Hay una escena en la nueva película ‘Springsteen: Deliver Me From Nowhere’ que podría resumir la esencia de Bruce Springsteen. No está sobre el escenario, ni entre aplausos. Está solo, en su habitación, frente a una grabadora de cuatro pistas, intentando poner en palabras algo que no entiende del todo. Es 1982, y el músico de Nueva Jersey tiene treinta y un años. No sabe que está a punto de crear ‘Nebraska’, el disco más íntimo de su carrera. Tampoco imagina que, décadas después, ese instante sería el corazón de una película.
Scott Cooper, el director, confiesa que no quiso hacer una película biográfica al uso. “No quería una película musical, al menos no la clase de biopic que uno espera”. Lo que buscaba Cooper era hacer el retrato de un hombre que teme desaparecer dentro de su propio éxito.

“Me gustó la idea de que realmente no es una película musical”, reconoce Springsteen durante la entrevista con Artículo14. “En realidad es un drama centrado en el personaje, con algo de música. Eso me atrajo. Además, es solo una pequeña parte de mi vida, cuando tenía 31 y 32 años y atravesaba mis primeras dificultades”, admite el ser humano detrás de “The Boss”.
Esas dificultades tenían menos que ver con la fama y más con el vacío que la acompaña. El hombre que llenaba estadios no sabía qué hacer con las horas que no pasaba sobre el escenario. “Sabía lo que hacía durante tres horas cada noche. No tenía ni idea de lo que hacía las otras 21”, se abre en canal el legendario músico. En la película, el personaje de Faye, interpretado por Odessa Young, representa ese otro mundo que él no podía tocar. “Ella simboliza las posibilidades de esas otras 21 horas que era incapaz de aprovechar en ese momento. Pero ocupa un lugar muy importante en la historia porque representa la vida real, la otra vida que me esperaba y que no encontré hasta mucho después”.

‘Deliver Me From Nowhere’ se inspira en el libro homónimo de Warren Zanes y evita el brillo fácil de los grandes éxitos. No hay estadios. Hay silencio, carretera, niebla, una guitarra y un hombre intentando reconciliarse con su sombra. El director lo entendió desde el primer encuentro. “Scott (Cooper) vino a verme junto con Warren Zanes. Pasamos la tarde hablando. Sentí que sabía exactamente el tipo de película que quería hacer. Era muy coherente con el tipo de disco que fue ‘Nebraska’. Una película de estudio que debía sentirse como una cinta independiente”, añade Springsteen.
El resultado es un retrato íntimo del proceso creativo, de esa línea delgada entre la inspiración y la desesperación. Cooper lo filma con cámara al hombro, en blanco y negro a veces, recordando los días de infancia, los paisajes industriales, los fantasmas que Bruce cargó siempre en su espalda. El actor Jeremy Allen White, conocido por ‘The Bear’, encarna a un Springsteen contenido, con una vulnerabilidad que se respira en cada uno de sus silencios.
“La verdad es que Jeremy fue muy modesto con su preparación”, se explaya Springsteen. “Llegó completamente listo para el papel. Tal vez me hizo una o dos preguntas. No tenía idea de lo que había trabajado antes, simplemente apareció el primer día, entró al set y comenzó su actuación. Y yo solo observé, maravillado“.
Cuando Springsteen acogió al director de la película en su casa
El propio Springsteen participó en el rodaje como una presencia viva detrás del proyecto. Durante la filmación, la tragedia sacudió al director. Los incendios en Los Ángeles destruyeron la casa de Scott Cooper. El músico no dudó. Lo acogió en su hogar. “Bruce trasladó a mi familia a su casa cuando la nuestra se quemó”, recuerda Cooper. “Mi hija Stella estaba aprendiendo guitarra, y cuando la suya se quemó, Bruce le envió una de las suyas. Eso es Bruce Springsteen”.
El gesto trascendió a la película. “Mudarnos a su casa mientras nos recuperábamos le da a esta historia una resonancia especial”, asevera el cineasta. “Por eso es tan difícil ponerla en el mundo”. La historia familiar no terminó ahí. Una semana después del incendio, la familia de Cooper tuvo que despedirse de su perro. “Fue el peor año de mi vida, pero también el mejor”, concluye.
El refugio de Bruce Springsteen
Hay algo profundamente coherente entre el artista que escribió Born to Run y el hombre que abre la puerta de su casa a otros. La misma necesidad de salvar, deEncuentro con Artículo14 ofrecer refugio, recorre su música y su vida. A sus 76 años, Springsteen sigue siendo una figura creyente de la redención.
Luego, después de las entrevistas en el Hotel Four Seasons, lo encontramos en el Festival AFI de Los Ángeles, donde nos habló con la serenidad de quien ha visto pasar medio siglo de historia americana.
“No queremos reyes”
“Fuera, en las calles, el infierno se está desatando en Estados Unidos”, asevera el icónico músico sobre la actualidad de su país desde enero de 2025, con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. “Durante 250 años, a pesar de todos nuestros defectos, este país se mantuvo como un faro de libertad, democracia, esperanza y libertad”. Hace una pausa. “He pasado 50 años viajando como una especie de embajador musical de América, y he visto de primera mano el amor y la admiración que la gente del mundo ha tenido por nuestro país y nuestros ideales. A pesar de lo dañada que está América, ese país y esos ideales siguen valiendo la pena. Este filme es una oración por la unidad y por América. No queremos reyes”.

Un artista agradecido
Springsteen volvió a ser portavoz de la sencillez y si ‘Nebraska’ fue un espejo roto donde se reflejaba la soledad del hombre común, la película en los tiempos revueltos de Estados Unidos es un eco de ese mismo impulso. “Scott Cooper hizo un trabajo increíble escribiendo y dirigiendo la película”, hace hincapié el artista. “No puedo agradecerle lo suficiente. Está filmada con una belleza enorme. Reunió las historias de forma preciosa. Lo quiero mucho”.
Entre promoción y viajes, Springsteen también piensa en volver a los escenarios. “Estoy haciendo todo lo posible para volver, espero que el próximo año”, augura. Deliver Me From Nowhere es una súplica y Bruce Springsteen es más que una leyenda del rock. Es un artista que ha hecho de su vulnerabilidad una bandera, y de su empatía por las emociones, un hogar. El hombre que escribió canciones sobre fugitivos, amantes y obreros, hoy es quien tiende la mano a todos los que se sienten abandonados en Estados Unidos. Su música es un lazo de esperanza. “Sigo creyendo que merece la pena luchar”. Y cuando se le pregunta por qué ahora, por qué esta película, su respuesta es sencilla. “Me gusta que sea una historia pequeña”, revela.
Al final es “una historia sobre un tiempo en el que no sabía bien qué hacer con mi vida. Pero es honesta. Y la honestidad, al final, siempre encuentra su lugar“, profetiza “The Boss”.

