El esperado disco de Rosalía, titulado Lux, se ha convertido en un auténtico fenómeno incluso antes de su lanzamiento oficial. Lo que debía ser una campaña milimétricamente orquestada ha terminado envuelta en el caos: filtraciones masivas, canciones publicadas antes de tiempo y un silencio incómodo por parte de la artista y su entorno. A dos días de su estreno, el álbum ha irrumpido en Internet como un vendaval imposible de contener.
Un lanzamiento marcado por la filtración
El disco de Rosalía debía ver la luz este 7 de noviembre. Sin embargo, el martes por la noche comenzaron a circular archivos de audio que contenían las 18 canciones del álbum. En cuestión de horas, los temas se habían extendido por redes sociales, plataformas de descarga y canales de mensajería. La filtración fue total. No se trata de fragmentos o demos, sino del álbum completo, en alta calidad, listo para ser escuchado antes de tiempo.
Este suceso ha roto por completo la estrategia de lanzamiento que la catalana había diseñado junto a su discográfica. Lux llegaba envuelto en secretismo, con teasers visuales, carteles en varias ciudades y un discurso místico que apuntaba a una obra conceptual sobre la luz, la fe y la trascendencia artística. Sin embargo, la filtración ha cambiado las reglas del juego. Algunos fans ya han escuchado el disco de Rosalía y la conversación se ha desatado días antes de lo previsto.
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— pedri 🇧🇷🇪🇸 (@peeeeeeeed_) November 4, 2025
El primer aviso de que algo no iba bien llegó unas horas antes. Una de las canciones del disco de Rosalía, titulada Reliquia, apareció brevemente publicada en Spotify y fue retirada al poco tiempo. Todo apunta a un error técnico o humano dentro del proceso de distribución digital. Ese incidente fue la chispa que encendió la mecha: poco después comenzaron a aparecer archivos del resto del álbum en foros y canales privados.
Algunos analistas señalan que la filtración podría tener su origen en una brecha de seguridad durante la subida de los archivos a las plataformas de streaming o en el envío de copias promocionales. En cualquier caso, el daño ya está hecho. La artista pierde así el control del calendario, de la narrativa y del impacto mediático que rodeaba al disco de Rosalía.
Un caos con dos caras: perjuicio y promoción
Las filtraciones de álbumes no son nuevas en la industria musical. Pero en el caso del disco de Rosalía el golpe es especialmente visible. Por un lado, supone un revés económico. Las escuchas ilegales pueden restar reproducciones a los canales oficiales, afectando tanto a los ingresos por streaming como al rendimiento de las ventas físicas.

Por otro, altera la experiencia artística. A fin de cuentas, las canciones estaban pensadas para descubrirse en un orden y un contexto concreto, acompañadas por visuales y declaraciones que ahora han perdido efecto.
Sin embargo, no todo es negativo. El disco de Rosalía se ha convertido en tendencia mundial en redes. La filtración ha disparado el interés mediático a niveles que probablemente superan cualquier campaña de marketing convencional. Varios medios internacionales ya han cubierto la noticia. Y la expectación se ha transformado en una suerte de “escucha colectiva” no autorizada que, paradójicamente, podría alimentar aún más el éxito del lanzamiento oficial.
El silencio de Rosalía y el misterio de “Lux”
Hasta el momento, Rosalía no ha hecho ninguna declaración pública sobre la filtración. Tampoco su sello ha emitido un comunicado explicando cómo se produjo el incidente ni si se emprenderán acciones legales. En su entorno, el hermetismo continúa siendo la norma. Quizá esa sea una forma de no amplificar el ruido y mantener la atención centrada en la música.

El disco de Rosalía, según las filtraciones, incluye piezas que combinan experimentación sonora, espiritualidad y referencias clásicas. La última canción confirmada, Magnolias, cierra el álbum en su edición física con un tono casi litúrgico, mientras que la edición digital lo hace con Memória. Es un trabajo que, según quienes ya lo han escuchado, representa una madurez artística evidente y un giro hacia lo íntimo y lo trascendente.

