España vive uno de los peores veranos que se recuerdan en materia de incendios forestales. Con más de 344.000 hectáreas ya calcinadas desde comienzos de año, según datos del Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS) del programa Copernicus, el país ha solicitado ayuda internacional ante la magnitud de las emergencias, especialmente en el noroeste peninsular. La respuesta de la Unión Europea no se ha hecho esperar: siete Estados miembros —Francia, Italia, Alemania, Eslovaquia, República Checa, Finlandia y Países Bajos— han movilizado medios aéreos, terrestres y personal especializado a través del Mecanismo Europeo de Protección Civil para apoyar a los servicios españoles.
La asistencia está coordinada desde Bruselas por la Dirección General de Protección Civil y Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea. Según informó este organismo, España ha recibido “cuatro aviones de Francia e Italia, cuatro helicópteros de Eslovaquia, República Checa y Países Bajos y equipos sobre el terreno de Francia, Alemania y Finlandia”. Esta movilización se produjo tras la petición formal de ayuda realizada por el Gobierno español el pasado miércoles.

“España ha solicitado ayuda internacional”
Francia ha enviado dos aviones Canadair que operaron desde Santiago de Compostela los días 14 y 15 de agosto. Italia también ha desplegado dos aviones bombardeos de agua de gran capacidad con base en Matacán (Salamanca), desde donde están realizando misiones especialmente en la provincia de León. Por su parte, Países Bajos ha puesto a disposición de España dos helicópteros Chinook equipados con sistemas “Bambi Bucket” capaces de descargar hasta 8.000 litros de agua. Tal y como detalló el Ministerio neerlandés de Defensa, “este año ya se han quemado más de 150.000 hectáreas de terreno, casi el doble de la media anual. España ha desplegado recursos nacionales a gran escala, incluidos aviones de extinción, pero debido a la magnitud de los incendios ha solicitado ayuda internacional”. La misión neerlandesa contará con el apoyo de un destacamento de 60 militares del Comando de Helicópteros de Defensa.
Eslovaquia ha trasladado un helicóptero Black Hawk con capacidad para 3.400 litros, que estará estacionado en la base de la brigada forestal de Pinofranqueado (Cáceres), mientras que la República Checa ha enviado otro helicóptero que operará junto a los neerlandeses. Además del refuerzo aéreo, desde Alemania se ha desplazado un equipo de entre 50 y 60 bomberos forestales con más de veinte vehículos, y Francia tiene previsto desplegar otro contingente terrestre en la provincia de León una vez se concreten los detalles técnicos.
Finlandia, por su parte, ha enviado una unidad especializada compuesta por 26 bomberos forestales. La ministra del Interior finlandesa, Mari Rantanen, ha destacado que “Finlandia ha respondido rápidamente a la solicitud de ayuda de España enviando una unidad especializada en la extinción de incendios forestales. Finlandia cuenta con una unidad de emergencia contra incendios forestales, cuya sólida experiencia puede ser de utilidad en este contexto”. Esta brigada permanecerá operativa durante aproximadamente una semana y supone la primera intervención de equipos finlandeses en incendios españoles, después de experiencias previas en Portugal o Grecia.

“Solidaridad europea en la práctica”
La ayuda internacional se canaliza mediante el Mecanismo Europeo de Protección Civil, creado para fomentar la cooperación entre los Estados miembros ante catástrofes. En palabras del Ejecutivo neerlandés, se trata de “un ejemplo concreto de cooperación y solidaridad europea en la práctica”. Según la Comisión Europea, este mecanismo se ha activado ya diecisiete veces durante la presente temporada de incendios, superando las dieciséis activaciones registradas en todo 2024. Asimismo, se ha desplazado a España un oficial de enlace del Centro de Coordinación de la Respuesta a Emergencias (ERCC), que permanecerá seis días para facilitar la coordinación entre autoridades nacionales y equipos internacionales.
Además del despliegue humano y material, Bruselas ha activado el sistema de satélites Copernicus para facilitar mapas actualizados sobre la evolución del fuego y las zonas afectadas. Estos datos resultan esenciales en la planificación de las operaciones de extinción, en un contexto dominado por temperaturas extremas, fuertes vientos y sequía prolongada.
Los incendios afectan especialmente a Galicia, Castilla y León y Extremadura, donde hay numerosos focos activos. En Ourense se siguen registrando los mayores fuegos gallegos, con más de 17.500 hectáreas arrasadas en Chandrexa de Queixa, mientras que en Castilla y León siguen evacuadas más de 3.500 personas, principalmente en la provincia de León. En Extremadura preocupa especialmente el incendio de Jarilla (Cáceres), que ha quemado ya 9.000 hectáreas y amenaza con expandirse hacia Castilla y León. Las condiciones meteorológicas continúan siendo muy adversas: temperaturas superiores a los 40 grados, vientos cambiantes y humedad extremadamente baja dificultan el trabajo de las brigadas.

Continúa la lucha contra el fuego
A nivel nacional, el Gobierno español ha desplegado la “totalidad” de la Unidad Militar de Emergencias (UME), así como medios de los tres ejércitos y de los ministerios de Transición Ecológica y de Defensa. Según informó el Ministerio del Interior, el apoyo aéreo y terrestre que se ha aceptado de Países Bajos, Alemania, Francia, Italia y Eslovaquia, se integrará en diferentes dispositivos regionales.
El rey Felipe VI tiene previsto visitar el cuartel general de la UME en Torrejón de Ardoz para conocer de primera mano el operativo desplegado, mientras el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha recorrido algunas de las zonas más afectadas de Ourense, León, Cáceres y Zamora en compañía de las autoridades autonómicas y los responsables de los servicios de emergencias.
La eficacia de la respuesta europea muestra la importancia de la cooperación entre Estados miembros frente a catástrofes naturales cada vez más frecuentes e intensas. La rapidez con la que han respondido los europeos confirma la fortaleza de los mecanismos de solidaridad comunitarios y ofrece un balón de oxígeno a las autoridades españolas en un momento crítico. Mientras tanto, la lucha contra el fuego continúa en los montes peninsulares, a la espera de que un cambio de tiempo aporte finalmente la ansiada tregua.