Gala Gracia: “Necesitamos más presencia femenina en películas más comerciales”

Lo que queda de ti, ópera prima de la directora aragonesa, llega a los cines este fin de semana

Tras su paso por el Festival de Cine de Málaga, donde dejó huella con una propuesta íntima y poderosa, Lo que que-da de ti, ópera prima de Gala Gracia, ha llegado ya a las salas de cine en toda España. La película, ambientada en el paisaje rural del Pirineo aragonés y protagonizada por dos hermanas con caminos vitales muy distintos, ha sido aplaudida por su autenticidad, su mirada femenina y el equilibrio entre lo autobiográfico y la ficción.

Con una sensibilidad poco habitual en el cine actual, Gracia firma un debut que reivindica tanto la vida en el campo como el papel de la mujer en la industria cinematográfica. En esta entrevista, la directora nos habla sobre el proceso creativo del filme, la construcción de los personajes, el rodaje entre ganado y montañas, y los desafíos que aún enfrentan las cineastas, especialmente cuando se trata de acceder a producciones de mayor escala.

En la presentación de la película en Málaga, has comentado que tiene un componente autobiográfico importante, incluso la zona donde habéis rodado, con esa raza ovina xisqueta en concreto y otros detalles. A la hora de escribir el guion, ¿cómo decides lo que desechas y lo que incluyes de tu biografía en la película?

La primera versión del guion era mucho más fiel a la realidad, pero luego te das cuenta de que dramáticamente no funciona, que hay muchos flecos sueltos o subtramas que no interesan… Ahí es cuando empiezas a quitar, sustituir o modificar elementos fielmente autobiográficos y empiezas a alejarte de lo que “realmente” fue para hacer un guion más sólido, donde la historia esté bien construida y todo funcione en relación a la trama principal.

¿Cómo has elegido a estas dos actrices y cómo has vivido la dirección de intérpretes?

El casting lo hicimos desde cero junto a Irene Roqué, la directora de casting, que con su equipo hicieron un arduo trabajo para encontrar a Sara. En principio se intentó con pianistas reales, pero no terminaban de funcionar. Luego comenzamos a ver a actrices, sin tener en cuenta sus dotes musicales, y ahí llegamos a Laia. Una vez tuvimos al personaje de Sara, buscamos a Elena, pues tenía que ser una actriz que pese a ser muy diferente, tenía que verse que podían ser hermanas. Laia tiene algo muy etéreo y terrenal a la vez. Puede mutar entre lo artístico y sofisticado o el campo y lo rural. Esa versatilidad nos venía muy bien para que se pudiera creer que es una pianista de jazz que vive en Nueva York pero cuyas raíces son el pueblo y la montaña y en cuanto a Ángela quizás esté mal decirlo pero es casi un calco de mi hermana… Hasta mi hermana se sorprendió de lo mucho que se parece a ella cuando la conoció, me refiero a una cuestión de energía. Puede ser dura pero dentro de ella se respira mucha bondad y ternura, hay algo muy vulnerable dentro de su fortaleza.

Dirigirlas ha sido un gusto, son actrices muy entregadas a su trabajo y con mucha intuición, interiorizan muy bien lo que quieres expresar y también proponen de forma muy acertada ideas para el personaje. Luego en cuanto al trabajo de campo estuvimos ensayando cómo lidiar con el ganado y otras labores de granja en mi explotación y también en la de otro ganadero de la zona donde estaba el set los días previos al rodaje.

Lo que queda de ti muestra la vida rural, y en concreto cómo la viven dos mujeres jóvenes, con las dificultades y el esfuerzo que conlleva este estilo de vida. ¿Qué mensaje quieres transmitir sobre esta realidad?

Mi intención era mostrar la vida en el campo con naturalidad. Es dura, pero también es muy dura la vida en la ciudad para quien está acostumbrado al campo. Depende del prisma desde donde se mire y no me quería colocar en un único lugar. Para Sara es más dura porque ella no fluye con la granja de la misma manera que su hermana, ella prefiere vivir en la ciudad, estar rodeada de su mundo del jazz y de un estilo de vida más alternativo. Para Elena, el trabajo en el campo, pese al esfuerzo físico que supone, es algo cotidiano, casi mecánico. Puede llamar la atención verlo en una mujer joven, pero creo que normalizándolo, de alguna manera, lo estoy reivindicando, puesto que es necesario dar esa visibilidad y espacio a las jóvenes mujeres ganaderas y en general a todas las mujeres que trabajan y han trabajado el campo, en todos sus oficios y de todas las edades y generaciones.

Este año, el Festival de Málaga ha destacado por una significativa participación femenina. ¿Qué retos consideras que aún persisten en el avance de las mujeres en la industria cinematográfica?

Estamos dando grandes pasos en la entrada de jóvenes mujeres en la industria y la selección en Málaga es una muestra de este éxito; sin embargo, queda mucho por hacer en cuanto a dar esta misma oportunidad a mujeres de más edad, mujeres que rozan o superan los cincuenta años y que siguen pendientes de rodar su ópera prima o de poder continuar su carrera cinematográfica. También necesitamos más presencia femenina en películas más comerciales, por encargo o en publicidad, en definitiva, en proyectos de más presupuesto, y que se reconozcan y contraten a más mujeres en cargos poco representados, con igualdad de sueldos que sus compañeros masculinos.

TAGS DE ESTA NOTICIA