La película Bella llega a los cines pocos días después de recibir su nominación a los Premios Forqué a Mejor Largometraje de Animación. Inspirada libremente en la historia real de Ana Bella Estévez, el proyecto nace busca sensibilizar para poder detectar las señales de alarma, especialmente a los jóvenes. Sus creadores exploran la violencia de género desde la sutileza del color, la inspiración del cine clásico y la certeza de que incluso en los relatos más duros late una posibilidad de transformación. Aquí, entrevista a sus directores, los cineastas andaluces Manuel H. Martín y Amparo Martínez Barco, sobre el viaje creativo y el alcance del proyecto.
Bella es una película libremente inspirada en la historia real de Ana Bella Estévez, ¿cómo se fraguó la idea de hacer la película?
La idea de hacer la película nace de un encuentro en unos premios entre el productor Olmo Figueredo y Ana Bella, que se conocieron, tienen intereses comunes, y Ana Bella le propuso a Olmo que le hiciera un anuncio de su fundación. A Olmo le cautivó tanto su historia que propuso, además de hacer un anuncio, también hacer una película. Eso fue hace 12 años y es el germen de Bella, la película.
Hacéis hincapié en el personaje del padre de Bella como esa persona dependiente que te hace sentir mal si no estás con él, un poco manipulador. ¿Cómo afecta ese comportamiento en el patrón familiar de una mujer víctima de maltrato machista?
Nuestra película, aunque es de animación, y el tema principal es la violencia de género, se sustenta alrededor de otros subtemas. Más que hacer hincapié en que el padre sea maltratador, damos a entender que es una persona que está ausente, y Bella tiene una herida enorme del abandono de su madre, y esto, de alguna manera hace que se convierta en una víctima del maltratador, Ponce, y que su herida emocional, de alguna manera provoque que este personaje se acerque a él.
¿Por qué Bella no pide ayuda, o cuenta a sus amigos lo que está viviendo?
La mayoría de las veces, las víctimas de violencia de género no son conscientes de su propia situación. También, la relación del maltrato va evolucionando, es decir, Ana Bella siempre cuenta que nadie se enamora de un monstruo, sino te enamoras de alguien encantador, que poco a poco va metiéndose en tu vida, va manipulándote, te va aislando, te va anulando, todo muy progresivo, y ella incluso cuenta que a pesar de que su marido ya le daba palizas -era un maltrato físico-, ella seguía sin ser consciente de su situación, muchas veces no se pone en pie esa idea en su mente.
Manuel: En cuanto al tema narrativo, nosotros nos hemos inspirado libremente en su historia, hemos cogido muchos de los sucesos que a ella le ocurre, que ella vive, hemos trasladado esas heridas emocionales y psicológicas a una película de ficción. Ni siquiera nos hemos inventado que él venga del mundo del arte; la persona real, en este caso, que estaba con Ana Bella, era un personaje que provenía de ese mundo.
A nivel narrativo, hemos intentado, sobre todo a la hora de trabajar con las voces, la imagen y demás, que el personaje de Ponce fuese seductor, que el espectador pudiera llegar a entender por qué suceden estas historias. Es un personaje seductor que luego es manipulador y luego termina convirtiéndose en un monstruo.
La película aborda un tema muy delicado desde una sensibilidad muy concreta. ¿Cómo construisteis el equilibrio entre la crudeza de la realidad y la belleza de la puesta en escena?
La película aborda un tema complejo, el maltrato, y lo que tiene la animación -en concreto, el estilo de la animación que hemos realizado-, es que es una animación colorida. A pesar de ser una historia dura hemos querido, en todo momento, apostar por la sutileza, tener referentes, por ejemplo, en películas de Hitchcock, desde Psicosis a Vértigo, nos hemos inspirado de alguna manera en ese cine clásico donde no todo tiene que ser tan explícito. Nos parecía fundamental que la película tuviera un lenguaje más sutil, no tan explícito y sobre todo que fuese animado y con un montaje muy dinámico que ayudase a que, sobre todo, los espectadores más jóvenes, entrasen en la película más fácilmente y, porque a pesar de ser dura, es una historia de esperanza, una historia de supervivencia.
En la SEMINCI dijisteis que la película tiene un importante propósito educativo y pedagógico y mencionasteis que va acompañada de una guía para trabajar en los colegios e instituciones educativas. ¿Cómo ha sido la respuesta por parte de los jóvenes en este sentido?
Amparo: La guía didáctica todavía no se ha repartido por los centros educativos porque la película se estrena el viernes 28 de noviembre, por lo que se hará a partir de ese momento, pero la acogida que han tenido las proyecciones en SEMINCI y en el Festival de Sevilla ha sido maravillosa. En SEMINCI, los chavales nos hicieron mil preguntas, muy interesados, y en Sevilla ganó el premio de Cinéfilos del Futuro que lo eligen los jóvenes que van a las proyecciones y deciden la película que más les ha gustado. En Sevilla, vino Ana Bella, se generó un coloquio con ellos y a raíz de ir desmenuzando la temática de la película, las señales de alarma, a través de las preguntas de los chicos hacia Ana Bella, resultó que entre las compañeras de la clase dijeron que identificaban esos momentos en la vida de una compañera y que estaban preocupadas y al final se pusieron en contacto con uno de los profesores y, bueno, se descubrió que ahí podía haber un posible caso de maltrato en la misma clase.
¿Cómo se llama la animación que utilizáis? ¿La elegisteis por algún motivo concreto?
Manuel: El estilo de animación que hemos cogido es 2D, es una animación que en todo momento hemos querido despegarnos del blanco y negro. Hemos optado por una animación 2D, muy sencillita, es una peli modesta, pero lo más importante es que la animación luego se ha tratado, o, más bien, la planificación se ha tratado de forma muy cinematográfica, intentando tener muchos primeros planos que contasen muchas cosas, que el color también contase muchas cosas, la profundidad de campo, hemos trabajado como si fuese una película de ficción con la libertad que te da la animación.
Enhorabuena por la nominación a los Premios Forqué a Mejor Largometraje de Animación, ¿os lo esperabais? ¿Qué supone para vosotros ganar premios?
Amparo: Estamos súper contentos y sorprendidos de la acogida de la película, porque es una película modesta, pero nos hace muchísima ilusión que esté nominada a los Premios Forqué porque es una catapulta de la película. Nosotros queremos que la película se conozca, queremos que la historia de Ana Bella se conozca y es una puerta a la esperanza, ya solo el hecho de que esté nominada es un reconocimiento muy importante.
Manuel: Se agradece, especialmente después de tantos años -más de una década- trabajando en el proyecto. Ha sido muy largo, el proceso de animación ha sido muy, muy largo, el proceso de acabado de la peli, llevamos mucho tiempo desde la escritura, el desarrollo de proyectos y, claro, cuando llevas tanto tiempo con un proyecto te cuesta ver las bondades de la película, lo importante que es la historia que estamos contando. En eso hay que agradecerle mucho al productor, a Olmo Figueredo, que siempre nos empujó para llevar la película al mejor puerto posible. Desde la recepción en SEMINCI, al premio en Sevilla, la nominación a los Forqué… ojalá que vengan muchas cosas más. Sobre todo, estamos felices porque se está visibilizando mucho más la historia de Ana Bella y el objetivo de su fundación, que es ayudar a otras personas que vivan esta misma situación.
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