“Para nada me vale esto, quiero más”, decía Jessica Bouzas tras su pase a los octavos de final de Wimbledon el pasado sábado. Hoy, en el estreno de la gallega en los octavos de final de un Grand Slam, ha quedado demostrado que esas palabras son ciertas. Su evolución es constante y en ese crecimiento la ambición es fundamental. Sin embargo, en contra de su voluntad, esos resultados que tanto desea tendrán que esperar un poco más.
Liudmila Samsonova, la número 19 del ranking WTA, ha puesto fin al paso por el Major británico de la tenista española. Eso sí, Bouzas, número 62 del ranking, ha caído con honores en un partido de tú a tú en el que ha plantado batalla a toda una jugadora asentada en el top-20 mundial. Así, el billete a cuartos de final se ha vendido caro en la pista 2 del All England Club, que ha disfrutado del juego de dos tenistas que han intercambiado golpes como si de una pelea de boxeo se tratara.
De más a menos hasta que…
Si hay algo que caracteriza a la de Vilagarcía de Arousa es el empezar los partidos con un ritmo e intensidad impropios de los inicios. Quizás esa juventud rebelde que le aporta su edad, apenas 22 años, tiene algo que ver. El caso es que, lejos de pesarle el escenario y el reto que tenía ante sí, Bouzas comenzaba de una manera inmejorable. Con un break en el primer juego del partido para sorprender a Samsonova y consolidar la rotura en su primer turno de servicio.
Con la ventaja ya en el bolsillo de la española, se vivió una tregua que duró varios juegos. Las dos tenistas amenazaban con más roturas, pero se acababa imponiendo el saque. Una “normalidad” que voló por los aires cuando Bouzas mandaba en el marcador 3-2 y servía para aumentar esa renta. A partir de entonces emergió la locura de los breaks, hasta cinco consecutivos, que terminaron dando un vuelco total al set.
De lo que podía haber sido un 4-2 para Bouzas se pasaba a un 5-5 y saque para Samsonova, que cerraba en blanco su servicio y ponía el 6-5 a su favor. Por el camino la rusa había levantado dos pelotas de set en contra y, con ese ejercicio de resistencia consumado, no iba a dejar escapar su oportunidad. Jessica caía al abismo a las primeras de cambio, en la primera bola de set de Samsonova, viendo que lo que rozaba con sus dedos se había esfumado y ahora estaba en manos de su rival.
Desaprovechar oportunidades se paga caro
Con un set abajo y a las puertas de unos cuartos de final de Grand Slam no puedes fallar. En la élite los partidos se deciden por detalles y en el tenis esos detalles se llaman breaks. Si de tu mano surgen seis oportunidades de quebrar el saque rival y dejas escapar las seis, las probabilidades de que lo acabes pagando son muy altas. Jessica Bouzas ha comprado hoy papeletas, demasiadas, y le ha acabado tocando.
En un segundo set de máxima igualdad, la tenista española ha tenido la oportunidad de desequilibrar la balanza a su favor en repetidas ocasiones, pero no lo ha logrado. Y como en la primera manga, Samsonova ha impuesto su ranking con la jerarquía propia de una jugadora de la zona alta de la WTA. Resistir, imponerse a la adversidad e hincar el colmillo cuando huele sangre. Eso diferencia a las mejores.
Nuevamente con 6-5 en el marcador y restando para ganar llegaba el único break del segundo set. A favor de Samsonova para dejar a Jessica Bouzas con la miel en los labios y para despedir al tenis español de Wimbledon. La rusa sigue adelante y seguirá soñando con levantar el título en el All England Club. Bouzas se vuelve para España de vacío, pero colándose en el top-50 de la WTA, un premio de consolación a su paso por Londres.