El Ministerio de Defensa ha adjudicado a la empresa Santa Bárbara el proyecto de modernización y mejora de los vehículos VCI/C Pizarro por un importe de 264 millones de euros.
El Departamento que lidera Margarita Robles otorga el proyecto a la empresa española por considerar que es “la única capacitada técnicamente” para su desarrollo “desde el punto de vista técnico”. Esta modernización y mejora se desarrollará a lo largo de casi seis años, pues empezó el pasado lunes y terminará el 30 de noviembre de 2031.
Las mejoras a realizar
El programa de actualización de vehículos Pizarro contempla una modernización integral de la flota del Ejército de Tierra, tanto de Fase 1 como de Fase 2, con un alcance detallado en el Real Decreto 914/2025, de 14 de octubre, que regula la refinanciación industrial. En concreto, se enumeran siete grandes grupos de mejoras: cambios en la torre y en los sistemas de observación (incluida la cámara térmica del tirador y el equipamiento del jefe de vehículo); actuaciones vinculadas a la movilidad (revisión y actualización de componentes); tareas esenciales sobre el vehículo e integración de navegación; modificaciones en el exterior del chasis y en e interior de la barcaza, junto a la modernización del sistema contraincendios.
Con este paquete de mejoras, Defensa busca “poner al día” prestaciones críticas (sensores, seguridad y gestión del entorno táctico) para mantener el sistema a un estándar comparable al de plataformas más modernas.
El calendario económico
La base imponible de la adjudicación se cifra en 263.999.642,06 euros. Esta, según se explicita en el anuncio de adjudicación, se distribuye de la siguiente manera: 24 millones en 2027, 12 millones en 2028, 38 millones en 2029, 95 millones en 2030 y 94.999.642,06 euros en 2031.
Para entender el calendario económico del proyecto hay que distinguir entre dos apartados distintos. Por una lado está el contrato de Defensa, adjudicado a Santa Bárbara Sistemas. Por otro, se encuentra la prefinanciación del Ministerio de Industria, que concede un préstamo sin intereses con el objetivo de potenciar el desarrollo industrial del programa. Este préstamo de 176 millones se reparte entre 2025 y 2028, con más peso en los años centrales. Que en algunos ejercicios iniciales pueda aparecer un gasto reducido o incluso “cero euros” no significa que el proyecto esté parado. En las primeras fases suele predominar el trabajo técnico (ingeniería, planificación, definición de soluciones), mientras que los pagos importantes llegan más adelante, cuando se alcanzan hitos concretos y se certifican avances. Es una práctica habitual en programas militares de larga duración.
El proyecto se organiza en fases ligadas a hitos, que marcan cuándo se autorizan los pagos. En los primeros años se desarrolla la fase de arranque, centrada en la definición técnica del programa, la ingeniería la integración inicial de sistemas y la preparación industrial. En una fase intermedia, se concentran los trabajos principales de modernización e implemento de mejoras: instalación de equipos, pruebas y actualización progresiva de los vehículos. Por último, en la fase final se completan las entregas, la validación por parte del Ejército, la documentación técnica y el apoyo logístico y de mantenimiento.

