Cuando las críticas llegan en oleada, el golpe no es solo literario, también es íntimo. Juan del Val sabe bien de qué va ese proceso: el de la duda, la herida y la resistencia silenciosa.
El escritor madrileño ha vivido en los últimos meses una exposición extrema tras la publicación de Vera: una historia de amor. Una novela que, antes incluso de asentarse en las librerías, fue cuestionada con dureza por voces públicas que no se limitaron a juzgar el texto, sino que apuntaron directamente al autor. Para Juan del Val, aquello fue algo más que una crítica literaria: fue un intento de aniquilación simbólica.
Lejos de esconderse, el autor ha decidido hablar. Y lo ha hecho sin ambages, con una frase que resume su sentir: “Han intentado matarme a mí y a mi novela”. Una declaración que no nace del rencor, sino del cansancio acumulado tras meses de escrutinio público, comentarios despectivos y juicios que, según él, buscaban desacreditar no solo su obra, sino su legitimidad como escritor.
El éxito como respuesta al ruido
El tiempo, sin embargo, ha jugado a favor de Juan del Val. Pese a las críticas iniciales, Vera: una historia de amor se ha convertido en una de las novelas más leídas del año, escalando posiciones en las listas de ventas tras consagrarse con el Premio Planeta, uno de los galardones más influyentes del panorama literario en español. Un desenlace que lo ha colocado en el centro del debate cultural.
El propio Juan del Val ha reconocido que no es una persona rencorosa. Pero admite que hay una satisfacción inevitable cuando el éxito contradice a quienes auguraban un fracaso estrepitoso. No como revancha personal, sino como confirmación de que el trabajo, cuando resiste, acaba encontrando su lugar.

Durante su discurso en la gala del Premio Planeta, Juan del Val recordó un episodio que marcó su relación con la escritura: algunos profesores que, en su juventud, le hicieron sentir que no tenía futuro en el mundo literario. El escritor no oculta que aquellas palabras le hicieron daño, pero subraya que hoy las interpreta desde la distancia y la madurez.
Para Juan del Val, esas opiniones no nacían del desprecio, sino del desconocimiento. Por eso rehúye el resentimiento hacia quienes, en el pasado, dudaron de él. Una postura que contrasta con su percepción sobre ciertos críticos actuales, a quienes sí acusa de haber querido hacer daño deliberadamente, de “matar la novela” antes incluso de que los lectores pudieran formarse su propio juicio.
“Os jodéis”
En una entrevista reciente en Transmite la SER, Juan del Val fue especialmente claro. Acepta la crítica literaria, incluso la negativa, cuando se hace desde el análisis y el respeto. Lo que no tolera es el ataque personal, la intención de hundir al autor junto a la obra. “Cuando de repente tienen que callarse porque la novela es un éxito”, confesó Juan del Val, “no puedo evitar pensar: os jodéis”.

No es una frase elegante ni pretende serlo. Es, más bien, una expresión cruda de honestidad. Juan del Val no se coloca por encima de nadie. Quizá se sitúa en el lugar de quien ha resistido el embate y ha visto cómo el veredicto del público desmontaba muchos discursos previos.


