Santi Requejo, director de ‘Votemos’: “Si definimos a alguien por su enfermedad, pongamos todas las nuestras sobre la mesa”

Santiago Requejo convierte un drama de salud mental en una comedia que interpela al espectador: ‘Votemos’ transforma una junta de vecinos en un espejo social lleno de prejuicios, humanidad y humor afilado

Santiago Requejo es el director de 'Votemos'
Santiago Requejo es el director de 'Votemos'

¿Qué pasaría si un tema tan delicado como la salud mental se votara en una junta de vecinos, entre portazos emocionales, prejuicios escondidos y viejos rencores? En Votemos, Santiago Requejo mete el dedo en la llaga con la sonrisa puesta, y logra algo muy difícil: convertir un drama humano en una comedia que, sin perder el respeto, nos sacude como un espejo frente al ascensor de nuestra propia conciencia.

Seleccionado por la Academia de Hollywood entre los 15 mejores cortos del mundo en 2024, y convertido ahora en largometraje, Votemos es mucho más que una película. Es un experimento social camuflado de ficción, comedia a lo Woody Allen, thriller neoyorquino. Porque como dice el propio director, lo importante es no reírse de nadie, sino atrevernos a reírnos de nosotros mismos… y de nuestros prejuicios, esos vecinos ruidosos que todos llevamos dentro.

Clara Lago y Raúl Fernández en 'Votemos'
Clara Lago y Raúl Fernández en ‘Votemos’

Una de cada cuatro personas tiene, o tendrá, algún problema de salud mental a lo largo de su vida. ¿De qué manera decides hacer una película sobre este tema?

Hice primero el corto, que viene de una historia real: un psiquiatra de Fundación Hospitalarias me cuenta de una mujer con una esquizofrenia paranoide pero que hace una vida completamente funcional, tomando medicación en acompañamiento profesional y había dado la señal para alquilar un piso, y el día que se iba a mudar, el propietario le llama y le dice que se echa para atrás, y la razón que le da es que una de las vecinas se ha enterado que esta iba a alquilar el piso y se ha trasladado a un centro de salud mental y ha empezado a meter cizaña entre los vecinos y empiezan a presionarle… El propietario no quiere tener problemas y le dice al posible inquilino que no. Cuando yo escucho esa historia es cuando me empiezo a interesar por la salud mental porque me parece algo profundamente injusto e inhumano, pero… una hora después, al entrar en casa y cerrar la puerta, me pregunté: “¿Y cómo está mi vecina?”, de repente dije: “¿y yo quiero vivir con una persona que tiene una enfermedad mental delante?” y llegué a la conclusión de que no, entonces me di cuenta de que me estaba quejando delante de todo el mundo y una hora después, yo era como parte del problema. Y ahí tuve la suerte de contar con estos profesionales de Fundación Hospitalarias, gracias a las cuales empecé a conocer a personas con trastornos mentales graves, y como pasa en todo en la vida, a medida que vas conociendo, los prejuicios se van cayendo, entonces yo dije “Joder, tengo una idea completamente alejada de lo que es la enfermedad mental” y ahí fue cuando yo tuve la necesidad de escribir ese corto, de rodarlo, para lanzar la misma pregunta que yo me hice. El corto tuvo una acogida inmensa, ¡fue una locura, inimaginable! Se hizo una obra teatro después para Argentina, que tuvo mucho éxito, y viendo la obra de teatro, decidí adaptarla al cine, adaptándola a la realidad española.

Parece que en los últimos años, nuestra sociedad está mucho más concienciada sobre los problemas de salud mental. Sin embargo, casi ninguno de tus personajes se muestra así, sólo Nuria y, en parte, Lucas. ¿Por qué?

Te diría que mucha gente es muy consciente cuando hablamos de depresión, de ansiedad… en cambio, aquí hablamos de enfermedades de trastorno mental graves. Si nuestro vecino tiene un trastorno bipolar grave o una esquizofrenia paranoide, ¿está la sociedad preparada para aceptar o ser tan tolerante con ese tipo de enfermedades mentales? Sí se habla más de la salud mental; yo no soy experto, pero dentro del contexto de “enfermedad mental” hay mucho y es verdad que se va quitando el estigma de ir al psiquiatra o ir al psicólogo, que puedes tener una depresión o un momento difícil, eso yo creo que está más aceptado y es el camino, pero queda mucho por hacer, sobre todo con las enfermedades mentales graves, trastornos graves, ahí todavía queda mucho.

Es muy difícil combinar la comedia y el drama de una manera que resulte tan fluida y natural, al final y al cabo es la vida misma. ¿Cómo enfocar este tema si no es desde la comedia?

Para mí era fundamental. El otro día dijo Charo Reina una frase que le pedí permiso para copiarle: “No hay nada más serio que el humor”. El humor es la mejor medicina para contar cosas serias, y lo importante aquí es no caer en reírse de nadie, sino en reírse de uno mismo y de los prejuicios que tenemos. Yo creo que eso es una herramienta muy buena para poder coger distancia y analizarte, porque la combinación de drama y comedia, en ese sentido, creo que es una mezcla muy interesante, también para que la película no solo entretenga y llegue y tal, sino para hacerte la reflexión que suscita la película. Lo importante es no frivolizar, reírnos de nosotros mismos es algo muy bueno.

Fotograma de una junta de vecinos en la película 'Votemos'
Fotograma de una junta de vecinos en la película ‘Votemos’

Hay un momento en el que todos están discutiendo a la vez a lo bestia. El espectador piensa: ¿Quién es el loco ahora? ¿Quién no tiene algún problema de personalidad, de conducta, de convivencia?

Sí, todos tenemos nuestra mochila, pero no nos define como personas, y las personas con trastorno mental tienen sueños, tienen ilusiones, tienen un proyecto de vida… y no podemos reducirlas a su condición de enfermos mentales y limitarles, ni mucho menos. Y si al final definimos a las personas por su enfermedad, saquemos todos nuestras enfermedades y pongámoslas encima de la mesa: el que es diabético, el que es hipertenso, el que tiene un cáncer, el que tiene la pierna rota… al final, es solo una circunstancia, no define a la persona.

Hacía tiempo que no veíamos en la gran pantalla a Charo Reina y a Neus Sanz. Por desgracia, el edadismo es una de las principales taras del sector del entretenimiento. ¿Por qué apostaste por ellas?

Porque son unas actrices monumentales, tienen una capacidad de meterse en los personajes y una profesionalidad increíbles, o sea porque son dos actrices de un nivel superior, o sea es que tienen un nivel maravilloso, entonces esta película tenía que ser contada por actores y actrices de primer nivel. Yo he tenido la suerte de trabajar con ellas en el corto y he podido verlo pero me alegro mucho, que ahora en la película -que espero que tenga más visibilidad que el corto- y tienen más recorrido los personajes, la gente lo pueda valorar porque es dificilísimo lo que hacen. Cuando hay un compromiso tan firme, son tan profesionales, te aportan muchísimas cosas, muchos matices que nunca están en un guion, y eso hace que el personaje cobre vida y que sea muy real y que pueda empatizar con el público y la gente se pueda sentir identificada y eso es un trabajo, obviamente del director también, pero mucho del actor y de la actriz, de su propuesta, de hablar el director… Estuvimos hablando mucho antes de hacer la película, para definirlos. La gente cree que un personaje es lo que dice y no es solo lo que dice; es también lo que piensa, cómo reacciona, cómo mira, cómo se sienta, cómo se levanta. Es todo, todo su lenguaje corporal. Es un sueño, yo he aprendido una barbaridad, y es muy bonito ver cómo cobra vida, el cine es un arte coral, de mucha gente, de muchos artistas, cada uno aportando su arte.

La iluminación y la música aportan un toque de misterio, casi de thriller, intriga, noir. ¿Por qué quisiste rodar únicamente en interior y añadirle estos elementos de misterio?

Al final yo creo que las historias buenas son aquellas que te plantean un buen conflicto, al principio, que no es fácil de resolver y entrar en un diálogo con el espectador, donde le posiciona y le obliga a tomar partido, y el desarrollo de la película te va dando pistas, vas sintiendo emociones o percepciones que te puedan ayudar a tomar esa decisión. Y el conflicto que tiene la película me parece muy poderoso, porque no necesitas salir de ese ambiente para sentirte dentro y estar enganchado. Y de alguna forma, tiene algo de thriller, yo se lo decía a los espectadores: esto tiene una parte de thriller emocional importante porque la tensión de la película es: quién es esta persona, hay algo ahí como de Agatha Christie (salvando mucho las distancias) que te mantiene, porque dices: ¿va a llegar? ¿no va a llegar? y si llega, ¿qué va a pasar? Te mantiene en atención, que es importante. Desde esto, configurar la luz, la dirección de arte… todo.

El corto Votamos estuvo cen la shortlist de los Oscar, en 2024. ¿Hasta dónde esperas llegar esta vez con el largo?

¡Eso es un accidente! (Risas) Fue un regalo de la vida, que fue muy bonito vivir, vivir una lectura de nominaciones a los Oscar, con la posibilidad de estar ahí, pero lo más importante es tener una buena historia e intentar contarla de la forma más honesta y que conecte con el público, a partir de ahí, lo que pueda pasar es accesorio. Si me preguntas, te digo que ni de coña, olvídate, pero es que ni me preocupa ni me ocupa nada, hemos intentado contar una historia con la que el espectador se pueda sentir identificado que se lo pueda pasar bien y si al salir del cine tiene un cristal un poquito distinto sobre el que mirar una realidad que desconocía, pues hemos cumplido su función. Todo lo demás, los premios y todo eso, ojalá llegue porque ayuda indudablemente a una película, a los que las hacemos, para poder hacer más cosas, pero no es la motivación ni el objetivo.

¿Esperas que Votemos genere un debate social?

Me encantaría que la gente se lo pasara bien viendo la película, y pasarlo bien no significa que te estén riendo todo el rato y tal, sino que que te sientas conectado con la historia y que sea una historia que no solo dure 90 minutos, sino que sea una historia que te la lleves a casa, que sea una historia que no acabe cuando sale el fundido en negro y los créditos, sino que pueda seguir hablando de la película y con la gente y los dilemas que plantea, porque son muchos; la película puede parecer por momentos, a lo mejor, muy superficial, pero por debajo hay muchas cosas, es un cierto espejo de cómo puedo ser yo.

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