El paso de Jessica Bouzas por el WTA 1000 de Toronto está siendo un auténtico espectáculo. La tenista española, que dejó un gran sabor de boca en el pasado Wimbledon, ha comenzado la gira de pista dura por todo lo alto. Este martes, de madrugada, tendrá a su alcance colarse en sus primeras semifinales de un WTA 1oo0, todo un hito para una jugadora que está dando pasos de gigante.
Para llegar a esta oportunidad que le ofrece el destino, Bouzas ha ido derribando registros desconocidos paso a paso. Se metió en sus primeros octavos de un torneo de esta categoría derrotando a Aoi Ito y ahora ha hecho lo propio con la ronda de cuartos de final tras batir a Zhu Lin.
Un encuentro complicado ante una jugadora “trampa” y en el que, para colmo, las condiciones meteorológicas también hicieron acto de presencia. Fue al comienzo del partido, pero lejos de ser un problema, sirvieron de ayuda para una Jessica que comenzó con dudas y más problemas de los que acostumbra.
Otra batalla psicológica
Tras el parón por la interrupción que causó la lluvia, la de Vilagarcía de Arousa volvió a la senda de su juego. Dejó a un lado ese inicio dubitativo en el que su rival, la veterana china de 31 años, se puso por delante. A partir de entonces volvió la tenista que todos conocemos, con esa facilidad para sumar “winners” y que golpea punto a punto para desgastar a su oponente.
Así, un parcial de cinco juegos consecutivos pusieron a la española con un 5-2 a favor en el primer set. Todo apuntaba a que la primera manga estaba en el bolsillo, pero Zhu Lin no se rindió y consiguió igualarlo. Pero Bouzas, que está aprendiendo a marchas forzadas, tiró de coraje y de saber sufrir para imponerse con un 7-5 que le daba un colchón de oxígeno importante.
Sin embargo, lo que no se esperaba la gallega era el torbellino de tenis que le iba a arrollar en el segundo set. Zhu, empujada por ese buen final del primer set, le endosaba un contundente 6-1 que ponía en jaque las opciones de estar en cuartos de final. Como ante Ito, todo se iba a decidir en el tercer y definitivo set.
Bouzas, como las grandes de este deporte
Cuando parecía que Jessica Bouzas podía estar tocada anímicamente, emergió una figura que a sus 22 años evidencia que quiere ser importante en este deporte. Una reacción propia de las grandes jugadoras, de las que tienen madera de campeonas. Con toda la carne en el asador, bailando en esa fina línea que separa la gloria de la debacle, apareció Bouzas.
Volvieron los puntos ganadores, las derechas colosales, el martillo pilón que es la tenista gallega. Punto a punto, juego a juego… para seguir haciendo historia con un 6-2 que le mete en sus primeros cuartos de final de un WTA 1000. No parece haber techo para ella, que ya sueña con seguir avanzando rondas en Montreal.
Contra todo y contra todos
El escenario que se le presenta ahora a Jessica es de todo menos agradable. Este martes, de madrugada, tendrá la oportunidad de derribar una nueva puerta, la de las semifinales. Pero para ello deberá derrotar a una rival que no juega sola, tiene al público a su favor.
Victoria Mboko, la tenista canadiense de 18 años, quiere ser profeta en su tierra y le da igual la entidad del rival que se le ponga enfrente. La mejor demostración fueron sus octavos de final, una ronda en la que consiguió eliminar a la primera cabeza de serie del torneo y número 2 del mundo, Coco Gauff, por un claro 6-1 y 6-4.
La joven promesa de Canadá, que ocupa el puesto 85 del ranking WTA, tratará de poner freno al ascenso imparable de Jessica. Pero la española está soñando despierta y quiere prolongar su buen hacer eliminando a la tenista local. Bouzas es ya una realidad y Toronto es solo una confirmación del nivel de tenis que tiene entre sus manos.