Guerra en Hollywood

Paramount, Netflix, Warner: el hombre más rico del mundo no quiere morder el polvo

Larry Ellison, el magnate que no sabe perder, encaja la mayor derrota de su vida y prepara el contraataque

Paramount, Netflix, Warner: el hombre más rico del mundo no quiere morder el polvo
Paramount, Netflix, Warner: el hombre más rico del mundo no quiere morder el polvo

Como si fuera el último capítulo de un serial hollywoodiense, la guerra corporativa que enfrenta a Paramount con Netflix y Warner Bros. Discovery ha dado un giro inesperado. Larry Ellison, fundador de Oracle, patrón de Paramount-Skydance y uno de los hombres más ricos y combativos del planeta, se niega a aceptar la derrota sufrida la semana pasada, cuando el consejo de Warner eligió la oferta de Netflix en lugar de la suya. Lejos de resignarse, Paramount ha lanzado ahora una OPA hostil sobre Netflix, un movimiento sin precedentes en la historia reciente del audiovisual estadounidense que reconfigura por completo el tablero. Ellison, que no sabe perder, vuelve a cargar.

El pasado jueves, Warner Bros. Discovery comunicó que había seleccionado a Netflix como ganador de la puja por sus activos principales compuesto por los estudios de cine y televisión de Burbank, su histórico catálogo y HBO/HBO Max. La plataforma ofreció 72.000 millones de dólares en efectivo, más la asunción de 10.700 millones de deuda, un total de 82.700 millones. Con un precio de 27,75 dólares por acción, Warner calculó que, sumando la futura escisión de sus canales básicos bajo una nueva compañía (Discovery Global), sus accionistas obtendrían más de 31 dólares por título. Paramount, a pesar de haber elevado a última hora su oferta hasta los 30 dólares, perdió.

Paramount, Warner y Netflix - Cultura
Montaje con los logotipos de Paramount, Warner y Netflix.
Newsweek

Paramount lanza una ofensiva directa

Este lunes, Paramount confirmó que no piensa aceptar el veredicto del consejo de Warner. David Ellison, consejero delegado del grupo y mano derecha de su padre, explicó en CNBC que la empresa “nunca recibió una respuesta” a su oferta final y que, tras el fracaso del proceso, la única vía posible es “acudir directamente a los accionistas”.

Su decisión ha sorprendido incluso a los analistas más curtidos de Wall Street. Paramount ha lanzado una oferta pública de adquisición hostil sobre Netflix, un contraataque tan ambicioso como arriesgado. El conglomerado sostiene que su operación, respaldada por la familia Ellison, es “una mejor alternativa” para reorganizar el mapa audiovisual estadounidense y que, a diferencia de la compra de Warner por Netflix, no generaría un entramado regulatorio interminable. Netflix, advierte Paramount, “se enfrenta a un proceso de aprobación antimonopolio largo, incierto y global”.

Trump entra en escena

El asalto de Paramount llega, además, con munición política. El domingo, el presidente Donald Trump declaró que la operación pactada entre Netflix y Warner Bros. Discovery “puede ser un problema” por el tamaño que alcanzaría el gigante resultante. La frase fue celebrada en el entorno de los Ellison como un espaldarazo, especialmente porque Paramount ha mantenido desde hace años una relación privilegiada con el actual Gobierno, a diferencia de Netflix, más distante del poder político.

En Hollywood, sin embargo, las palabras de Trump se interpretan con cautela. El sector audiovisual, mayoritariamente crítico con el presidente, teme que la batalla corporativa pueda derivar en presiones indirectas sobre CNN, uno de los canales que Warner conservaría tras la operación. El recuerdo del reportaje de The Guardian sobre supuestas conversaciones internas en la Casa Blanca sobre presentadoras de la cadena continúa alimentando suspicacias.

David Ellison, CEO de Paramount
David Ellison, hijo de Larry Ellison, CEO de Paramount

La frustración de Larry Ellison, que veía la compra de Warner como la coronación de su proyecto familiar, es mayúscula. Durante meses, Paramount-Skydance trabajó para transformar el legado cinematográfico de Los Ángeles en un nuevo conglomerado bajo su control. Contaban con el apoyo informal del Gobierno, con líneas de financiación garantizadas por acciones de Oracle y con la seguridad de que su oferta sería la más solvente. Todo se desmoronó cuando Netflix, que públicamente había restado importancia a la operación, movió ficha en el último minuto.

La derrota ha golpeado el orgullo de Ellison. Quienes lo conocen saben que el magnate, competitivo, expansivo, devoto del riesgo y obsesionado con el control, nunca retrocede. A sus 81 años, sigue pilotando Oracle, invierte en inteligencia artificial, colecciona mansiones en Malibú y Hawai y mantiene la estética del “vaquero de Silicon Valley” que lo convirtió en una figura casi mitológica. “La diferencia entre Dios y Larry Ellison”, decía una famosa biografía, “es que Dios no se cree Larry Ellison”.

Su hijo David, fundador de Skydance y responsable de éxitos como Top Gun: Maverick, ha heredado ese impulso. Ambos imaginan un imperio audiovisual con Paramount y Warner bajo la misma órbita familiar. Un sueño dinamitado por Netflix al que Ellison responde a la vieja usanza de los vaqueros con un ataque frontal.

Hollywood, en shock

La OPA hostil sobre Netflix, que deberá resolverse antes del 8 de enero de 2026, salvo prórroga, ha dejado a la industria en estado de perplejidad. De prosperar, Paramount se haría con la plataforma de streaming más poderosa del planeta y recuperaría, al mismo tiempo, su capacidad para volver a negociar la compra de Warner desde una posición dominante. La maniobra convertiría a los Ellison en los regentes absolutos del audiovisual estadounidense. Netflix, por su parte, no ha comentado oficialmente el movimiento, aunque sus acciones reaccionaron a la baja en los primeros minutos del lunes, mientras que los títulos de Warner y Paramount subieron entre un 5% y un 6%.

La pregunta clave es si una operación de este calado puede superar el escrutinio regulatorio. La Administración estadounidense tendrá que valorar no solo el tamaño final del nuevo conglomerado, sino también el impacto sobre la competencia en sectores tan sensibles como el streaming, la producción audiovisual y la distribución en salas. Europa y parte de Asia, donde Warner tiene fuertes intereses informativos, vigilan igualmente las interferencias políticas.

Paramount insiste en que su oferta creará “un Hollywood más fuerte”, con mayor inversión en contenidos, más estrenos en salas y un ecosistema de producción más diverso. Sus detractores creen que es, simplemente, un intento de evitar la caída definitiva de Paramount en un mercado cada vez más dominado por gigantes tecnológicos y plataformas globales.

Netflix, mientras tanto, considera que su propuesta, limitada a los activos que realmente desea y sin los canales básicos, es la opción más limpia, más rápida y más rentable para los accionistas de Warner. Warner también lo cree porque seguirá manteniendo Discovery y CNN.

Nada indica que este duelo vaya a resolverse pronto. Paramount está dispuesta a judicializar el proceso, alegando que Warner “abdicó de su obligación fiduciaria” con los accionistas y favoreció un proceso “diseñado para un solo postor”. Netflix, confiada en la solidez de su oferta, mantiene que actuó con absoluta transparencia.

En Hollywood, donde los puentes se rompen hasta convertirse en odios eternos, pocos se atreven a anticipar el final. Ellison ha demostrado durante medio siglo que siempre vuelve al combate. Y ahora, con la OPA hostil sobre Netflix, se dispone a escribir otro capítulo de una historia que mezcla ambición, poder, política y un pulso personal contra la derrota. Como en los westerns que tanto fascinan al magnate, todavía puede aparecer un último vaquero en el horizonte. Y Larry Ellison, el hombre que no tolera morder el polvo, aún no ha bajado su revólver.

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