escuchar, a familiarizarme más con el texto y fue perfecto porque encapsula ese deseo, ese arraigo por la tierra, por la patria y y el anhelo de regresar, que ha constituido el mantra de María Corina, una Venezuela que nos reciba otra vez”.
Primer día mágico en Oslo reencontrándome con amigos de esta lucha y conociendo por primera vez a otros. Esperando a María Corina. Nuestro máximo deseo es que mañana a los abracemos todos juntos. Ya ensayé en el piano de mañana. El espacio y la ocasión únicos. pic.twitter.com/m3PZXxwwZp
— Gabriela Montero (@monterogabriela) December 9, 2025
Su emoción es evidente. La comunicación se adensa. Está claro que no puedo hacer una nueva a pregunta a alguien que intenta hablar mientras llora en un aeropuerto. “Cada vez que hablamos ella me dice: Gabi, nos vamos a ver en Venezuela, vas a regresar’. Y eso, conociéndola como la conozco, no lo dudo. Solo espero que sea pronto, porque ya son 15 años sin poder regresar a Venezuela…”
En esos quince años, la concertista ha estado denunciando los abusos de la dictadura chavista en Venezuela. “En cada entrevista que me han hecho en la televisión, radio, lo que sea, he usado esos espacios para hablar de la situación venezolana. Y sí ha habido ocasiones en las que he reconocido la oscura mano del régimen, la maldad de ese mundo que yo no conocía hasta que tomé posición y empecé a a denunciar. No ha sido fácil. Es un rol que asumí y he mantenido sin ningún beneficio. En lo absoluto. Por el contrario. Pero era mi deber con un país devastado y millones de vidas destruidas. Me ha animado el deber y el sueño de regresar, pisar mi tierra y sentir que estoy en un lugar al que pertenezco. Además, claro, tocar en mi país otra vez”.


